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El qué, cuánto y cómo del reciclaje: el primer y último paso de la cadena de valor

La moda en Europa se ha propuesto alcanzar la neutralidad climática tan pronto como en 2050, para lo que ha comenzado a aplicar diferentes medidas que fomenten la economía circular. La primera de ellas, elevar el reciclaje textil.

El qué, cuánto y cómo del reciclaje: el primer y último paso de la cadena de valor
El qué, cuánto y cómo del reciclaje: el primer y último paso de la cadena de valor

Celia Oliveras Castillo

17 abr 2024 - 05:00

Las materias primas son fundamentales en la transformación sostenible de la industria de la moda. Más allá de los materiales next gen, el reciclaje cobra más importancia que nunca. ¿Qué es reciclar? ¿Cómo se puede diseñar la ropa para favorecer su reciclaje? ¿Qué entidades son actores en este nuevo ecosistema? Ante la importancia cada vez mayor de este sector en la industria, la serie de Sourcing Keys, patrocinada por Recover, explora los detalles de esta nueva cadena de valor.

 

 

Sourcing Keys

La importancia del reciclaje

 

 

 

Para hablar de responsabilidad ampliada del productor, de la ley de residuos o de fibras de nueva generación, lo primero es hablar del reciclaje. La industria de la moda se ha marcado el objetivo de alcanzar la neutralidad climática para 2050, un objetivo ambicioso si se tiene en cuenta el tamaño del sector, tanto desde el punto de vista de los materiales como de la gran cantidad de procesos diferentes a los que se someten las prendas antes de llegar al consumidor.

 

Según la Unión Europea, el camino hacia una economía circular debe pasar por que los textiles reciclados se conviertan en el principio y el final de la cadena de valor del sector textil. Qué materiales se pueden reciclar, cómo se tiene que reciclar cada uno o cuánto debe procesarse son sólo algunas de las cuestiones que debe abordar la moda para llegar a 2050 con los deberes hechos.

 

 

El qué

Los tipos de residuo que genera la industria son variados, y se dividen según el momento de la cadena de valor en el que se recogen. La industria ha dedicado gran parte de sus esfuerzos históricos a reciclar los residuos posindustriales, o aquellos que se generan en los procesos industriales para crear las prendas. El valor de estos tejidos reside en que son el resultado sobrante tras cortar los patrones de las prendas, por lo que suelen estar siempre fabricados con el mismo material y tinte y son los más fáciles de reciclar.

 

En España, el reciclaje de este tipo de materiales se ha llevado tradicionalmente a cabo en las regiones de Olot (Cataluña) y Alcoy (Valencia), donde están presentes desde hace años empresas que se dedican a esta parte del proceso de reciclaje. Según Enric Carrera, del Instituto de Investigación Textil y Cooperación Industrial de Terrassa (Intertex), de hecho, España tiene la capacidad de reciclar hasta 60.000 toneladas de residuos posindustriales, una cifra que se sitúa por encima de la media europea.

 

De manera similar, los residuos preconsumo hacen referencia a aquellas prendas que, a pesar de estar confeccionadas y acabadas, nunca se han llegado a poner en el mercado o no se han vendido. Estos artículos forman parte del inventario sobrante de las marcas o las devoluciones que, ni siquiera tras los periodos de rebajas, han conseguido venderse, y las marcas los acumulan en los almacenes.

 

 

 

 

A pesar de ya estar confeccionadas, sin embargo, la gestión de estas prendas es más sencilla para las marcas debido a que, por un lado, ya están en su poder, y conocen con exactitud su composición y estado, un factor muy relevante a la hora de poder reciclarse.

 

El gran reto, sin embargo, reside en las prendas posconsumo, que son los residuos que se generan después de la vida útil de las prendas, es decir, después de haber sido utilizados. Este grupo es el más extenso, y sólo los datos de la Unión Europea indican que la producción textil global casi se ha duplicado en los últimos veinte años, hasta alcanzar 109 millones de toneladas en 2020. De cara a 2030, además, el organismo prevé que esta cifra alcance los 145 millones de toneladas.

 

Al nivel de volumen que se está produciendo actualmente, hasta un 74% de los residuos posconsumo europeos podrían volver a reintroducirse en la industria, un total de 494.000 toneladas al año. Según el informe la plataforma Fashion for Good, Sorting for a circularity Europe, esto aportaría un valor de 74 millones de euros cada año a la industria.

 

El problema que presentan los residuos posconsumo, sin embargo, pasa por la naturaleza de la fibra, que puede provenir de diversos materiales como el algodón, el poliéster o la lana, por ejemplo. Cada uno de estos materiales necesita de un proceso de reciclaje diferente y, en muchas ocasiones, puede ser difícil saber la composición real de cada prenda o estas mezclan varios materiales diferentes, como es el caso de las composiciones de poliéster y algodón.

 

 

interior reciclaje recover 980

Interior de una máquina de reciclaje de Recover. 

 

 

El cómo

El principal y más extendido método de reciclaje actualmente es el reciclaje mecánico. Este se lleva a cabo a través de procesos mecánicos por los que se abren, cortan y trituran las fibras, para después poder volver a ensamblarlas en forma de hilo y crear nuevas prendas. Parte del reciclaje mecánico también incluye, además, la eliminación de los denominado impropios, o cualquier material no textil presente en la prenda (botones, cremalleras, velcros, etc.), y la clasificación de las prendas por materiales, para que puedan reciclarse por separado y dar lugar a nuevos artículos.

 

La principal ventaja de este método, que predomina especialmente en las fibras de origen natural como el algodón o la lana, es el reducido impacto ambiental que tienen estos procesos, tanto por la poca cantidad de agua y químicos que necesitan, como la facilidad para escalar los procesos, lo que asegura su disponibilidad en el mercado.

 

La calidad de las prendas recicladas a través de un proceso de reciclaje mecánico, sin embargo, depende de la calidad de los textiles que se han utilizado. “La calidad en el reciclaje mecánico va a depender siempre del sorting, es decir, de los artículos que se estén reciclando, porque el material en sí mismo sigue siendo el mismo”, explica Ana Rodes, directora de sostenibilidad en Recover, una de las principales empresas que se dedica al reciclaje mecánico de algodón y mezclas de algodón en España.

 

“Nuestro principal reto pasa por conseguir mantener la longitud de la fibra a lo largo de los diferentes procesos de reciclaje”, advierte Rodes. Los procesos de corte y triturado de fibra, de hecho, afectan a la longitud de las fibras, lo que puede reducir su calidad. Para evitar esta situación se están mejorando las tecnologías en el sector, pero todavía hoy en día se deben mezclar las fibras recicladas con otras vírgenes en diferentes cantidades para garantizar la calidad, que no superan el 40% de material reciclado.

 

Se está trabajando para aumentar este porcentaje, y todavía se puede mejorar -explica Carrera-; pero hay que saber ser inteligente e innovar, y hay materiales que quizás no tienen suficiente calidad para convertirse en una prenda pero sí para rellenar forros, por ejemplo”.

 

 

planta reciclaje modare 980

Máquinas de reciclaje mecánico de ModaRe-.

 

 

El otro gran tipo de proceso es el reciclaje químico, que se basa en la disolución química de polímeros y monómeros para descomponerlos hasta un nivel molecular y volver a formas fibras nuevas. La principal característica de estos procesos es que, al contrario que en el reciclaje mecánico, se mantiene la calidad del tejido una vez ha pasado por el proceso.

 

Otro de los puntos positivos del reciclaje químico se basa en el hecho de que puede reciclar las prendas independientemente del estado de degradación en el que estén, un punto fundamental a la hora de reciclar las prendas posconsumo. El gran reto pasa, sin embargo, por escalar el volumen al que se pueden llevar a cabo, ya que todavía no han alcanzado la fase comercial o una penetración a gran escala en el mercado.

 

“Las tecnologías de reciclado deben estar preparadas para manipular el volumen de residuos textiles y, aunque esto sí es así en el caso de las tecnologías de reciclado mecánico, las tecnologías de reciclado químico todavía no han alcanzado el nivel de preparación necesario para tratar los volúmenes previstos de productos textiles posconsumo”, advierte la plataforma Fashion for Good.

 

Este tipo de reciclaje es, sin embargo, el que más inversión está recibiendo en la industria, y en los últimos años han surgido empresas como Syre, Infinited Fiber o Circ que se dedican, precisamente, a reciclar las prendas posconsumo para volver a convertirlas en material textil. Cada una hace frente a un problema del sector, ya sea la escalabilidad de Syre, la mezcla de fibras de Ambercycle o el algodón reciclado, que se acaba convirtiendo en celulosa, de Infinited Fiber.

 

En total, según las últimas estimaciones de Fashion for Good, teniendo en cuenta tres características principales (composición, color e impropios), el 21% de los materiales analizados se consideran aptos para el reciclado mecánico, mientras que el 53% son aptos para el reciclado químico, lo que resultaría en el 74% total.

 

 

 

 

El cuánto

La recogida de residuos textiles en los últimos años, en parte por la presión de las futuras legislaciones europeas y en parte por el incremento de las demandas sociales, ha ido en aumento en los últimos años. Sólo en 2021 en España se recogieron 52.496 toneladas, un 47% más que en 2020, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, y se superaron los niveles de 2019, el año récord hasta ese momento.

 

Actualmente, en España se generan hasta 500.000 toneladas de residuos textiles, de los que se recogen por separado únicamente 110.000 toneladas, según los datos de Albert Alberich, director de Modare- , la cooperativa de gestión de residuos más importante. “En los próximos años el volumen de residuo textil aumentará muy notablemente y exigirá una estrategia de recogida y gestión que hasta ahora no está suficientemente planificada”, afirma Alberich.

 

Sin embargo, para poder reciclar únicamente entre el 18% y el 26% de los deshechos, el sector debería invertir entre 6.000 millones y 7.000 millones de euros al año hasta 2030, según los datos de la consultora Mckinsey. Esta cantidad iría destinada, principalmente, a mejorar las tecnologías necesarias en los procesos de reciclaje, pero la también para mejorar toda la cadena de valor.

 

Actualmente hay un cuello de botella, y la capacidad existente en el sector de reciclaje no se corresponde a todo el volumen de prendas textiles a las que tenemos acceso”, explica Rodes. Diferentes actores del sector, de hecho, llevan a cabo la misma demanda, y exigen tanto a las marcas como a las instituciones que promuevan la recogida de prendas, la principal fuente de materia prima para las futuras prendas recicladas.

 

“Tenemos la capacidad de reciclar una mayor cantidad de textiles, pero es un ejercicio conjunto, por el que los ayuntamientos impulsen la recogida de prendas y las marcas se esfuercen por hacer artículos que sean más sencillos de reciclar”, acaba Rodes.