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La estadística margina a la moda: el vestido y el calzado desploman su peso en el IPC

La nueva revisión metodológica ha motivado que la ponderación del vestido y el calzado pase del 6% en 2022 al 3,9% en 2023, según ha comunicado el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La estadística margina a la moda: el vestido y el calzado desploman su peso en el IPC
La estadística margina a la moda: el vestido y el calzado desploman su peso en el IPC
Desde enero, las ponderaciones usan como fuente principal la Contabilidad Nacional.

Modaes

13 mar 2023 - 05:00

La moda pierde peso en la estadística española. Debido a un cambio metodológico, la ponderación del vestido y el calzado en el cálculo del Índice de Precios al Consumo (IPC) ha pasado del 6% en 2022 al 3,9% de 2023, según publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto supone que las subidas o bajadas de precios de la moda afectarán a partir de ahora mucho menos al resultado final del IPC.

 

Hasta ahora, el peso que cada grupo de actividad tenía en el IPC dependía de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF), que el INE elabora cada año a partir de una entrevista a cerca de 24.000 viviendas seleccionados aleatoriamente, y que permanecen en la muestra durante dos años. Es decir, que, si el peso de la ropa en los presupuestos de los españoles bajaba, también lo hacía su peso en el cálculo del IPC, y viceversa.

 

 

 

 

 

A partir de 2023, y obligado por una directiva de la Comisión Europea, las ponderaciones pasarán a usar como fuente principal la Contabilidad Nacional. En concreto, se empleará el Gasto en Consumo Final de los Hogares, un componente de la Contabilidad Nacional que se elabora teniendo en cuenta la propia EPF, pero también otros indicadores como el panel de consumo alimentario, las estadísticas de cinematografía, el consumo de agua o las ventas de tabaco a expendedurías.

 

Es decir, que el peso en el IPC no sólo depende de lo que los hogares dicen que gastan en las diferentes categorías, sino de un retrato más completo del gasto que tienen en cuenta una multitud de indicadores.

 

El INE matiza que los datos del IPC se seguirán completando con información de la EPF, que se continúa utilizando para “descender a niveles funcionales y geográficos más detallados, y con información procedente de la oferta de algunos sectores”.

 

 

 

 

Además de la moda, también pierden peso los alimentos (que pasa del 22,6% al 19,6%) y la vivienda, agua, electricidad y gas (del 14,3% al 12,7%). En cambio, gana la sanidad (del 4,4% al 6%), el ocio y la cultura (del 6,4% al 7,9%) y la categoría de otros bienes y servicios, que pasa del 6,3% al 7,8%.

 

Coincidiendo con el de las ponderaciones, el INE también comunicó en febrero otro notable cambio metodológico que ha despertado mayor polémica. Se trata de la fórmula con la que el instituto mide los precios de la electricidad y gas, líderes de la ola inflacionista de los últimos meses. Desde el pasado enero, el INE analiza también los precios de electricidad y gas que se pagan en el mercado libre, y no sólo en el regulado, como se hacía hasta ahora.

 

Un tercer cambio tiene que ver con la forma en la que se elabora la encuesta del IPC, que comenzará a incluir “a lo largo de 2023”, la recolección por medio de dispositivos electrónicos. “Con ello, se simplifica el proceso de obtención de información y se agiliza el procesamiento de la misma”, argumenta el INE.

 

El instituto empleará, entre otros, las bases de las bases de datos de las empresas (scanner data) y la recogida automatizada de internet (web scraping) y situará al indicador, según el INE, “entre los más avanzados de los países de nuestro entorno”.