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Figurinistas: cuando el vestuario cuenta la historia

La figura del director o directora de vestuario, escondida a menudo en los títulos de crédito, es igual de fundamental a la hora de construir la estética de una película y la psicología de los personajes.

C. Juárez

17 oct 2018 - 04:41

Figurinistas: cuando el vestuario cuenta la historia

 

 

And the Oscar goes to… Edith Head. La mujer más galardonada de la historia de los premios Oscar no es actriz, ni directora, ni guionista. Con un total de ocho estatuillas y 35 nominaciones, Head es la figurinista más famosa de Hollywood. Ella es la responsable del decadente estilo de Gloria Swanson en El Crepúsculo de los Dioses, de los vestidos de modelo de Grace Kelly en La ventana indiscreta y de la sofisticación de Tippi Hedren en Marnie.

 

Head es quizás la cara más visible de una figura, la de director o directora de vestuario, escondida a menudo en los títulos de crédito tras los guionistas o directores estrella, pero igual de fundamental a la hora de construir la estética de una película y la psicología de los personajes.

 

Sin embargo, la Academia de Cine no dio un premio a esta categoría hasta 1948, y entonces los Oscar se daban por separado a las películas en blanco y negro y en color. En el Hollywood de los treinta, cuando el vestuario se hacía en su mayoría por modistas en nómina de los estudios, ya sobresalían nombres como Walter Plunkett, responsable de los espectaculares vestidos de Escarlata O’Hara en Lo que el viento se llevó. También en blanco y negro trabajaba Orry-Kelly, que se llevó el Oscar en 1959 y que vistió a menudo a Marilyn Monroe.

 

 

 

 

En ocasiones, el vestuario termina trascendiendo más que la propia película, como en el caso del vestido verde que viste Keira Knightley en Expiación, considerado por la revista Time como el más icónico de la historia del cine.

 

El vestuario de esta película es obra de una de las principales figurinistas contemporáneas, Jacqueline Durran, quien firma también el de Orgullo y prejuicio, Anna Karenina (por la que ganó el Oscar) o La Bella y la Bestia. Collen Atwood (Memorias de una Geisha, Chicago) y Milena Canonero (María Antonieta y La Naranja Mecánica) son otras de las directoras de vestuario más premiadas de la actualidad.

 

En España, la dirección de vestuario cuenta con una amplia trayectoria, aupada por el aumento de producciones locales y extranjeras en el país durante la década de los cincuenta y los sesenta. Figurinistas como Eduardo Torre de la Fuente y León Revuelta y sastrerías como Cornejo, todavía en activo, han vestido a gran parte de la cinematografía española de esa época.

 

En las últimas décadas, han tomado el relevo diseñadoras como Sonia Grande, que ha trabajado para Pedro Almodóvar, Woody Allen o Alejandro Amenábar, o Lala Huete, de origen brasileño, que ganó un Bafta por su trabajo en El Laberinto del Fauno.