Entorno

Especial 2022: el año en que el mundo  se hizo más pequeño

2022, el año en que la moda se topó con la muralla china

La controvertida política de Covid Cero y la crisis inmobiliaria que rodea al gigante asiático han aumentado el descontento en el país, que tras cuatro décadas de meteórico crecimiento comienza a mostrar síntomas de debilidad.

2022, el año en que la moda se topó con la muralla china
2022, el año en que la moda se topó con la muralla china
En las últimas cuatro décadas, la economía china ha experimentado un crecimiento inédito en la historia.

Albert Martínez

22 dic 2022 - 05:00

El brillo que reflejaba China ha terminado de apagarse en los dos últimos años. Las restricciones por la política del Covid Cero y el fenómeno del guochao han despojado de atractivo al país para las marcas de gran distribución, que han realizado un éxodo masivo del, para algunos, mayor mercado de consumo. Por otro lado, los conflictos geopolíticos, y la dependencia incómoda al país han provocado que las cadenas de suministro deriven hacia otros polos de producción, todo ello en un contexto de desaceleración económica para el gigante asiático.

 

Casi medio siglo después de la muerte de Mao, el gigante asiático contempla el porvenir en medio de una desaceleración del crecimiento de la economía, que entre abril y julio de 2022 registró su peor desempeño desde el segundo trimestre de 2020, cuando el Covid-19 paralizaba al país. Con un entorno marcado por tensiones geopolíticas, la controvertida política de Covid Cero y la crisis inmobiliaria, China no será, por primera vez, el motor de crecimiento de Asia en 2023.

 

En las últimas cuatro décadas, la economía china ha experimentado un crecimiento inédito en la historia, hasta convertirse en la segunda potencia del mundo. Sin embargo, el modelo implantado por el Partido Comunista ha comenzado a mostrar síntomas de debilidad y las voces discordantes dentro del gigante asiático comienzan a despertar con algunas huelgas y protestas que, aunque no han conseguido un alcance nacional, sí que han puesto en alerta a las autoridades.

 

El XX Congreso Nacional del Partido Comunista China, celebrado en octubre, renovó a Xi Jinping al frente del país y trazó las bases de las políticas del futuro. Durante el encuentro, el Gobierno apostó por la continuidad de las medidas económicas ejecutadas hasta la fecha, una mayor autosuficiencia en ciencia y tecnología y un aumento de la inversión en energías renovables.

 

 

Frente a la crisis inmobiliaria, el Gobierno chino busca estabilizar el mercado y contener el riesgo de desbordamiento, así como su contagio a la economía en general. Otras decisiones aprobadas en el Congreso incluyeron un programa de financiación con bonos de 34.500 millones de euros para promotores privados.

 

Pero el asunto más candente de los últimos meses fueron las políticas de Covid Cero. El Ejecutivo rebajó los días de cuarentena de diez a ocho para las personas que lleguen de fuera del país, pero se mantuvo inflexible en la mayor parte de sus decisiones. Desde entonces, la tensión fue en aumento debido al auge de los confinamientos y las restricciones, que derivaron en protestas que no se producían en el país desde los trágicos hechos de Tiananmen en la primavera de 1989. La situación provocó que el banco de inversión Goldman Sachs se replanteara sus predicciones para el país e incluyera la posibilidad de una “reapertura desordenada y forzada” que dañaría la economía del país.

 

El Gobierno chino anunció entonces la mayor relajación hasta la fecha de su política de Covid Cero, tras las protestas populares y el frenazo económico, asegurando que los contagiados, asintomáticos o no, podrían hacer cuarentena en su casa y los viajeros dentro del país no tendrían que hacerse un test. La nueva política también anticipó que la población podrá viajar por el Año Nuevo Chino sin restricciones.

 

 

Carteles de ‘se cierra’

 

Las perspectivas de que el gigante asiático se convertiría en el primer mercado de consumo comenzaron a perfilarse hace diez años, cuando el PIB per cápita fue creciendo y mejoraron las perspectivas de consumo. Sin embargo, la foto es ahora muy distinta, y en 2022 los flashes han dejado ciegos a algunos operadores, que ha decidido dar un paso atrás.

 

El éxodo de los operadores internacionales de la moda se enmarca en un contexto en el que las empresas han ajustado su red de distribución a escala global y han reducido el peso de su aprovisionamiento en el país, a lo que se le ha sumado una creciente ola nacionalista en China que aboga por las empresas locales.

 

Desde 2016, Inditex y H&M han reducido un 30% su red comercial en el país, mientras que otros grupos de distribución como Old Navy, Urban Outifitters y American Eagle Outfiters han dejado de operar en el país con el cierre de sus establecimientos.

 

En 2021, Stradivarius, Bershka y Pull&Bear, dejaron de operar en el país y en junio de 2022 abandonaron definitivamente China poniendo fin a su actividad online. H&M, por su parte, ha cerrado el flagship con el que operaba en Shanghái.

 

Además de la gran distribución, el sector del lujo ha ido reduciendo su presencia en el país asiático año a año, y la mayoría de los operadores han reducido sus ventas en el país debido a la política Covid Cero. Grupos como Kering, que redujo su negocio en tres puntos porcentuales en el primer trimestre de ejercicio, o Salvatore Ferragamo, han reducido sus ventas en la región en los últimos meses, que recortó sus ventas en la región un 1,5%.

 

 

 

 

El éxodo de los grandes operadores de China se produce en pleno retroceso de la moda en el país, lastrada los últimos años por las políticas de restrictivas para frenar el avance de la pandemia. En noviembre, los últimos datos disponibles, las ventas de ropa y calzado en China registraron un retroceso del 15,6%.

 

Los cierres en China también han estado provocados por los boicots que han sufrido varias marcas. Fue el caso de H&M, cuando se posicionó en contra de los trabajos forzosos de la minoría uigur. También sufrieron ike, Adidas o Burberry. La Televisión Central de China hizo directamente un llamamiento al boicot: “la respuesta es muy clara, no compréis”. Nike fue una de las empresas más afectadas, con suspensiones de contratos con influencers del país, igual que Adidas.

 

A la situación se le suma el fenómeno del guochao, defendido por las generaciones más jóvenes, que han conocido un país fuerte y competitivo frente a Europa y Estados Unidos, y que aboga por defender las marcas locales del país y que representa el renacimiento de la cultura china.

 

 

 

Adiós a las cadenas

 

Hoy, la moda se produce en todo el mundo, pero, sobre todo en China. Lo que no se fabrica en China depende también del gigante asiático, de donde proceden la mayoría de los textiles que después se emplean para confeccionar la ropa en países como Bangladesh, Camboya o Myanmar.

 

Pero esa dependencia lleva años siendo incómoda para el sector y en algunos casos, insostenible, debido a las crisis de los últimos meses, que ha provocado que la moda reduzca posiciones en el país asiático.

 

En los siete primeros meses de 2022, la cuota de China en las importaciones europeas de ropa se había contraído al 26,8%, su mínimo desde la entrada del país en la OMC. En Canadá, al 28,9%, y en Japón, al 55,6%.

 

 

 

 

Gigantes internacionales como Inditex, H&M, Primark, Fast Retailing, Nike o Gap pasaron de concentrar en su conjunto casi el 30% de sus fábricas en China a sólo el 22% en 2021, según los últimos datos disponibles.

 

El mayor descenso se ha registrado en Estados Unidos, que prohibió el año pasado las importaciones de Xinjiang, donde la minoría uigur es sometida a trabajos forzados en campos de algodón, según varias organizaciones internacionales, incluida la ONU. Entre enero y julio de 2022, la cuota de China en las importaciones de ropa de la primera potencia mundial era de sólo el 22,4%.

 

 Los ganadores son países vecinos como Bangladesh y, sobre todo, Vietnam. Pero ambas economías continúan reforzando sus relaciones con Pekín, cuentan con una elevada tasa de inversión china y además dependen del gigante asiático para el aprovisionamiento de materias primas.