Productividad, horarios y Operación Triunfo
9 feb 2018
Como estamos ante el inicio de un proceso de negociación colectiva que marcará las relaciones laborales en el sector textil durante los próximos años, nos toca seguir de cerca lo que acontece a nuestro alrededor en todo lo relacionado con este tema. En este contexto, uno de los elementos introducidos por algunos agentes es el de relacionar el incremento salarial, o al menos una parte del mismo, con el incremento de la productividad.
El debate se presenta muy interesante, pero me sorprende que en el mismo marco no se trabaje acerca de las maneras de incrementar dicha productividad. Aunque me tengo que frenar (y me freno mucho esta vez) para no decir cosas que puedan herir sensibilidades en este momento, nuestros gobernantes podrían dejar de mirar a otro lado y acometer de una vez el siempre aparcado asunto de la racionalización de horarios para, de paso, favorecer la conciliación de la vida laboral y familiar.
Porque, y ahora no me muerdo la lengua, demostramos de forma inequívoca la calidad de país que tenemos cuando vemos que el prime time televisivo cada vez se atrasa más en contra de lo que nos han prometido tantas veces los que mandan.
“Empecemos por adecuar los horarios a la manera de los países que nos rodean”
Venía a cuento esta reflexión porque el pasado lunes (sí, un lunes), la última exitosa edición de Operación Triunfo proclamó a su excelente ganadora a las 1:47 horas, momento compartido por 2,5 millones de españoles, de los cuales, supongo, unos cuantos tendrían que levantarse poco tiempo después para ir a trabajar. Además, un millón de personas siguieron el chat posterior a la gala y que comenzó a las dos. Todo esto en una cadena pública, para más inri. Seguramente, el desempeño no sería el mismo que si, como se hace en la Europa que funciona, el programa hubiera finalizado a las diez u once de la noche. Pero no sé por qué, no hay manera de que los gobernantes metan mano en este asunto. Bueno, no sé por qué, pero me lo imagino.
Y así estamos. Mientras los sesudos negociadores se parten la cara por un punto de mejora salarial ligado al incremento de productividad, España se sienta frente a la tele hasta bien pasada la medianoche y en cuanto empieza el buen tiempo pedimos a Antonio que no nos cierre la terracita a medianoche porque ahora se está divinamente a la fresca aunque tengamos que levantarnos a las siete. Así que empecemos por adecuar los horarios a la manera de los países que nos rodean. Y luego, si eso, hablamos de productividad.

Manu Díaz
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