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Geopolítica, aranceles y márgenes: la moda redefine su estrategia ante la incertidumbre

El sector de la moda reestructura su cadena de valor ante un tablero global marcado por guerras, regulaciones y costes crecientes, donde diversificar y anticipar el riesgo se vuelve una cuestión de supervivencia.

Geopolítica, aranceles y márgenes: la moda redefine su estrategia ante la incertidumbre
Geopolítica, aranceles y márgenes: la moda redefine su estrategia ante la incertidumbre

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El negocio global de la moda afronta 2026 con una agenda marcada por la incertidumbre. Aranceles, complejidad normativa y tensiones en las principales rutas comerciales se erigen como factores que convierten la geopolítica en una variable clave para el sector y la logística como un área clave para las compañías.

 

En un tablero mundial en constante movimiento, la búsqueda de la eficiencia pasa por la capacidad de planificar el riesgo y asegurar la trazabilidad. Este nuevo escenario exige a los operadores a llevar a cabo una revisión de su estrategia de aprovisionamiento, su modelo logístico y su estructura de márgenes.

 

Estas son sólo algunas de las ideas que surgieron de la segunda edición de Modaes Business Breakfast, un ciclo de encuentros de conocimiento y networking impulsados por Modaes y que se centran en áreas de particular interés para los profesionales del negocio de la moda en España. En la sesión, impulsada por Mhart, participaron Juan Jurado, director de operaciones y socio de Silbon; Sandra Fombuena, Customs, VAT and Excise director de EY, y Theo Rocamora Seguí, consejero delegado y socio de Mhart.

 

Fombuena abrió el debate con una advertencia: “hablar de geopolítica hace unos años parecía algo lejano; hoy tiene impacto en dónde producimos, cuánto cuesta y cuánto tarda el producto en llegar al cliente”. La consultora dibujó un mapa global de riesgos que va desde los conflictos bélicos hasta las políticas comerciales, pasando por los cuellos de botella logísticos. La “tormenta perfecta” que describió combina guerras, tensiones arancelarias y marcos regulatorios que obliga a las empresas a ser, al mismo tiempo, fabricantes, fiscalistas y expertos en sostenibilidad.

 

Los conflictos de Ucrania y Gaza, así como las tensiones en el sudeste asiático, están encareciendo los precios de la energía, las materias primas y el transporte, explicó. La amenaza, no obstante, traspasa los campos de batalla: “el Canal de Suez o el mar Rojo son ahora puntos de fricción que pueden multiplicar los costes logísticos de un día para otro”, advirtió.

 

Delante de este horizonte, Fombuena abogó por la planificación y la gestión del riesgo como pilares clave en las estrategias empresariales del sector. La pandemia, recordó, fue el primer aviso: “nos demostró que somos vulnerables y que diversificar proveedores es, más que una opción, una necesidad”.

 

La nueva etapa de Donald Trump en la Casa Blanca también centró parte del debate. Según Fombuena, su política arancelaria ha devuelto al comercio internacional un proteccionismo activo que impacta de lleno en el textil. “El made in China ya no es tan rentable; los costes laborales suben y Estados Unidos aplica tarifas del 15% al 30% a los productos europeos”, señaló.

 

La eliminación en EEUU de la regla de minimis, que eximía de trámites a paquetes de menos de 800 dólares, ha encarecido la paquetería de bajo valor y abre el debate sobre si la UE seguirá el mismo camino. “El mercado americano conlleva ciertos riesgos operativos si no se gestiona bien el origen del producto”, añadió.

 

El desafío de adaptarse a un entorno incierto centró la intervención de Theo Rocamora Seguí, consejero delegado y socio de Mhart, que propuso trasladar al negocio el principio de antifragilidad, extraído de la filosofía de Nassim Taleb. “Ser antifrágil no es resistir, es fortalecerse con cada golpe; la logística debe ser capaz de absorber disrupciones como una pandemia, un Black Friday o una guerra comercial y salir reforzada”, expuso.

 

El directivo comparó las rutas actuales con la antigua Ruta de la Seda por la necesidad de buscar seguridad en un entorno inestable y presentó algunas de las tendencias observadas por sus clientes, entre las que destacó la modularidad tecnológica, con sistemas de robótica móvil frente a los clasificadores fijos tradicionales y el auge de los modelos Opex frente a las inversiones Capex.

Rocamora recordó también que la externalización logística continúa creciendo, pero alertó sobre el riesgo que corren los operadores de perder conocimiento operativo. “Cuando subcontratas todo reduces riesgo financiero, pero también dejas de aprender, y en un mundo tan cambiante, el know-how interno es oro”, subrayó.

 

El caso práctico llegó de la mano de Juan Jurado, director de operaciones y socio de Silbon. La marca cordobesa, en pleno proceso de expansión internacional, afronta ya el impacto de los aranceles en su nueva tienda situada en Miami, según reconocía el directivo.

Silbon lleva a cabo un 40% de su producción en cercanía (España y Portugal), mientras que el 60% restante se fabrica principalmente en Asia y en Turquía. “Las dos fórmulas tienen que convivir: la cercanía nos da agilidad, la lejanía más volumen y precios competitivos”, afirmó Jurado.

 

En un sector donde “el cliente lo quiere todo y lo quiere ya”, el control del margen se erige como una de las mayores batallas diarias. Silbon, según explica Jurado, ha desarrollado un modelo de stock global que permite atender pedidos desde cualquier punto de su red y optimizar inventario y costes logísticos. El objetivo final, según el directivo, es “tener un único stock en toda la compañía, no para vender más, sino para mover mejor”.

 

 

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La compañía, que mantiene toda su logística in house, planea externalizar parte de la operativa mayorista y aplicar modelos predictivos de compra y distribución. “Incorporar el dato a la toma de decisiones será clave. La tecnología no sustituye al instinto, pero lo afina”, resumió.

 

El debate que cerró la segunda edición de Modaes Business Breakfast giró en torno a la pregunta que sobrevuela a todo el sector: ¿vamos hacia un negocio con menos márgenes? Los tres ponentes coincidieron en que los costes seguirán al alza y que trasladarlos al cliente será cada vez más difícil.

 

Fombuena apuntó que “el consumidor está dispuesto a pagar un poco más si percibe valor, cercanía o sostenibilidad”. Rocamora añadió que la clave será “crear fidelidad en un cliente cada vez más infiel” y Jurado recordó que el reto se basa en “mantener el precio sin perder rentabilidad”.

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