“La ministra cree que vive en Suecia”

La ministra se cree que vive en Suecia” ha sido una de las proclamas utilizadas por los hosteleros y que han marcado el retorno del debate sobre la jornada laboral. La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, manifestó su intención de impulsar la reducción de la jornada laboral durante la legislatura, en la que incluyó la reducción de los días de trabajo a la semana y propuestas como salir antes del trabajo, cerrar antes bares y comercios o adelantar el prime del horario televisivo. A pesar de la oleada de protestas, en su mayoría del sector de la restauración, la reducción de la jornada laboral se ha extendido por todo el mundo. “Este no es un debate nuevo, y ya lo planteó por primera vez en Estados Unidos hace décadas Henry Ford”, asegura el economista y profesor de la Universidad de Valencia Joan Sanchis. “Algo que supo ver muy bien Ford es que, si quería que sus empleados se compraran coches, tenían que tener el tiempo para poder utilizarlos”, explica Sanchis sobre el empresario, que fue de los primeros en reducir la jornada de sus trabajadores a los actuales cinco días.

Revista Modaes

Especial número 50

Bajo ese mismo pretexto, en 2023 se llevó a cabo una prueba piloto de reducción de la jornada laboral en Valencia a cuatro días, que según los resultados del Ayuntamiento de la ciudad, consiguió mejorar la salud mental y la productividad de los trabajadores. Los países con jornadas laborales más cortas, de hecho, son también los que lideran los índices de felicidad y de bienestar, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). “Existe una relación directa entre horas trabajadas y porcentajes de absentismo y bajas laborales”, puntualiza Sanchis, que es uno de los mayores defensores de la jornada laboral de cuatro días en España. Este estudio llega hasta dos años después de que Desigual implantará esta medida para el personal de su oficina.

A pesar del ejemplo de éxito de la compañía, gran parte de la preocupación viene de las empresas, que deben mantener sus niveles de producción a la vez que sus trabajadores cobran lo mismo, en un momento donde, además, los salararios siguen al alza para compensar la inflación. Nuria Chinchilla, economista y profesora de Iese, aboga por aplicar un criterio por sectores. “Está demostrado que cuantas más horas pasamos en el trabajo, menos productivos somos, pero hay que tener en cuenta los sectores sobre los que se legisla y permitir una mayor flexibilidad en los contratos”, sostiene.

Sanchis también defiende que una reducción de la jornada debe ir acompañada de otros mecanismos, como repensar la organización de las horas de trabajo. Según Eurostat, a pesar de trabajar una media de horas similar a la europea, la jornada española está peor repartida durante la semana, y se trabaja más a última hora de la tarde, lo que afecta al bienestar y, por ende, a la productividad de los trabajadores. “Tenemos que cambiar la visión cortoplacista que ve el coste laboral (cómo un mayor salario) como un problema, y comenzar a verlo como una oportunidad”, acaba Sanchis.

Mientras Grecia acabó el año con una nueva ley que permite ampliar hasta seis días la semana laboral, la tendencia de España, siguiendo la línea europea, pasa por reducirla a cuatro días laborables. El objetivo de ambas estrategias, sin embargo, es el mismo: aumentar la productividad de los trabajadores, actualmente a la cola de grandes potencias europeas en materia de productividad por hora trabajada.