Opinión

A propósito del próximo Cibeles

A propósito del próximo Cibeles

Pedro Mansilla Viedma

5 sep 2011

La semana pasada -para ustedes el mes pasado- se celebró en el Recinto Ferial de Madrid, la consabida rueda de prensa que todos los años dos veces, una por estas fechas, se convoca para adelantar las novedades de la próxima edición de la pasarela Cibeles. En el caso que nos ocupa, septiembre del 2011. Como siempre, la rueda de prensa es presentada y dirigida por Luis Eduardo Cortés, presidente de la institución y, por lo tanto, máximo responsable de ella, acompañado, también suele ser habitual, por Fermín Lucas, director general de Ifema, Modesto Lomba, como presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España y Cuca Solana, directora desde hace muchos años de la Pasarela Cibeles, que ahora, ya lo saben ustedes, se llama sin ninguna necesidad, Madrid Fashion Week.

 

Desde hace varios años, aquellos que Luis Eduardo Cortés preside la institución, la rueda de prensa transcurre, casi milimétricamente, según lo esperado... Aunque el señor Cortés introduce alguna nota de humor, el escenario contribuye a una cierta sobriedad casi política, a veces uno puede pensar que más que una rueda de prensa sobre una pasarela de moda se asiste a una rueda de prensa sobre las últimas resoluciones del Consejo de Ministros. Un marco, vamos a decir de cierta formalidad, algo impostada, termina haciendo difícil la velocidad de movimientos en ese escenario tan estereotipado. Las preguntas de los medios acreditados insisten en los presupuestos, en los diseñadores que vuelven o que se van, e incluso en una pequeña ilusión, que alguien desvele los colores qué vamos a ver en la próxima pasarela... En mitad de ese tedio perfectamente organizado, suelo hacer siempre una pregunta, no sólo porque me interese con sinceridad la respuesta que busco, sino porque me parece una humilde manera de contribuir al éxito de cualquier rueda de prensa a la que me molesto en asistir.

 

Nunca hago preguntas sencillas y, precisamente por eso, extremo al máximo el cuidado con el que las hago. En esta ocasión me preocupaba saber quién componía el jurado que decide quién debe desfilar en Cibeles y, por supuesto, en Ego, y quién no, dado que en ambos casos son pasarelas que se pueden realizar porque una institución tan respetable como Ifema las saca adelante, con un dinero público, es verdad que cada vez más escaso, el dinero de algunos sponsors, por fortuna cada vez más numerosos y una pequeña cantidad, casi simbólica, que los diseñadores participantes han de poner sobre la mesa como contribución de los gastos totales de cada uno de sus desfiles.

Aunque comencé diciendo que sentía mucho si la pregunta era impertinente, y el señor Cortés me ayudó al advertirme que no hay pregunta impertinente, no terminó de contestarme a lo que preguntaba. Tampoco se molestó en que lo hiciese ningún otro de los miembros de la mesa, que tal vez se quedó con ganas. Pensé que estaba autorizado a volver sobre la carga. Esperé mi turno, tras de las preguntas de otros compañeros, volví a insistir, quería saber quiénes componen el comité que decide quién debe desfilar y quién no. No era una necesidad metafísica, ni perversa... Quería saber los nombres que constituyen ese comité, para hacerme una idea de su perfil profesional. No es lo mismo que en ese comité esté, por poner un ejemplo, un periodista de Hola que un periodista de Vogue, un profesional vinculado al Corte Inglés que a Zara y así sucesivamente... Se me contestó que el comité era secreto para preservar su independencia, es decir, para no dejarse influenciar. Me pareció una respuesta elegante, quiero decir, vacía. Si fuese así, también tendrían que ser secretos el resto de los jurados que otorga cientos de premios en el panorama nacional, desde la “Medalla de Oro” a las Bellas Artes hasta el “Príncipe Felipe” a la innovación empresarial. Por no hablar de uno que nos coge mucho más cerca, aquel que cada año otorga el premio L’Oreal Cibeles a la mejor colección presentada en esa edición.

 

Con toda probabilidad esa respuesta esconde una verdad más o menos inconfesable, no hay jurado... Las decisiones las toma -es una suposición- Luis Eduardo Cortés, Fermín Lucas, Cuca Solana y Andrés Aberasturi. Si así fuese, no pasaría nada, están tan legitimados como cualquier otro miembro para pertenecer a ese jurado, pero por algún motivo que se me escapa, no quieren reconocerlo. Quizás porque si lo reconociesen, se harían públicamente responsables de las decisiones que toman y, tal vez alguna de ellas, no les guste que parezca tomada por ellos. Es más cómodo seguir dejando en la penumbra a los otros miembros, para que la responsabilidad se diluya. Fermín Lucas, que es un hombre siempre muy amable conmigo, intentó, off de record, complacer mis dudas, recordándome, cosa que yo ya sabía, que alguna vez, algún miembro de esos comités, utilizó el supuesto prestigio de pertenecer a ese jurado para ir por ahí obteniendo algunos favores personales... La idea me parece tan reprobable que entiendo que la fórmula se suprimiese, sólo que hubiese preferido que cambiasen al supuesto miembro “oportunista” antes que cargarse todo el sistema. Cuando un juez se equivoca  reiteradamente, suele ser sustituido en su cargo, a nadie serio se le ocurre desmontar todo el sistema judicial.

 

¿Por qué insisto tan sutilmente en mi pregunta? Porque considero muy importante saber si existe o no un tribunal que examina a los candidatos de esas dos pasarelas, especialmente la de Ego, ya que en Cibeles, se supone que por tratarse de nombres reconocidos, los méritos para desfilar, casi consisten exclusivamente en que ya se haya desfilado con anterioridad. Sólo un caso especialmente llamativo de alguien que no mereciese estar allí, implicaría que el jurado se manchase las manos de sangre más o menos inocente..., pero en el caso de Ego, sí es especialmente necesario saber si ese comité existe o no, y quién lo compone, porque eso, además de garantizar su responsabilidad, garantizaría su transparencia. Nos dijo Luis Eduardo Cortés que a él no le cabía ninguna duda de que las personas que toman esa decisión -sean comité o no lo sean- son excelentes profesionales y actúan con la mejor voluntad. Por supuesto que será así, añado yo, si no creyese que son profesionales y que actúan con buena voluntad, entonces no habría hecho una pregunta tan elegante. Son profesionales y actúan con buena voluntad, desde luego, pero ¿quiénes son?, porque sería un gesto de transparencia ejemplar que lo pudiésemos saber. Si conociésemos sus nombres, podríamos felicitarles por haber fichado a Teresa Helbig o a Roberto Etxebarría, sin duda ninguna magníficos profesionales que hoy son nombres indiscutibles de Cibeles y de Ego. Saber sus nombres nos permitiría felicitarles cada vez que aciertan, pero también nos podría permitir criticarles, con nombres y apellidos, cada vez que se equivocan, porque no voy a acusar a nadie, pero vamos a imaginarnos que alguna vez se han equivocado.

 

Por casualidad me he enterado de que en esta última edición una diseñadora de Andalucía mandó su solicitud, fue atendida muy amablemente, orientada para que presentase de la mejor manera posible su trabajo, pero finalmente no fue seleccionada para desfilar en la próxima edición de Ego. El jurado, si es que lo hay, lleno de profesionales y con la mejor buena voluntad, debió de elegir a los mejores y ella no estaba entre ellos. Ya sabemos que siempre hay menos plazas que candidatos, y que por lo tanto, siempre hay candidatos, incluso candidatos extraordinarios, que tienen que quedarse fuera. Se me podría decir que los “méritos”, palabra que puntualizó muy acertadamente Modesto Lomba, son siempre subjetivos y, por lo tanto, susceptibles de ser tomados subjetivamente en consideración, o no. Estoy totalmente de acuerdo con ese razonamiento, todo es siempre subjetivo, pero ¿qué ocurriría si algo no fuese subjetivo, es decir, si algo entre los méritos de un diseñador que pide subirse a Ego por primera vez, fuese objetivo?. Vamos a imaginar que Joaquín Trías, diseñador que nos puede parecer bueno o malo, según nuestro particular gusto y, por lo tanto, subjetivos la calidad de sus méritos, quisiese desfilar en Cibeles. ¿Serían todos sus méritos subjetivos? o, aunque no nos gustase su trabajo, ¿deberíamos considerar un mérito objetivo que haya desfilado tres ediciones consecutivas en la New York Fashion Week?

 

No estoy defendiendo a una buena diseñadora anónima porque sea amiga mía, algo que me parecería bochornoso, ni siquiera porque considere que es muy buena diseñadora, confieso con humildad que no lo sé. Ni siquiera quiero defenderla porque en su trabajo haya méritos valorables subjetivamente por el más profesional y bien intencionado de los jurados, sino, lisa y llanamente, porque creo que en su carta de presentación hay un mérito incuestionable, de esos que podemos llamar “objetivos”. Esa joven diseñadora participa desde hace varias ediciones en el salón Tranoï Carrousel du Louvre de París. Un espacio comercial, como saben la mayoría de ustedes, reconocido internacionalmente como el sancta sanctorum de los diseñadores creativos de todo el mundo. Un espacio al que sólo se puede acudir por previa invitación de los organizadores, por supuesto, además de pagar por vender moda allí. Ese espacio, al que también asiste Amaya Arzuaga y Miriam Ocáriz, por poner dos notables ejemplos, le ha negado la entrada a conocidos diseñadores españoles, de esos que desfilan en Cibeles, por no considerarlos suficientemente creativos u originales... Creo que cualquier jurado profesional y bien intencionado, debería de apreciar esta pequeña diferencia como se merece. Un jurado del que no sabemos sus nombres, ha desestimado a esta diseñadora y su impar mérito objetivo.

 

Quiero despedirme con una pregunta: ¿Se puede permitir España, la moda española, la pasarela más importante de la moda española, el jurado más importante de la pasarela más importante de la moda española, ese pequeño despiste?. Creo profundamente que no. Si se lo pudiese permitir y todos lo aceptásemos, sería reconocer que estamos, como el refrán dice, “matando moscas a cañonazos”. Es decir, que estamos haciendo todo lo posible, como país, para que un joven diseñador con talento, debidamente apoyado por nuestras diferentes administraciones, termine siendo una brillante marca, conocida y reconocida internacionalmente. Pero resulta, paradoja donde las haya, que cuando alguien ya vende ahí fuera, nosotros le negamos esa extraordinaria plataforma que debería ayudarle, con toda justicia, a que vendiese también ahí más y mejor.

 

No revelo el nombre de la diseñadora porque no quiero que este artículo le perjudique. No lo he escrito para que la admitan en Ego -ella misma me ha reconocido con una humildad ejemplar que si no la han elegido es porque su trabajo no es lo suficientemente bueno, y que esa pequeña adversidad le servirá para plantearse, con mucha mayor calidad, el trabajo que presente la próxima vez que solicite desfilar en Ego-, sino para que todos hagamos en voz alta una importante reflexión: ¿Deben de ser públicos los nombres de las personas que forman el comité que tiene en sus manos una decisión tan importante como ésta, o es preferible que siga siendo secreto...? ¿No es su inexplicable secreto la excusa perfecta para que se les escape alguna que otra pequeña arbitrariedad en sus importantes decisiones...?

Pedro Mansilla Viedma

Pedro Mansilla Viedma

Pedro Mansilla ha colaborado durante los últimos veinticinco años en muchos de los más importantes medios de comunicación españoles y ha dirigido y presentado el único programa exclusivamente de moda hecho por una televisión española Ella de moda, en Vía Digital. Autor de la Guía de la Moda Española, publicada en el 2004 por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, ha sido reiteradamente miembro de los más prestigiosos premios españoles al diseño de moda y es profesor en los Master de Periodismo de Moda de las universidades Francisco de Vitoria, Universidad Politécnica-Marie Claire e Istituto Europeo di Design de Madrid, así como de la Pompeu Fabra de Barcelona. Miembro del comité de expertos y comisario de diversas exposiciones, ha sido miembro del Jurado que concedió el primer Premio Nacional de Diseño de Moda (creado por el Ministerio de Cultura) a Manuel Pertegaz en 2009.