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‘Show me the money’: financiación pública, una galaxia por descubrir para la moda

Más allá de bancos y business angels, numerosos organismos dependientes de entidades públicas, como el Instituto de Crédito Oficial (ICO) o Enisa, ofrecen una vía de financiación atractiva por brindar préstamos con tasas de interés bajas y, en algunos casos, a fondo perdido.

L. Molina

19 mar 2018 - 04:41

‘Show me the money’: financiación pública, una galaxia por descubrir para la moda

 

 

Business angels, Marf, bonos, bolsa o venture capital eran hasta hace muy poco palabras casi desconocidas en las compañías españolas de moda. Pero la etapa de dependencia casi total del sector bancario comienza a quedar atrás, y las posibilidades alternativas para captar recursos son cada vez más frecuentes en el sector, que encadena un récord de operaciones corporativas en apenas un lustro. Modaes.es realiza, a lo largo de una serie de reportajes, una radiografía de las fuentes de financiación al alcance del sector: desde el confirming hasta el asset based learning.

 

El Estado como impulsor del tejido empresarial. En los últimos años, entidades como el Instituto de Crédito Oficial (ICO) o Enisa han ganado atractivo como fuentes de financiación, aupadas por un entorno de recesión, escasez de liquidez en el mercado y endurecimiento de la concesión de crédito a las pymes por parte de la banca tradicional. Entre sus ventajas figura el brindar préstamos con tasas de interés más bajas (en algunos casos, incluso a fondo perdido) y permitir su devolución en el largo plazo.

 

“La financiación pública intenta potenciar sectores donde haya innovación, posible creación de empleo y un componente tecnológico muy importante”, afrima Eloi Noya, docente del máster en digital business de Esade y director general de LoanBook, una plataforma de marketplace lending para pymes. “El problema con la financiación pública es muchas veces el desconocimiento”, añade.

 

En la misma línea se expresa Bruno Fernández, consejero delegado de Enisa, institución del Ministerio de Industria, Energía y Turismo que en sus treinta años de historia ha dado alrededor de 4.500 préstamos por un importe superior a los 750 millones de euros. “El sector moda tiene un encaje perfecto dentro de los proyectos que queremos financiar, pero creemos que su peso en nuestra cartera debería ser mayor”, explica Fernández. “Tal vez se debe a que nuestra financiación no es lo suficientemente conocida o porque se buscan fuentes de financiación más tradicionales como la bancaria”, añade.

 

 

 

 

Desde Enisa se han financiado unos 250 proyectos en la industria española de la moda por un importe de más de treinta millones de euros. El sector representa en torno al 5% del total de préstamos proporcionados por la entidad. Entre las compañías que han recibido en algún momento de su trayectoria financiación de Enisa se encuentran Scalpers, Mr. Boho, Dolores Promesas, Pili Carrera, Neck&Neck y Apodemia, así como diseñadores emergentes como Maria K Fisherman o el multimarca madrileño El Paracaidista.

 

Enisa ofrece a los emprendedores un préstamo participativo, que puede oscilar entre los 25.000 euros y los 1,5 millones de euros, en función de la línea de crédito que se solicite. Esta modalidad tiene dos grandes ventajas. “El  préstamo participativo quedaría en un orden de prelación inferior al resto de acreedores, es decir, no se reclama su importe hasta que el resto de acreedores haya cobrado”, explica Noya.

 

Por otro lado, los préstamos participativos computan como recursos propios, lo cual fortalece el balance de la empresa y posiblemente le sirva de ayuda para pedir un crédito bancario. La financiación de Enisa se puede solicitar en cualquier momento del año a través de su portal online. Una vez realizada la solicitud y enviada la documentación correspondiente, el equipo del área de análisis de operaciones de la entidad, formado por unas veinte personas con formación financiera, examinan cada proyecto para determinar que reúna los requisitos necesarios para optar a su financiación.

 

 

 

 

“Podemos darle financiación a una empresa recién constituida y por ello no hay tanto análisis cuantitativo, porque no hay histórico; en esos casos nos fiamos de las previsiones de la empresa, el equipo y la naturaleza del proyecto”, explica Fernández. En el caso de empresas algo más asentadas, se analizan variables cuantitativas como el retorno que se espera obtener tras la entrada del préstamo y la evolución prevista de la facturación, así como elementos cualitativos como el grado de atractivo del mercado en el que opera, la sensibilidad del sector al ciclo económico, si se utiliza tecnología propia, etcétera.

 

Los intereses de los préstamos de Enisa se aplican en dos tramos: uno fijo (en función del Euríbor más diferencial) y otro variable en función de la rentabilidad de la empresa, hasta un máximo del 8%. “El tramo fijo seria el precio del dinero y el tramo variable seria el precio del éxito”, matiza Fernández. La devolución del importe prestado se debe efectuar en un máximo de nueve años, con un máximo de hasta siete años de periodo de carencia, en el que sólo se devuelven intereses.

 

Junto a Enisa, el otro organismo nacional clave en el ámbito de la financiación pública es el Instituto de Crédito Oficial (ICO), adscrito al Ministerio de Economía y Competitividad. Su principal misión es promover actividades económicas que contribuyan al crecimiento y el desarrollo del país.

 

 

 

 

En 2017, el ICO financió 79.906 operaciones por un importe total de 4.515 millones de euros. Un total de 1.807 transacciones, por un importe de 77,28 millones de euros, fueron solicitadas por empresas textiles, según explica Ana Martínez, jefa del área de gestión de mediación del ICO.

 

Las líneas de crédito más solicitadas por el sector son la de ICO Empresas y Emprendedores, para financiar sus inversiones productivas en España y atender sus necesidades de liquidez, y la línea ICO Exportadores. Esta última tiene como misión favorecer la actividad exportadora de una compañía mediante el anticipo de facturas propias de esta actividad o prefinanciación para asumir los costes previos de producción y elaboración de los bienes y servicios que se quieren exportar.

 

“Los importes dependen de la finalidad de la inversión y la línea solicitada”, explica Martínez. “No existe un importe mínimo de financiación y, con carácter general, puede llegar hasta 12,5 millones de euros”, añade. Los plazos de amortización cubren periodos de hasta veinte años (con dos de carencia) para la financiación de proyectos de inversión, y de cuatro años (con uno de carencia) para atender las necesidades de liquidez de las empresas. 

 

 

 

 

La comercialización de las líneas de crédito del ICO la realizan bancos asociados a través de su red de oficinas, donde se deben dirigir los clientes interesados. Las entidades de crédito asumen el riesgo de impago, se encargan del análisis y viabilidad de la operación, determinan las garantías a exigir, y deciden sobre la concesión o no de la financiación.

 

El ICO también contempla en su seno herramientas de financiación para start ups a través de Axis, su gestora de capital privado. La entidad tiene como meta ofrecer recursos para impulsar el crecimiento de empresas jóvenes a través de préstamos participativos convertibles. Es decir, una vez amortizado, el prestamista se convierte en accionista de las mismas, al obtener una participación.

 

Además del ICO y Enisa, la financiación pública en España cuenta con el Centro para el Desarrollo Tecnológico (Cdti), dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad y dedicado a promover proyectos empresariales de base tecnológica, enfocados al I+D.

 

 

 

 

Para ello, la entidad pública utiliza préstamos parcialmente reembolsables, a tipos de interés fijo, con diez años de amortización y con una cobertura financiera de hasta el 85% del presupuesto aprobado.  El tramo no reembolsable oscila entre el 5% y el 30% de la ayuda concedida, dependiendo del tamaño de la empresa beneficiaria y de las características de cada proyecto.

 

A escala autonómica, los emprendedores y empresarios cuentan con entidades públicas regionales de financiación como Avalis (Cataluña) y Avalmadrid. Se trata de sociedades de garantía recíproca, que avalan el negocio de una empresa para que esta pueda obtener un préstamo en un banco. A cambio, el beneficiario de los recursos debe depositar un importe del 2% del préstamo que va a pedir durante el periodo de amortización.

 

 

El Instutit Català de Finances (ICF), el Institut Valencià de Finances (IVF), el Instituto Gallego de Promoción Económica (Igape) o el Instituto Vasco de Finanzas, entre otras decenas de entidades autonómicas y locales, también ofrecen financiación a empresas.