Capital riesgo y moda… Show me the money!!
9 jun 2017
La moda está de moda en el entorno inversor. Londres, Hong Kong o Guangzhou han sido las paradas de mi último recorrido y el mensaje recibido es claro: el sector de la moda atrae a los inversores, España les gusta, pero no ven oportunidades.
Efectivamente, hay apetito por el sector de la moda y España y su conexión con Latinoamérica siguen teniendo un valor diferencial pero, ¿dónde están las marcas, los conceptos de negocio o los diseñadores en los que invertir? Frente a estas preguntas, estoy seguro de que un porcentaje mayoritario de diseñadores y empresarios nacionales levantarían rápidamente la mano para exclamar: “¡Aquí, aquí! ¡Invierte aquí!”. Pero ese es, precisamente, el origen de los problemas. Ese y no otro es nuestro craso error.
En realidad, operaciones como la de Hawkers o El Ganso son la excepción. En España hay cerca de 19.000 compañías operando en el sector de la moda y, aunque parezcan legión, no son tantas si recordamos que, a consecuencia de la crisis, desaparecieron más del 30% de las empresas. Pero hay otro dato aún más revelador: de todas ellas, más del 85% son consideradas micropymes, es decir, facturan menos de 2 millones de euros al año y mantienen una plantilla inferior a 10 empleados. Yo prefiero llamarlas “negocios”, no compañías, ya que sin la energía y el tesón de sus promotores individuales estos negocios no podrían sobrevivir.
Pero vayamos al meollo de la cuestión: ¿por qué no llega la inversión al sector español de la moda? Para entender las razones, les propongo hacer una sencilla radiografía del sector y observar conmigo cómo afloran rápidamente los problemas estructurales existentes. Obviamente, hay ilustres excepciones pero, en general, las empresas de nuestro sector moda cumplen casi a rajatabla las siguientes condiciones:
Un sector tremendamente atomizado. Nos encontramos con un panorama compuesto, mayoritariamente, por un gran número de pequeños negocios tanto en términos de facturación como de equipo humano.
Carencia de conocimientos en áreas de gestión y desarrollo empresarial. Se trata, en general, de negocios basados en la tradición familiar o en modelos de gestión movidos por la “pasión” y la creatividad.
Orientación hacia un mercado nacional, con una muy reducida presencia en los mercados internacionales.
Falta de recursos e ineficiencia en su asignación, lo que imposibilita la generación de economías de escalas y el aprovechamiento de un mayor apalancamiento operativo.
En España, contamos con una maravillosa creatividad, una exquisita artesanía y buenas dosis de pasión y dedicación. Son nuestros signos de identidad, los motores que permiten mantener con vida a la mayoría de los negocios del entorno moda. Por eso, y aunque pueda parecer sorprendente, el dinero en sí mismo no es la solución para el sector. Me explicaré.
Sé que es una opinión que tendrá muchos detractores, pero la entrada de un inversor no debe ser considerada como una especie de “maná” caído del cielo, una solución mágica que resolverá todos nuestros problemas y nos lanzará a un futuro escalable de rentabilidad, éxito y facturación crecientes. Porque para que llegue el tan deseado “maná”, primero hemos de hacer los deberes y preparar a las empresas para maximizar el aprovechamiento de una eventual entrada de nuevos “compañeros de viaje”.
¿La conclusión? Bienvenido sea el interés del capital por el entorno de la moda, pero evitemos caer en los errores del pasado. Cumplamos con nuestra parte, completemos las tareas y preparemos a nuestras compañías o negocios para poder atraer al capital y construir una relación realmente sinérgica que multiplique exponencialmente nuestra propuesta de valor. Tenemos mucho camino andado, y circunstancias objetivas que nos animan a ello: un altísimo potencial emprendedor y creativo, grandes proyectos en marcha y, sobre todo, un importantísimo margen para mejorar. Y todo ello dentro de un entorno internacional con un enorme apetito por descubrir nuevas marcas, nuevos estilos y nuevos modelos de negocio.
Así que lo dicho: hagamos las tareas y… ¡A por ello!
José Escudero
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