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Bye bye minifalda

6 abr 2009 - 00:00

Puede parecer frívolo pero una víctima colateral de la actual crisis económica puede ser la minifalda. Una ley oculta de la macroeconomía vincula los periodos alcistas y de crecimiento con las faldas cortas, mientras que en las etapas de depresión los diseñadores apuestan por alargar esta prenda. Es decir, a más crisis, menos piernas quedan a la vista. Al economista estadounidense George Taylor le hubiera gustado ser recordado por sus teorías sobre cómo la evolución en el transporte había revolucionado la economía. Sin embargo, la Historia es una dama burlona y Taylor debe su fama a la denominada "teoría del dobladillo", en la que observaba que las faldas de las mujeres se acortaban cuando la economía iba viento en popa.Según esta tesis, Coco Chanel nunca hubiera acortado las faldas si los alegres años 20 no hubieran sido una etapa de prosperidad. Una nueva generación de mujeres independientes y modernas que reclamaban un nuevo estilo, cómodo y práctico. Pero los economistas lo vinculan más bien a la recuperación económica que vivió Estados Unidos desde 1922 y que se extendió por todo Occidente. La Gran Depresión del 29 supuso el fin de las faldas largas. Con los buenos tiempos también se fueron los colores alegres y el negro se convirtió en el rey de los vestuarios de la mano del diseñador Balenciaga. En cambio se impusieron los tejidos más baratos, como el lino y las medias de nylon que sustituyeron a las de seda.En la crisis del Petróleo de 1973 se volvió a cumplir la teoría del dobladillo de Taylor. Tras la década de bonanza de los 60 y las faldas más cortas que el mundo puede recordar, los modistos de la época volvieron a apostar por lo sobrio y los diseños conservadores y fueron años en los que la moda fue la maxifalda. Si los 80 y la época de los gigantes de la bolsa neoyorkina volvieron a recuperar los minivestidos, todo parece indicar que la falda por encima de la rodilla está a punto de desaparecer. No sólo mirando las previsiones del PIB mundial, también dando una ojeada a las pasarelas, incluso teniendo en cuenta que en la actualidad, no como en los años 50, pueden llegar a convivir varias tendencias una misma temporada.Diseñadores como Brian Reyes ya están abogando por un retorno a la sobriedad, tanto en colores, como en cortes y, desde luego, en el largo de las faldas. Haider Ackermann ha ido más lejos recuperado las faldas más que largas en su última aparición en las pasarelas. Incluso las excepciones, como Marc Jacobs, que todavía ve el invierno de 2009 con minifaldas, lo hace desde unos tonos negros y grises que poco invitan al optimismo. Si la crisis económica mundial persiste, la minifalda puede desaparecer del fondo de armario Los expertos están divididos entre los que no saben cuánto durará esta crisis y entre los que afirman que será larga. Una larga etapa de depresión de la economía implicaría maxifaldas y tonos más sobrios. La minifalda corre riesgo de apolillarse en los armarios de sus atrevidas defensoras.