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Rosalina Villanueva (Wgsn): “La ‘casualización’ fue accidental, pero seguirá al menos hasta 2022”

La analista, experta en predicción de tendencias, sostiene que la pandemia ha forzado a alargar las tendencias y que, aunque el chándal terminará saliendo del armario, será difícil que los tacones vuelvan.

Iria P. Gestal

4 feb 2021 - 04:54

Rosalina Villanueva (Wgsn): “La ‘casualización’ fue accidental, pero seguirá al menos hasta 2022”

 

 

Cuando medio planeta no sabe siquiera si va poder viajar mañana o si estará confinado la semana que viene, el trabajo de personas como Rosalina Villanueva es averiguar cómo vestiremos dentro de uno y dos años. Villanueva es analista en la empresa de predicción de tendencias Wgsn y da por sentado que el uniforme que ha impuesto la pandemia continuará en los armarios al menos hasta 2022. La experta, mexicana de nacimiento y basada en Nueva York, confía en que “cuando todo termine” habrá, igual que ocurrió en las guerras, un cierto espíritu de celebración. “Se harán las mayores fiestas, querremos salir de casa y volver a expresarnos, y eso también se trasladará a la ropa”, vaticina.

 

 

Pregunta: ¿Cómo se predice el futuro en un momento de tanta incertidumbre?

 

Respuesta: Siempre pensamos en los miedos y la incertidumbre de la sociedad respecto a la parte política, ecológica, económica… La diferencia es que ahora, por encima de todo eso, está la preocupación por la salubridad. No es una tendencia que haya empezado por la pandemia: muchas de las tendencias que habíamos predicho que ya apuntaban en esa dirección, es sólo que ahora se ha reacomodado la idea, ha ganado importancia para el consumidor final. Pero no fue la única, otras cuestiones también se aceleraron.

 

 

P.: ¿Cuáles?

 

R.: La tecnología, el cuidado personal, el wellness, la industria inclusiva, el teletrabajo…. Son cosas que ya veíamos con los millennials y que ahora se han acelerado a la velocidad de la luz.

 

 

P.: ¿Cómo ha cambiado el consumidor de la pandemia?

 

R.: Un 60% de la población tiene una rutina nueva, aunque el acomodo a esta nueva normalidad ha ido a diferentes ritmos en diferentes regiones. La mayoría de la gente está pasando más tiempo en casa, está siendo más previsora a la hora de gastar su dinero y necesita tener una cierta seguridad de que las cosas que están comprando le aportan un bienestar.

 

 

P.: ¿Cómo se traslada eso a la ropa?

 

R.: En el auge de la ropa cómoda, la belleza, todo lo que te haga cuidarte más y mejorar tu vida. Las empresas están teniendo que reacomodar su gama de productos para adaptarse a esta nueva rutina del consumidor.

 

 

 

 

P.: ¿Qué no va a cambiar una vez pase la pandemia?

 

R.: Servicios bajo demanda como la comida a domicilio o el fitness en casa: Peloton es un gran ejemplo de esto. En el trabajo, la mayoría de las encuestas apuntan a que las personas quieren tener una vida híbrida. Hay un menor porcentaje de gente que quiere estar siempre en la oficina. La idea de la oficina de nueve de la mañana a cinco de la tarde va a tener que cambiar: primero, porque la empresa se ha dado cuenta de que el teletrabajo funciona y, además, la gente lo pide.

 

 

P.: Con la pandemia ha venido también una crisis económica. ¿Cambiará los hábitos igual que la de 2007?

 

R.: De alguna forma sí, aunque sumado a ese concepto del bienestar puede hacer que busquemos también productos más longevos. Al mismo tiempo, la gente que no haya perdido su trabajo y tenga una cierta normalidad puede tener un sentimiento de cierta culpa, porque son más conscientes de cómo están gastando su dinero. Y, por último, el mercado de lujo volverá a recuperarse de manera más rápido, porque se ha polarizado: no puedes hacer grandes viajes, por ejemplo, así que los haces cortos, y cerca, pero súper premium y súper seguros.

 

 

P.: Después de tanto tiempo en casa. ¿La moda puede perder relevancia?

 

R.: Siento que es difícil cambiar esos hábitos de la noche a la mañana. La industria está afectada pero la necesidad del consumidor por comprar cosas, por tener algo distinto… Esa necesidad de indulgencia y de hedonismo se mantiene y será clave en su recuperación. El shopping, aunque sea online, es una gratificación. La moda seguirá siendo relevante: es muy difícil cambiar de manera pendular los hábitos. Lo que sí ocurrirá es que se desarrollarán otras vertientes como el alquiler o la reventa porque muchos consumidores tienen presupuestos más limitados. Es una nueva oportunidad para esos negocios para crecer.

 

 

 

 

P.: Después de años de microtendencias y movimientos glocal, ¿el Covid-19 ha hecho que las tendencias vuelvan a ser globales? ¿Durarán también más tiempo

 

R.: Sí, definitivamente estamos todos en el mismo lugar, apenas con pequeñas diferencias. En cuanto a la extensión, siento que sí será más larga. En parte porque mucha de la ropa que no se pudo vender se sacará a tienda este año, especialmente en high street, así que por necesidad la tendencia se alarga. Por otro lado, también porque muchas marcas han aprovechado esté parón para replantearse el modelo, focalizarse en sus clásicos y sus archivos y optar por dejar atrás las temporadas.

 

 

P.: ¿Hay algo comparable en la historia que pueda apuntar a ver hacia dónde vamos?

 

R.: Se ha comparado mucho con otras pandemias globales y con la Segunda Guerra Mundial, en el sentido en que cuando todo termina, aparece un espíritu de celebración. Se harán las mayores fiestas, querremos salir de casa y volver a expresarnos, habrá esa búsqueda de optimismo por poder hacer por fin lo que te plazca. Y eso también se trasladará a la ropa: esto hará que busques moda que sea no más extravagante, pero sí que muestre más tu estilo, que sea algo más irreverente. En paralelo, la moda casual y cómoda está aquí para quedarse. Esta casualización acelerada fue accidental, pero es difícil de dejar. Se le puede dar más onda, pero seguirá siendo una narrativa por lo menos en estos años cercanos. Por ejemplo, la línea entre lencería, ropa deportiva y ropa de calle se hará más difusa.

 

 

P.: ¿Cuándo nos quitaremos el chándal?

 

R.: Al menos en 2022 continuaremos viendo esta tendencia en diferentes formas, aunque evolucionada: más punto, pero con diferentes estilos. En 2023 empezaremos a ver una ligera curva de regreso.

 


P.: ¿Volverán también los tacones?

 

R.: Es más difícil, porque tu pie se acomoda tanto a estar plano que humanamente es muy difícil que vuelvas a ponerte tacones altos. Las marcas tendrán que adaptarse y enfocar sus esfuerzos a tener otras opciones. El balance cambiará: tendrás stock de clásicos de la marca, pero mucho más volumen de casual.

 

 

P.: La moda lleva años obsesionada con los millennials. ¿Los más jóvenes siguen marcando la pauta de la moda?

 

R.: Todas las marcas están haciendo un esfuerzo para ser más inclusivas en todo. Desde la generación Alfa hasta la de posguerra necesitan productos, y todos se han digitalizado. Ahora todos estamos en el mismo canal y es un buen momento para dejar de ignorar determinadas edades.