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‘Start ups’ tecnológicas, a la conquista del ‘close the loop’ de la moda

La app The Squirrelz pone en común diseñadores y marcas con tejedores y confeccionistas para dar una segunda vida a retales, tiradas defectuosas y restos de producciones.

Modaes

5 oct 2016 - 04:50

 

A grandes problemas, mayores soluciones. La tecnología se presta a solucionar el problema de los deshechos textiles en el diseño, la tejeduría y la confección de prendas. En Shanghái, la emprendedora Bunny Yan ha puesto en marcha la aplicación para móviles The Squirrelz en la que pone en común a diferentes a fábricas de tejidos y confección con grandes volúmenes de deshechos textiles con marcas y diseñadores que sepan sacar partido de ellos en sus colecciones.

 

A través de esta herramienta, retales, tiradas defectuosas y restos de producciones anteriores pueden tener una segunda vida. La aplicación permite poner en común a los diferentes actores de la cadena, unos para que se deshagan de su basura textil y otros para obtener materia prima. Los intercambios son gratuitos y quien adquiere los restos sólo debe abonar los gastos de envío.

 

Yan activó The Squirrelz desde la aceleradora de start ups de Shanghai Chinaccelerator y con una financiación de 450.000 dólares (400.766 euros). La empresa ha echado a andar, de momento con una fase de prueba gratuita.

 

 

La aplicación sólo funciona por ahora sólo en Estados Unido, pero los planes de Yan pasan por que gane nuevos mercados en el futuro. Por el momento, han empezado a utilizar la aplicación a modo de prueba estudiantes de diseño y diseñadores emergentes, pero las previsiones de la empresaria son de alcanzar un millón de usuarios en los próximos 18 meses, según WWD.

 

Yan puso en marcha The Squirrelz tras constatar los volúmenes de deshechos textiles que las fábricas tiraban por tener alguna tara o, simplemente, por no haber acertado en el tono de color. Formada en el New York Fashion Institute, la emprendedora recorrió a lo largo de su trayectoria profesional diferentes empresas estadounidenses de moda antes de intentar desarrollar su propia marca de moda.

 

Buscando proveedores, la empresaria inició contactos con fábricas chinas de confección pidiéndoles precisamente los retales y las tiradas que habían desechado. Yan se dio cuenta también que los empresarios de las factorías tenían que pagar por cada contenedor de basura textil. La emprendedora subraya que hay un gran volumen de tejidos y prendas que jamás alcanzan la distribución y que finalizan rápido el ciclo de vida.