Opinión

Sudar la camiseta

Víctor Fabregat

27 jul 2015

 

El fútbol siempre ha sido un deporte de masas aunque muy localizado anteriormente en Europa y América Latina. Los clubes tenían un número importante  de aficionados, pero su ámbito era regional o nacional, con poca repercusión internacional a pesar de que las primeras competiciones a nivel continental: Copa de Europa (ahora Champions League) y Copa Libertadores se desarrollaron a partir de los años sesenta.

 

Esta primitiva estructura fue paulatinamente engrandeciéndose y, a partir de los años noventa, se empieza a hablar del fútbol global en base a la difusión de su práctica y al desarrollo de los medios de imagen (TV) verdaderos promotores del deporte a nivel mundial. Al respecto, la FIFA estima que 265 millones de personas practican este deporte, mientras que el impacto mediático puede ser mucho más elevado, basta señalar que la última final de la Champions en Berlín tuvo una difusión televisiva de 400 millones de espectadores.

 

Estos cambios han trasformado los clubes en verdaderas marcas que sobrepasan el simple nombre del equipo, lo que ha atraído mayores inversiones en el fútbol y así los derechos televisivos y el patrocinio comercial son las bases económicas que sustentan los principales clubes europeos, mientras que la aportación de socios y espectadores no sobrepasa el 20% del total de sus ingresos.

 

En el apartado del patrocinio, las empresas de equipamiento deportivo (vestido y calzado) han visto en el fútbol un importante escaparate para sus productos, no sólo porque todo el mundo conoce el logo de sus marcas, las tres barras de Adidas o el ala de Nike, sino también por captar un segmento del mercado muy característico. El seguidor de un club se identifica de manera muy intensa y emocional con el mismo y con lo que representa deportiva y socialmente y también con su entorno. En suma, es un consumidor muy fiel a su equipo/marca, una rara avis entre los consumidores, más bien infieles o descreídos.

 

Por ello se comprende que, además de las camisetas, las empresas de equipamiento sean socios generosos con los clubes ya que es una cooperación entre dos empresas/marcas que beneficia a ambas. Como muestra, la alemana Adidas ha firmado un acuerdo con el Manchester United por el que aportará unos 100 millones cada temporada hasta 2025, también la Juventus se pasa a la marca alemana desde Nike, que abandona el Arsenal en beneficio de Puma. Naturalmente, estas operaciones sólo están al alcance de los grandes del sector, Adidas y Nike, aunque hay diversas compañías que tratan de posicionarse en este mercado.

 

Entre los 20 primeros clubes europeos por importancia económica, Adidas y Nike están empatadas con siete patrocinios, las siguen Puma con tres y New Balance, Under Armour y Macron con uno. En la liga española, que empezará el 22 de agosto, se repite este empate entre las dos primeras marcas (7 equipos cada una), detrás se sitúan Puma y Joma (2) y el resto lo cubren marcas como New Balance, Xtep, Kelme, Kappa, Acerbis y Lotto.

 

Este maridaje sin duda ha impulsado la vertiente económica y de globalización de la actividad del fútbol que muchas veces sobrepasa el terreno puramente deportivo. Sin embargo, estas cifras astronómicas están ligadas a la competición, así una temporada sin títulos nacionales o siendo eliminado en las primeras fases de la Champions pueden alterar el equilibrio financiero de muchos clubes.  Aspecto que ahora está bajo la supervisión de la UEFA después de la puesta en marcha de la iniciativa Juego Limpio Financiero, con el objetivo de lograr una mayor disciplina y racionalidad en las finanzas de los clubes.

 

En definitiva, el negocio del fútbol depende de un juego y si no entra la pelota puede complicarse. Ahora que empieza este circo, los jugadores harían bien en sudar sus flamantes camisetas; se juegan algo más que la gloria deportiva.

Víctor Fabregat

Víctor Fabregat

Víctor Fabregat capitaneó durante veinticinco años el Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc), organismo sin ánimo de lucro creado por el Consejo Intertextil Español (CIE) y que cuenta con el apoyo de la mayoría de asociaciones textiles. Su objetivo es facilitar a las empresas información necesaria para la toma de sus decisiones estratégicas. Esta larga trayectoria profesional en el seguimiento y el estudio de todos los aspectos de la industria textil hicieron de Fabregat, fallecido en 2020, uno de los mayores expertos en el negocio de la moda de España.