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Fin de una era en el textil catalán: Dogi echa el cierre a su fábrica en Barcelona

La compañía argumenta que se ha visto obligada a tomar esta decisión tras “varios años de intentos de optimización de la planta”. En 2021, la empresa ya externalizó parte de la producción por problemas técnicos.

Fin de una era en el textil catalán: Dogi echa el cierre a su fábrica en Barcelona
Fin de una era en el textil catalán: Dogi echa el cierre a su fábrica en Barcelona
La fábrica tiene actualmente una plantilla de 72 trabajadores que se encontraban negociando un expediente de regulación temporal de empleo (Erte)

Modaes

29 jun 2022 - 13:45

Nextil tira la toalla y echa el cierre a la histórica fábrica de Dogi en El Masnou (Barcelona). El grupo, controlado por Sherpa Capital, ha decidido “interrumpir la actividad de la fábrica de Barcelona”, según consta en la presentación a accionistas remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (Cnmv). La fábrica tiene actualmente una plantilla de 72 trabajadores que se encontraban negociando un expediente de regulación temporal de empleo (Erte) para “adecuar la actividad a la demanda actual”.

 

Esta era la única fábrica que el grupo conservaba en España. Las otras dos se encuentran en Greensboro (Estados Unidos) y Braga (Portugal), a las que se sumará una más en Guatemala, actualmente en construcción.

 

Desde la compañía, enmarcan el cierre de la fábrica, dedicada a la producción de tejidos, en la estrategia del grupo de abandonar progresivamente el mercado del fast fashion y centrarse en la producción para el sector de lujo, principalmente prenda.

 

“El grupo se ve obligado a tomar esta decisión tras varios años de intentos de optimización de la planta”, argumenta Nextil. La factoría de tejido elástico arrastraba problemas técnicos desde hace años, que obligaron a subcontratar la producción a otra compañía en 2021. Esta empresa, argumenta la empresa, “no ha sido capaz de alcanzar los niveles de calidad requeridos, lo que ha significado un alto sobrecoste y problemas de servicio”.

 

 

 

 

A todo esto, prosigue la compañía, se ha sumado “la dificultad para trasladar el incremento de los costes de las materias primas y energía al cliente, lo que ha erosionado gravemente los márgenes”.

 

En 2019, la compañía trasladó a esta fábrica la actividad de las fábricas Qualitat Técnica Textil, Géneros de Punto Treiss y Ritex, que hasta entonces desarrollaban su actividad en Mataró, Aregentona y Parets del Vallés, respectivamente.

 

Tras este movimiento, la compañía renovó el contrato de alquiler de la nave en El Masnou, ampliando los metros cuadrados y con una duración inicial de doce años. Además, la compañía obtuvo un préstamo de 1,5 millones de euros del Institut Català de Finances (ICF) que, según explicaba entonces, estaría destinado a inversiones en esta planta.

 

 

 

 

Sin embargo, en 2020, Dogi desplomó sus ventas un 40% y la empresa acometió una restructuración del negocio con un expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción sobre 59 personas en las cuatro sociedades que fabricaban en esta planta. El ERE fue ejecutado a principios de 2021.

 

Nextil estimaba entonces que necesitaba “un periodo superior a cinco años para conseguir normalizar su volumen de negocio crítico que permita crecimientos sostenibles”. “En el caso de Dogi Spain, se ha considerado una proyección de diez años”, argumentaba Nextil.

 

En el marco de esta reestructuración, la compañía decidió subcontratar aquellas actividades “que tenían un fuerte impacto negativo en la rentabilidad de la factoría”. Poco después, se llevó a cabo una nueva restructuración de las filiales españolas y en octubre se vendió el total de activos relacionados con el negocio de producción (inmovilizado y existencias), cediendo el cien por cien de su personal a Nextil Elastic Fabrics Europe (anteriormente Ritex). Dogi pasó entonces a actuar únicamente como distribuidora comercial, manteniendo su cartera de clientes.

 

Nextil cerró 2021 con una facturación de 63,3 millones de euros, un 8,2% más que el año anterior, pero todavía un 32,4% por debajo de 2019. La empresa redujo sus números rojos hasta 3,8 millones de euros, frente a las pérdidas de 24,3 millones de 2020.