Entorno

Latinoamérica: en busca de aliados para afianzar el comercio exterior

A pesar de contar con el Mercosur o el Tlcan, la región carece de un acuerdo único que integre la dinámica comercial de las economías latinoamericanas, como el caso de la Unión Europea. 

María Bertero

1 dic 2017 - 00:00

En busca de aliados para afianzar el comercio exterior

 

 

 

Diversa, fragmentada e inestable. Mientras Europa ha logrado construir un mercado único de 500 millones de habitantes, Latinoamérica se ha mostrado errática a la hora de consolidar alianzas que abarquen toda la región. Frente a Estados Unidos, con 323 millones de habitantes de un alto poder adquisitivo, o China, con más de 1.300 millones de consumidores, la moda en Latinoamérica se ve abocada a operar en mercados locales de menor dimensión ante la falta de acuerdos que permitan la libre circulación de mercancías en toda la región.

 

 

Lee el reportaje completo en el Modaes Dossier

Latinoamérica, futuro para la moda


 

A falta de un acuerdo global, la región cuenta con muchas alianzas entre pocos países. Además, los tratados carecen de estabilidad, producto de los vaivenes políticos y económicos de los países latinoamericanos. Crear un acuerdo común entre las economías de la región es la principal demanda de muchos empresarios, analistas y expertos de la industria de la moda.

 

La falta de una alianza general dificulta la expansión de las empresas de moda en la región, afectando directamente al aprovisionamiento, la producción y la logística. Entre los países vecinos de Latinoamérica no sólo se interponen trabas arancelarias y el impacto de los tipos de cambio y sus fluctuaciones, sino también obstáculos para atravesar las fronteras.

 

Pese a ello, la ambición de avanzar en un acuerdo supranacional se ha evidenciado en varias ocasiones en la historia reciente de la región. El primer pacto comercial en reunir a las principales potencias latinoamericanas fue la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc), que estuvo vigente entre 1960 y 1980. La alianza estaba conformada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Las diferencias económicas entre varios de estos países derivaron en el fin del tratado, que sólo estuvo vigente durante dos décadas.

 

 

 

 

 

En 1969 comenzaron a surgir alternativas al Alalc para integrar a países con economías similares. Esta propuesta se mantiene hasta ahora, con la vigencia de cinco tratados principales en asociación por cercanía geográfica, convenios comerciales o similitudes en sus economías.

 

En sustitución de la Alalc nació el tratado que es hoy en día el más integrador en Latinoamérica: la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi). La misma está conformada por trece países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Nicaragua se encuentra en proceso de revisión para convertirse también en miembro de dicha asociación.

 

La Aladi tiene como fin la creación de un área económica común para los países que lo conforman. Dentro de sus apartados destacan la preferencia arancelaria a productos originarios de los países miembros del tratado, así como también los acuerdos de alcance regional y parcial. A diferencia del antiguo Alalc, la Aladi permite a países ajenos al tratado adherirse al mismo en acciones parciales, así como también la participación de la asociación como institución en los movimientos de cooperación horizontal entre países en vías de desarrollo.

 

 

Del Tlcan al Mercosur

En el último año, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan o Nafta, por sus siglas en inglés) ha estado en el ojo del huracán. A pesar de ser uno de los tratados más nuevos de la región, el acuerdo que pactaron en 1992 Estados Unidos, Canadá y México es uno de los cimientos fundamentales en el negocio mexicano de la moda.


El Tlcan entró en vigor en 1994 y, con ello, México logró multiplicar por cinco los intercambios con Estados Unidos, incrementando sus exportaciones al gigante americano a un ritmo anual del 8%. Actualmente, México es el tercer socio para Estados Unidos, sólo detrás de China y Canadá. En términos generales, el Tlcan beneficia a catorce millones de trabajadores y genera unos ingresos diarios promedio de 1.200 millones de dólares en intercambios comerciales entre los tres países que lo conforman.

 

El acuerdo brinda a las empresas de Estados Unidos, Canadá y México un mejor acceso a los insumos, materias primas, tecnologías y capitales de inversión. En cuanto a moda, el Tlcan destaca que cada uno de los miembros del acuerdo deberá eliminar progresivamente sus aranceles sobre bienes textiles y del vestido y que se apliquen las reglas de origen estipuladas en el tratado. Este último destacado ha sido uno de los puntos de discusión en la renegociación del Tlcan, cuya credibilidad se ha puesto en duda con el ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca. Desde el pasado agosto, México, Canadá y Estados Unidos han tenido varias reuniones para actualizar el acuerdo comercial.

 

 

 

 

La moda fue uno de los sectores, junto al automotriz, la química y la farmacia, que se manifestaron a favor de revisar la normativa de origen. Dicha norma establece que, para que un producto pueda circular libremente entre los tres países, la mayor parte su fabricación debe haberse realizado en México, Estados Unidos o Canadá. El textil, el calzado y la confección están incluidos dentro estas las reglas de origen no preferenciales del Tlcan, es decir, normas que exigen que los productos que se intercambian entre los tres países deben ser producidos con materia prima local, desde el hilo hasta la confección.

 

Otro de los tratados más populares de la región es el Mercado Común del Sur (Mercosur), aunque durante muchos años su viabilidad se ha puesto en tela de juicio. Creado el 26 de marzo de 1991 en Asunción (Paraguay), el Mercosur está conformado por Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Venezuela. El tratado cuenta también con estados asociados, entre los que se encuentran Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Guayana y Surinam.

 

El bloque tiene como objetivo proporcionar un espacio de oportunidades comerciales e inversiones a través de la integración competitiva de los países miembro. Sin embargo, el tratado se ha enfocado a resolver problemáticas de tipo migratorias, laborales, culturales o sociales, más que económicas.

 

 

 

 

Previo al desarrollo del Mercosur, varios de los países que figuran como miembros invitados del mismo conformaron en 1969 la Comunidad Andina (CAN). Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú firmaron el Acuerdo de Cartagena con el propósito de lograr la integración y cooperación económica y social de los países adheridos.

 

A pesar de haber incorporado en 1973 a Venezuela, la CAN cuenta hoy en día con sólo cuatro miembros, ya que el país bolivariano y Chile se retiraron en la década de los setenta. De acuerdo con los últimos datos disponibles, los países que conforman el acuerdo exportaron en 2013 un total de 137.991 millones de dólares al resto del mundo. Actualmente, Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay son países asociados al CAN.

 

En cuanto a las economías de Centroamérica y el Caribe, los países de esta región también cuentan con una unidad comercial. En 1975 el Convenio de Panamá dio inicio al Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (Sela), que incluye a otros quince países. El Sela tiene como objetivo primordial impulsar a los países miembro fuera de la región latinoamericana.

 

Otra de las asociaciones de envergadura de la región es el Grupo de los Tres o G-3, conformado por México, Colombia y Venezuela, que nació en 1995. Desde entonces, el tratado ha generado un mercado de 149 millones de consumidores y sus bases establecen la reducción del 10% de las tasas arancelarias a diez años. En 2006, Venezuela abandonó el G-3 para unirse al Mercosur, por lo que la alianza se transformó en una relación bilateral entre México y Colombia. 

 

 

Lee el reportaje completo en el Modaes Dossier

Latinoamérica, futuro para la moda

Diversa, fragmentada e inestable. Mientras Europa ha logrado construir un mercado único de 500 millones de habitantes, Latinoamérica se ha mostrado errática a la hora de consolidar alianzas que abarquen toda la región. Frente a Estados Unidos, con 323 millones de habitantes de un alto poder adquisitivo, o China, con más de 1.300 millones de consumidores, la moda en Latinoamérica se ve abocada a operar en mercados locales de menor dimensión ante la falta de acuerdos que permitan la libre circulación de mercancías en toda la región.
A falta de un acuerdo global, la región cuenta con muchas alianzas entre pocos países. Además, los tratados carecen de estabilidad, producto de los vaivenes políticos y económicos de los países latinoamericanos. Crear un acuerdo común entre las economías de la región es la principal demanda de muchos empresarios, analistas y expertos de la industria de la moda. 
La falta de una alianza general dificulta la expansión de las empresas de moda en la región, afectando directamente al aprovisionamiento, la producción y la logística. Entre los países vecinos de Latinoamérica no sólo se interponen trabas arancelarias y el impacto de los tipos de cambio y sus fluctuaciones, sino también obstáculos para atravesar las fronteras. 
Pese a ello, la ambición de avanzar en un acuerdo supranacional se ha evidenciado en varias ocasiones en la historia reciente de la región. El primer pacto comercial en reunir a las principales potencias latinoamericanas fue la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc), que estuvo vigente entre 1960 y 1980. La alianza estaba conformada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Las diferencias económicas entre varios de estos países derivaron en el fin del tratado, que sólo estuvo vigente durante dos décadas. 
En 1969 comenzaron a surgir alternativas al Alalc para integrar a países con economías similares. Esta propuesta se mantiene hasta ahora, con la vigencia de cinco tratados principales en asociación por cercanía geográfica, convenios comerciales o similitudes en sus economías. 
En sustitución de la Alalc nació el tratado que es hoy en día el más integrador en Latinoamérica: la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi). La misma está conformada por trece países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Nicaragua se encuentra en proceso de revisión para convertirse también en miembro de dicha asociación. 
La Aladi tiene como fin la creación de un área económica común para los países que lo conforman. Dentro de sus apartados destacan la preferencia arancelaria a productos originarios de los países miembros del tratado, así como también los acuerdos de alcance regional y parcial. A diferencia del antiguo Alalc, la Aladi permite a países ajenos al tratado adherirse al mismo en acciones parciales, así como también la participación de la asociación como institución en los movimientos de cooperación horizontal entre países en vías de desarrollo. 
DEL TLCAN AL CAN
En el último año, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan o Nafta, por sus siglas en inglés) ha estado en el ojo del huracán. A pesar de ser uno de los tratados más nuevos de la región, el acuerdo que pactaron en 1992 Estados Unidos, Canadá y México es uno de los cimientos fundamentales en el negocio mexicano de la moda. 
El Tlcan entró en vigor en 1994 y, con ello, México logró multiplicar por cinco los intercambios con Estados Unidos, incrementando sus exportaciones al gigante americano a un ritmo anual del 8%. Actualmente, México es el tercer socio para Estados Unidos, sólo detrás de China y Canadá. En términos generales, el Tlcan beneficia a catorce millones de trabajadores y genera unos ingresos diarios promedio de 1.200 millones de dólares en intercambios comerciales entre los tres países que lo conforman. 
El acuerdo brinda a las empresas de Estados Unidos, Canadá y México un mejor acceso a los insumos, materias primas, tecnologías y capitales de inversión. En cuanto a moda, el Tlcan destaca que cada uno de los miembros del acuerdo deberá eliminar progresivamente sus aranceles sobre bienes textiles y del vestido y que se apliquen las reglas de origen estipuladas en el tratado. Este último destacado ha sido uno de los puntos de discusión en la renegociación del Tlcan, cuya credibilidad se ha puesto en duda con el ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca. Desde el pasado agosto, México, Canadá y Estados Unidos han tenido varias reuniones para actualizar el acuerdo comercial.
La moda fue uno de los sectores, junto al automotriz, la química y la farmacia, que se manifestaron a favor de revisar la normativa de origen. Dicha norma establece que, para que un producto pueda circular libremente entre los tres países, la mayor parte su fabricación debe haberse realizado en México, Estados Unidos o Canadá. El textil, el calzado y la confección están incluidos dentro estas las reglas de origen no preferenciales del Tlcan, es decir, normas que exigen que los productos que se intercambian entre los tres países deben ser producidos con materia prima local, desde el hilo hasta la confección. 
Otro de los tratados más populares de la región es el Mercado Común del Sur (Mercosur), aunque durante muchos años su viabilidad se ha puesto en tela de juicio. Creado el 26 de marzo de 1991 en Asunción (Paraguay), el Mercosur está conformado por Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Venezuela. El tratado cuenta también con estados asociados, entre los que se encuentran Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Guayana y Surinam. 
El bloque tiene como objetivo proporcionar un espacio de oportunidades comerciales e inversiones a través de la integración competitiva de los países miembro. Sin embargo, el tratado se ha enfocado a resolver problemáticas de tipo migratorias, laborales, culturales o sociales, más que económicas. 
Previo al desarrollo del Mercosur, varios de los países que figuran como miembros invitados del mismo conformaron en 1969 la Comunidad Andina (CAN). Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú firmaron el Acuerdo de Cartagena con el propósito de lograr la integración y cooperación económica y social de los países adheridos. 
A pesar de haber incorporado en 1973 a Venezuela, la CAN cuenta hoy en día con sólo cuatro miembros, ya que el país bolivariano y Chile se retiraron en la década de los setenta. De acuerdo con los últimos datos disponibles, los países que conforman el acuerdo exportaron en 2013 un total de 137.991 millones de dólares al resto del mundo. Actualmente, Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay son países asociados al CAN. 
En cuanto a las economías de Centroamérica y el Caribe, los países de esta región también cuentan con una unidad comercial. En 1975 el Convenio de Panamá dio inicio al Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (Sela), que incluye a otros quince países. El Sela tiene como objetivo primordial impulsar a los países miembro fuera de la región latinoamericana. 
Otra de las asociaciones de envergadura de la región es el Grupo de los Tres o G-3, conformado por México, Colombia y Venezuela, que nació en 1995. Desde entonces, el tratado ha generado un mercado de 149 millones de consumidores y sus bases establecen la reducción del 10% de las tasas arancelarias a diez años. En 2006, Venezuela abandonó el G-3 para unirse al Mercosur, por lo que la alianza se transformó en una relación bilateral entre México y Colombia. m