Empresa

Escada: caída de un icono del lujo

13 ago 2009 - 00:00

La decisión está tomada. La firma de moda Escada se declarará insolvente ante la imposibilidad de hacer frente a sus deudas. La compañía alemana, que se ha visto obligada a tomar este camino tras el fracaso, el pasado martes, de su plan de conversión de obligaciones, se convierte en el segundo gran nombre del sector en acudir a los juzgados en lo que va de año, tras el modisto francés Christian Lacroix.¿Qué le ha pasado a este icono del lujo? Fundada en Munich en 1976, Escada, con una plantilla de 2.229 empleados, forma parte del grupo de empresas de moda alemanas que expandió sus fronteras más allá de su país natal. El diagnóstico de los analistas para Escada es sencillo: un cóctel de mala gestión y un entorno económico complejo. La compañía nació en 1976, de la mano de Margaretha y Wolfgang Ley, fundadores de la empresa. La firma, distinguida por su penetración entre las estrellas de Hollywood, salió a bolsa diez años después. En 1992, Margaretha Ley murió y dejó huérfanos a los diseños de la empresa. Poco a poco, Wolfgang Ley fue cediendo las riendas de la compañía. En 2006 incorporó a Frank Rheinboldt como consejero delegado y, sólo un año más tarde, éste fue sustituido por Jean-Marc Boubier.En 2008 se produjo, finalmente, la entrada de los hermanos Herz en el capital de la compañía a través de una ampliación de capital. Michael y Wolgang Herz figuran en la lista de las mayores fortunas del mundo elaborado por la revista Forbes. Heredaron, junto a su madre y sus tres hermanos, la fortuna procedente de su padre, un magnate alemán del sector del café. Entre otras empresas, los Herz participan en el capital de Beiersdorf, propietario de Nivea. Los nuevos socios mayoritarios de Escada trataron de enderezar el rumbo de la empresa e introdujeron medidas como el fichaje, en julio de 2008, de Bruno Saelzer, procedente de Hugo Boss. Pero no llegaron a tiempo, porque la firma alemana topó con la crisis económica internacional, que frenó el seco el consumo, incluso en el mercado del lujo. La compañía cerró el primer semestre del ejercicio 2009 con unas pérdidas de 16,3 millones de euros, frente al beneficio de 3,5 millones registrado en el mismo periodo del año anterior. Ni siquiera la venta de activos (Escada se deshizo en mayo de su división Primera, formada por Laurèl, A Priori, Cavita y Biba) ha servido para compensar la caída del negocio. Durante los seis primeros meses de su ejercicio fiscal, Escada redujo sus ventas un 33,1%, hasta 68,2 millones de euros. El pasado marzo se dispararon todas las alarmas: Escada hizo público que necesitaba liquidez urgentemente. Un mes más tarde, la empresa lanzó un plan de refinanciación como única alternativa a la declaración de insolvencia. Dicho plan incluía un canje de las obligaciones lanzadas en 2005, por valor total de 200 millones de euros. El plazo para la conversión venció el pasado lunes a la una del mediodía. Los bonistas, como era de esperar a tenor del comportamiento del valor en bolsa de las últimas jornadas, sólo apoyaron el canje en un 46%, lejos del mínimo del 80% que se marcó la empresa para evitar la petición de insolvencia. Hoy, después de meses de agonía, los directivos de Escada podrían llevar a la empresa a los juzgados.