Entorno

De las mujeres del 8M a las niñas de Inditex: cuando el textil cambió la historia

El textil, uno de los pocos sectores industriales donde el empleo femenino ha sido mayoría, ha sido clave en muchos de ellos: de las huelgas de principios del siglo XIX a las niñas de Inditex que encendieron el debate.  

De las mujeres del 8M a las niñas de Inditex: cuando el textil cambió la historia
De las mujeres del 8M a las niñas de Inditex: cuando el textil cambió la historia
El Día Internacional de la Mujer se celebró por primera vez el 8 de marzo de 1911.

Modaes

24 ene 2024 - 05:00

Tenían menos derechos y libertad, cobraban menos y con suerte podían trabajar. Y aún así, las mujeres han sido la punta de lanza en numerosos movimientos laborales y logrado avances que hoy disfrutan mujeres trabajadoras en todo el mundo. El textil, uno de los pocos sectores industriales donde el empleo femenino ha sido mayoría, ha sido clave en muchos de ellos: de las huelgas de principios del siglo XIX a las niñas de Inditex que encendieron el debate de las condiciones en tienda.

 

 

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Uno de los primeros movimientos laborales liderados por mujeres ocurrió en el sector textil. Las chicas de Lowell Mill era como se denominaba a las trabajadoras textiles de la localidad de Lowell, en Estados Unidos, donde las plantillas de las fábricas estaban compuestas en tres cuartas partes por mujeres de entre 16 años y 35 años. Las Lowell Mill Girls se organizaron: convocaron huelgas, formaron sindicatos e incluso publicaban su propio periódico pidiendo mejoras laborales. La primera huelga registrada se remonta a 1834, en protesta por una reducción salarial del 15% anunciada ese mismo año.

 

 

El Día Internacional de la Mujer se celebró por primera vez el 8 de marzo de 1911. La fecha fue escogida para conmemorar una huelga que comenzó el 8 de marzo de 1857, cuando miles de trabajadoras de la confección en Nueva York salieron a la calle para manifestarse en contra de las condiciones laborales. El siguiente 8 de marzo tardó medio siglo en llegar: el mismo día, pero de 1908, 15.000 mujeres volvieron a tomar las calles de Nueva York para exigir un aumento de sueldo, menos horas de trabajo, derecho al voto y prohibir el trabajo infantil. El eslogan, Pan y Rosas, continúa siendo hoy un símbolo de la lucha por los derechos de la mujer.

 

 

Entre 1909 y 1910, más de 20.000 trabajadoras de la industria de la confección de Nueva York salieron a la calle a manifestarse por las malas condiciones laborales. El movimiento, conocido como el Levantamiento de las 20.000 o la huelga de las camiseras de Nueva York, fue liderada por mujeres inmigrantes de origen europeo, que representaban el grueso de las plantillas de las fábricas de camisas de la ciudad. La huelga se extendió entre noviembre de 1909 y febrero de 1910 y terminó con un llamado Protocolo de Paz con el que los empresarios concedían mejoras de salario e igualdad de trato para los empleados.

 

 

 

 

Sólo un año después del Levantamiento de las 20.000, el 25 de marzo de 1911, tuvo lugar un incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York. Fue la catástrofe industrial con más víctimas mortales en la historia de la ciudad de Nueva York y la cuarta en la historia de Estados Unidos. El fuego causó la muerte de 146 personas, 129 de ellas mujeres, de entre 14 años y 48 años. La mayoría eran jóvenes inmigrantes de Europa del Este e Italia. La catástrofe dejó en evidencia las malas condiciones en la fábrica, que ocupaba un edificio entero, y fue el detonante para la creación del International Ladies’ Garment Workers’ Union.

 

 

En 1913, un sindicato formado casi exclusivamente por mujeres, La Constancia, llevó a la huelga a más de 60.000 obreras para reclamar la supresión del trabajo nocturno, aumento de sueldo y reducción de jornada. Comenzó en julio en el barrio de El Clot de Barcelona, y terminó durando todo el verano y extendiéndose por toda la industria textil catalana. En agosto, había 256 fábricas paradas y 24.030 obreros en huelga, mayoritariamente mujeres. El fin llegó el 15 de septiembre con la aceptación de la patronal de la jornada de sesenta horas, sábados tarde libres y la desaparición progresiva del trabajo nocturno.

 

 

Otro 8 de marzo que ha pasado a la historia de las reivindicaciones de las mujeres marcó también el devenir de un país entero. Fue el 8 de marzo de 1917, cuando trabajadoras de las fábricas textiles de Petrogrado (hoy San Petersburgo) comenzaron una huelga para reclamar mejores condiciones laborales en un contexto de creciente escasez de alimentos tras el estallido de la Primera Guerra Mundial y de un elevado descontento con el régimen zarista. Pronto, trabajadores de otras industrias les siguieron. Hoy se considera un catalizador para la abdicación del zar Nicolás II y el eventual colapso de la monarquía rusa.

 

 

 

 

¿Pueden unas costureras frenar una fábrica de coches? El 7 de junio de 1968, casi doscientas costureras de la fábrica de Ford en Londres comenzaron una huelga para reclamar igualdad salarial con sus compañeros hombres, y pronto fue seguida por las maquinistas de carrocería y montaje. Sin nadie que hiciera las tapicerías, la huelga desembocó en la interrupción de toda la producción de automóviles. Tres semanas después, se acordó recortar la brecha salarial del 15% al 8%, aunque para la otra reivindicación (equiparar la clasificación laboral de hombres y mujeres) hubo que esperar a otra huelga, en 1984.

 

 

Aunque no comenzó en la industria de la moda, el movimiento Me Too, surgido en 2017, también tuvo impacto directo en el negocio de la moda. Algunos de los fotógrafos más populares del sector, como Patrick Demarchelier, Mario Testino, Bruce Weber o Terry Richardson, se vieron implicados. Otro de los implicados fue Ed Razek, entonces ya ex director de márketing de Victoria’s Secret, que fue acusado de acoso sexual por más de treinta personas que habían trabajado con él en la compañía. El movimiento del Me Too despertó también una reflexión más amplia en el sector sobre la representación de la mujer en las campañas y los desfiles.

 

 

Las mujeres son mayoría en la industria de la confección de Bangladesh y fueron también la cara visible de la oleada de protestas y huelgas en el país tras el colapso del Rana Plaza en Daca, la capital bengalí, en 2013, donde murieron miles de trabajadores de la industria de la confección. Su rol fue también clave en la creación de sindicatos como el Gament Workers Unity Forum (Gwuf) o el Bangladesh Independent Garment Workers Union Federation (Biwuf). En 2020, tras el estallido de la pandemia, las mujeres fueron de nuevo la punta de lanza de las revueltas para reclamar a las marcas que pagasen los pedidos pendientes.

 

 

A finales de 2022, las trabajadoras de las tiendas de Zara hicieron suyo el apelativo las niñas, con los que a menudo se denomina, con un tono paternalista, a las mujeres que trabajan en retail. Las empleadas salieron a la calle desde octubre de 2022 para reclamar mejoras laborales en un contexto marcado por la inflación galopante y lograron un impacto mediático nunca antes visto con sus manifestaciones al grito de “somos imprescindibles, no invisibles”. El resultado fue un acuerdo histórico dentro de la compañía: un salario mínimo de 18.000 euros brutos al año para todos los empleados en tienda del grupo Inditex en España.