Equipamiento

De Tavex a Dogi: la industria textil española pierde sus bastiones históricos

El cierre de la histórica fábrica de Dogi en El Masnou (Barcelona) pone el punto y final a una agónica trayectoria que no revirtió ni cuando la empresa pasó a manos del fondo Sherpa Capital.

De Tavex a Dogi: la industria textil española pierde sus bastiones históricos
De Tavex a Dogi: la industria textil española pierde sus bastiones históricos
Nextil anunció ayer el cierre de la fábrica de Dogi en El Masnou (Barcelona).

I. P. G. / C. J.

30 jun 2022 - 04:59

Otro superviviente de la relocalización cae en España. Nextil anunció ayer el cierre de la fábrica de Dogi en El Masnou (Barcelona), poniendo punto y final al que fuera uno de los gigantes de la industria española del textil. La planta de la compañía se suma así a otros grandes bastiones de la industria de cabecera que lograron superar, aunque renqueantes, la era de la deslocalización, y que han caído o reducido notablemente su estructura en España en los últimos años.

 

Uno de los casos paradigmáticos es el de Tavex. El grupo textil, el más longevo del sector en España, pasó de ser un grupo global de más de 300 millones de euros a un negocio local de cincuenta millones de euros. La histórica del textil español Tavex Algodonera, fundada en Bergara (Guipúzcoa) a principios del siglo XIX, llegó a ser uno de los mayores fabricantes globales de denim a principios de los 2000 tras fusionarse con la brasileña Santista.

 

Sin embargo, la costosa reestructuración del conglomerado resultante y el impacto de la crisis hizo tambalear los cimientos de aquel acuerdo a medida que la deuda iba incrementándose y cada vez era más difícil conseguir financiación. En 2014, ocho años después de la operación, se le puso punto y final. Desde 2016, un pool de inversores lidera el desarrollo de Tavex en Europa bajo la nueva marca de Evlox. Por el camino quedó la fábrica de Bergara, aunque la empresa mantiene un centro de I+D en Valencia.

 

 

 

 

Peor fue el destino de Montefibre Hispania, especializada en fabricación de fibra Leacrill y que nació de la mano del grupo italiano del mismo nombre, hoy desaparecido. La compañía, que llegó a contar con oficinas en Barcelona, tenía la fábrica en Miranda del Ebro (Burgos).

 

El grupo Praedium, que también es propietario de Nylstar y Lupo, rescató la empresa de concurso de acreedores en 2015 mediante una ampliación de cerca de dos millones de euros. La planta de Miranda retomó su actividad en marzo de 2017, después de cuatro años de parada, y emprendió una transformación para dedicarse a la fibra de carbono.

 

La inversión para la puesta en marcha fue de 20 millones de euros, de los que quince millones fueron aportados por Praedium y el resto financiados por Castilla y León a través de Sodical.

 

Tras varios expedientes de regulación de empleo (ERE) y varios meses de impagos, y tras no lograr llegar a un acuerdo con los acreedores, la empresa echó definitivamente el cierre el pasado abril tras despedir a toda la plantilla.

 

Praedium está centrando sus esfuerzos en Nylstar, otra histórica del textil español que encadena también una renqueante trayectoria. Fundada en 1923, Nylstar se convirtió en los años cincuenta en el primer productor de nylon 6.6 de Europa. Sin embargo, los cambios en el aprovisionamiento de los grandes grupos textiles pasaron factura a la empresa, que se vio sumida en una profunda crisis.

 

 

 

 

El hilador gerundense reactivó su producción a finales de 2016 después de ocho meses de parón. La fábrica inició entonces la fabricación a medio gas y, desde entonces, ha ido incorporando nuevas líneas de producción. Los planes de Praedium pasaban por aprovechar la localización y las instalaciones de Nylstar en Blanes para crear un clúster textil que dé servicio a las marcas y al consumidor.

 

En el textil de cabecera español sobreviven un puñado de empresas con un volumen superior a los cincuenta millones de euros de facturación. El mayor de todos ellos es Textil Santanderina, de los pocos que conserva una estructura verticalmente integrada. En algodón hay también grupos con un relevante volumen de ventas como Tejidos Royo y, en la seda, empresas como Angles Textil. Todas ellas continúan siendo de capital familiar.

 

 

Dogi, de punta de lanza del textil catalán a sólo una marca más de Nextil

 

Con casi setenta años de trayectoria, los diez últimos años han sido los más convulsos para Dogi, que entró en concurso de acreedores, acometió varios ajustes de plantilla, fue rescatada por Sherpa Capital y ha pasado a ser sólo una marca más dentro de un hólding industrial. A esto se le suman los dos últimos años, marcados por la pandemia, que han zarandeado a la empresa y puesto en cuestión su supervivencia.

 

Tras el cierre de la fábrica en El Masnou, que producía también tejidos para otras marcas del grupo, la continuidad de la firma Dogi está ahora en el aire. El objetivo de Sherpa es central la producción de Nextil en el segmento del lujo. La producción de tejido se concentrará en la nueva fábrica de Guatemala, que entrará en funcionamiento en el primer trimestre de 2023.