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¿Join Life o Conscious? Europa prohíbe las etiquetas ‘verdes’ sin aval externo

En su propuesta para la directiva contra el greenwashing, la Comisión Europea prohíbe “las etiquetas autocertificadas, sin verificación de un tercero ni monitorización regular”.

¿Join Life o Conscious? Europa prohíbe las etiquetas ‘verdes’ sin aval externo
¿Join Life o Conscious? Europa prohíbe las etiquetas ‘verdes’ sin aval externo
Las empresas no podrán hacer declaraciones sostenibles comparando artículos propios.

Iria P. Gestal

23 mar 2023 - 05:00

Más sostenible, ¿según quién? Esa es la pregunta que plantea la Comisión Europea a las empresas de moda que cuentan con sus propias etiquetas para distinguir los productos “más sostenibles de la colección”. En la propuesta para la directiva contra el greenwashing, que regulará cómo se deberán justificar las declaraciones “eco”, Bruselas es clara contra este tipo de etiquetas: estarán prohibidas salvo que las respalde y monitorice un tercero y que estén avaladas por la ciencia.

 

“Mostrar una etiqueta sostenible que no esté basada en una certificación o no esté establecida por autoridades públicas constituye una práctica de competencia desleal en todas las circunstancias”, explica la Comisión Europea en su propuesta para la directiva.

 

“Esto significa -aclara Bruselas- que las etiquetas autocertificadas sostenibles, en las que no hay una verificación por parte de un tercero y una monitorización regular del cumplimiento de sus requisitos están prohibidas”.

 

 

 

 

Esto plantea serias dudas sobre el futuro de etiquetas como Join Life o Conscious, desarrolladas, respectivamente, por Inditex y H&M, y que se apoyan en diferentes estándares (la mayoría vinculados a las fibras, como BCI, RWS o Gots), que también tendrán que ser revisados.

 

Sea o no mediante una etiqueta, si una marca quiere hacer una declaración relacionada con el impacto medioambiental de una prenda tendrá que justificarla y hacer toda la información (incluyendo los estudios o cálculos empleados para medir el impacto) accesible al consumidor junto a la propia declaración, ya sea mediante un QR, un link o similar.

 

Además, la Comisión precisa que no se podrán hacer declaraciones comparativas con un producto de la misma empresa (es decir, que una marca no podrá decir que uno de los pantalones de su colección contamina menos que otro), ni tampoco con el de un competidor que ya no esté en activo.

 

 

 

 

Tampoco se podrán desarrollar nuevos esquemas nacionales públicos de certificación (todos tendrán que ser a escala europea, y cumpliendo los requisitos) y la Comisión publicará una lista actualizada de todas las etiquetas sostenibles autorizadas para uso.

 

En cualquier caso, cualquier declaración explícita vinculada al impacto medioambiental de un producto deberá argumentarse siguiendo diez requisitos, incluyendo: especificar si la declaración se refiere a todo el producto, a una parte o a un aspecto determinado; apoyarse en “pruebas científicas reconocidas”, con información precisa y teniendo en cuenta estándares internacionales relevantes”; demostrar que el impacto es significativo desde una perspectiva del ciclo de vida, y separar las compensaciones de emisiones de carbono de las propias emisiones. Las micropymes están exentas de estos diez requisitos.

 

Además, si la declaración está vinculada a un producto final y la fase de uso está entre las más relevantes en el ciclo de vida de ese artículo, la declaración deberá incluir información sobre cómo el consumidor deberá usar el producto para alcanzar el desempeño medioambiental esperado en el artículo.

 

 

 

 

Es decir, si unos vaqueros prometen reducir su impacto medioambiental, quizás la marca deberá explicar cómo lavarlos de forma correcta para reducir la contaminación durante el uso. Las compañías también habrán de dar un horizonte temporal concreto cuando la declaración haga referencia a un desempeño futuro.

 

La propuesta de Directiva contempla también ayudas por parte de los Gobiernos para que las pymes puedan adaptarse a esta directiva, que podrían incluir apoyo financiero, acceso a financiación, formación y asistencia técnica.

 

 

H&M fue una de las pioneras en el lanzamiento de una línea sostenible, Conscious Collection, que vio la luz en 2011. En su caso, el mínimo es que el 50% de los materiales sean “obtenidos de forma más sostenible”. Esto incluye algodón orgánico o reciclado y poliéster o nylon reciclado, entre otros.

 

Zara, por su parte, lanzó su primera colección sostenible en 2016 bajo el nombre de Join Life, que más tarde se extendió a otras cadenas. El estándar se clasifica en tres categorías (fibras, agua y planeta) y cada una cuenta con sus propios requisitos, que oscilan entre usar un mínimo de 30% de Tencel o Refibra de Lenzing hasta que el 90% de la composición sea algodón Better Cotton (BI), entre otras.

 

Mango se preparó a finales del año pasado para la nueva normativa eliminando la etiqueta Committed, con la que hasta entonces distinguía las colecciones más sostenibles. En su lugar, comenzó a implementar un código QR que permitía obtener información sobre la prenda.

 

También habrán de revisarse otro tipo de etiquetas como el Índice Higg, desarrollado por la Sustainable Apparel Coalition (SAC) y que ya fue puesto en duda, en su aplicación hacia el consumidor, por las autoridades de competencia de varios estados miembro el año pasado.