Hidrocolor, la resistencia de la decana de los acabados textiles

Avanzar en sostenibilidad también se ha convertido en uno de los principales retos de Hidrocolor. En los últimos años, la empresa ha incorporado procesos más respetuosos con el medio ambiente que le han servido para obtener la certificación Oeko-Tex para fibras sintéticas y celulósicas, el reconocimiento de Global Organic Textile Standard (Gots) o el Estándar Global de Reciclaje 4.0.

La compañía también tiene instalado desde hace veinte años un equipo de filtración de gases para reducir el impacto medioambiental de sus emisiones atmosféricas. Además de reducir el coste energético de los procesos de producción, la empresa también aprovecha la temperatura de los gases para calentar agua.

Sede

Llinars del Vallès (Barcelona)

Año de fundación

1978

Especialidad

Tintura y acabados textiles

Facturación

4,4 millones de euros

Fábricas

Una

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Ha pasado de ser una industria rica y proliferante a convertirse en la más golpeada de los tres últimos años. El sector de los acabados textiles ha sido el que más ha sentido el impacto de la crisis provocada por el coronavirus y la guerra en Ucrania, especialmente la subida de los costes de la energía.

La factura del gas de estas compañías se ha disparado casi un 100% y ha superado el millón de euros en algunos casos, ya que es una industria muy intensiva en consumo de gas. Pese a las ayudas, la supervivencia del sector se encuentra en la cuerda floja, y se encomienda ahora a nuevas tecnologías y procesos para lograr su continuidad.

Una de las compañías decanas, con más trayectoria y con más posibilidad de supervivencia en la industria de los acabados, es la catalana Hidrocolor. Puesta en marcha en 1978, la compañía tiene su sede en Llinars del Vallès, un municipio de Barcelona.

Hidrocolor volvió a la sendapositiva en el ejercicio 2021

Hidrocolor fue la segunda fábrica que puso en marcha la familia fundadora, ya que también contaba con la empresa Tintes y Blanqueos Fidel Fábregas, ubicada en el centro de Mataró (Barcelona), otro de los clústeres del textil catalán. La compañía, especializada en tintes y acabados de género de punto, se hizo pronto un hueco en el sector, viviendo su época dorada a finales de los años noventa y principios de los dos mil.

De un equipo de tres personas en sus primeros años, Hidrocolor pasó a emplear a más de cien trabajadores y a incrementar su producción y facturación año a año. Sin embargo, después de casi dos décadas de trayectoria, la situación se torció. La deslocalización de la producción a Asia a principios de siglo, unido a la crisis financiera y después la crisis provocada por la pandemia han marcado la segunda parte de la historia de la compañía catalana.

El primer golpe vino en el año 2000, cuando la empresa familiar cerró la planta de producción de mayor trayectoria, Tintes y Blanqueos Fidel Fábregas, y se quedó sólo con Hidrocolor. Después, en 2005 el impacto de la liberalización de la producción textil tras el fin del Acuerdo Multifibras hizo que la compañía tuviera que atravesar diversas reestructuraciones y encoger su tamaño, pasando a emplear a cincuenta empleados, la mitad de los que contaba anteriormente.

“Caímos en picado, en caída libre, hasta que en 2011 tocamos fondo y pensábamos que íbamos a cerrar”, recordaba en una entrevista Josep Moré, miembro de la tercera generación de la familia fundadora de la compañía y al frente de Hidrocolor hasta su jubilación a principios de 2023. La empresa logró sobrevivir a la crisis financiera gracias a la diversificación y la apuesta por otros mercados más allá del textil para moda, como tejidos técnicos, automoción, toallas o tejidos a la plana.

Actualmente, la empresa está focalizada en tintura y acabado de tejidos de punto para productos como moda, baño, tejidos técnicos o deportivos. La empresa realiza el tintado de tejidos desde jacquards, lisos, felpa o granito hasta tejidos técnicos para protección personal con o sin componentes elastómeros. También combina fibras como las tradicionales algodón y poliéster hasta lino o bambú, y utiliza diferentes tipos de tintes, como directos, reactivos, sulfuroso, ácidos, dispersos o catiónicos.

En cuanto a los acabados, Hidrocolor realiza desde acabados mecánicos como rameados, perchados, esmerilados, tundosados o inencogibles, hasta acabados químicos como teflonados, antibacterianos, hidrófilos y con poliuretano, entre otros.

Hidrocolor realiza desde acabados mecánicso hasta químicos

Pasada la Gran Recesión, Hidrocolor volvió a experimentar crecimiento durante unos años hasta que a principios de 2020 estalló la pandemia del coronavirus y trastocó la situación del textil a escala mundial. La industria de los acabados fue la más golpeada debido a ser una de las más intensivas en gas y energía.

De hecho, el sector ha luchado en los últimos meses para conseguir ayudas por parte de la Administración, hasta que finalmente en marzo de 2023 el Gobierno decidió incluir a las compañías de acabados textiles y otros sectores como el cerámico en las ayudas de 950 millones de euros destinadas a la industria gasintensiva contempladas en el último decreto anticrisis y tras haber ampliado el listado de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (Cnae) establecidos en el decreto aprobado por el Congreso en diciembre de 2022.

Uno de los que más ha presionado desde el ámbito sectorial ha sido el propio Josep Moré, que fue presidente de la Confederación Industria Textil (Texfor) entre 2018 y 2020, cuando finalizó su mandato, aunque entonces fue elegido vicepresidente de la asociación. Además, el directivo también es presidente de la Federación Nacional de Acabadores, Estampadores y Tintoreros Textiles (Fnaett) y en febrero de 2023 fue elegido copresidente de la Asociación Española de Químicos y Coloristas Textiles (Aeqct) junto con Carlos Aguilar.

Moré también ha sido el artífice de mantener a flote Hidrocolor durante las últimas décadas, y lograr que la empresa no sucumbiera al golpe de la pandemia. En 2021, según las últimas cuentas anuales de la empresa depositadas en el Registro Mercantil, Hidrocolor registró una facturación de 4,4 millones de euros, un incremento del 41% frente al año anterior. En el ejercicio, la compañía también volvió a la senda positiva, con un resultado neto de 120.588 euros, frente a las pérdidas de 158.180 euros de 2020.