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‘Smart textiles’: la materia prima de la moda del futuro

Con la sostenibilidad, el sector se ha reorientado en busca de nuevos materiales, procesos y componentes que garanticen el crecimiento perpetuo del actual modelo.

Silvia Riera

11 oct 2019 - 04:41

‘Smart textiles’: la materia prima de la moda del futuro

 

 

La irrupción de la era del fast fashion y del low cost en moda cortó las alas al desarrollo de los wearables en el sector. La expansión global de cadenas que buscaban contener al máximo los costes en el producto terminó por frenar el avance de una incipiente nueva industria basada en smart textiles. Un alud de líneas de investigación basadas en sensorización de prendas, en la aplicación de activos en base a la nanotecnología, en climatización textil, en tejidos luminiscentes o capaces de cargar una batería de móvil quedaron en stand by ante un sistema que les daba por completo la espalda. Ahora, gran parte de la investigación se ha reorientado a la sostenibilidad, en busca de nuevos materiales, procesos y componentes que garanticen el crecimiento perpetuo del actual modelo.

 

Sin embargo, parte de todo aquel esfuerzo ha persistido a pesar de todo apoyándose en otros sectores industriales, como la sanidad, la construcción, la automoción o incluso la agricultura, que han incorporado nuevos materiales textiles, altamente moldeables y ligeros, pero con nuevas prestaciones. En el ámbito de la moda, el único subsector que ha abrazado los smarts textiles ha sido el deporte.

 

Pero ahora que la moda ha perdido gran parte de su valor y sus grandes volúmenes arrancan la temporada bajo el cartel de mid season sales, los tejidos inteligentes vuelven a recuperar atractivo: si el precio no es ya el argumento de venta, la industria deberá apoyarse en otros.

 

 

 

 

Los smart textiles darían pie a una era radicalmente nueva en la industria de la moda con prendas capaces de detectar y reaccionar ante parámetros fisiológicos, condiciones mediomabientales, estímulos mecánicos, térmicos y químicos y fuentes eléctricas o magnéticas para aportar un beneficio adicional. Las líneas de investigación se centran ante todo en elementos informáticos y de comunicaciones.

 

Del mismo modo que Apple integró con gusto, gracia y tecnología el teléfono en una cámara de fotos, a la moda le falta todavía el giro para que la tecnología sea capaz de seducir a los influencers. Nike y Under Armour, junto con Alphabet (la matriz de Google) y Microsoft, están desarrollando ropa equipada con tecnología. Incluso Ralph Lauren vistió a la selección de Estados Unidos con chaquetas termo regulables en los últimos Juegos Olímpicos de invierno. El futuro está. Falta comercializarlo.

 

Entre las grandes líneas de trabajo en el ámbito de los smart textiles se encuentra la integración de dispositivos electrónicos en los tejidos para controlar el estado de salud de las personas, para dar confort térmico o para proteger en entornos peligrosos, lumínicos o ser capaces de generar energía por impacto o por movimiento.

 

 

 

 

Otra línea en desarrollo es la electrónica impresa, con estructuras fotovoltaicas, calefactables o circuitos electrónicos. La tercera se basa en dotar de funcionalidad a los hilos, y la cuarta, en la impresión 3D con miras acortar plazos entre el diseño de un producto y su producción final.

 

En la competición por los smart fabrics, el deporte es un alumno aventajado. Nike y su rival Adidas han sido de las pocas empresas que han evolucionado en este sentido, pero sus volúmenes de producción para introducir wearables en el mass market nunca han sido suficientes para abaratar los costes de producción. Ni siquiera Apple logró activar este mercado con su smartwatch.