La borrasca Filomena sepulta Madrid bajo la nieve MARTA TAMAYO F ilomena llegó a Madridel jueves 7 de enero porla mañana. Los primeroscopos que cayeron en lascalles de la capital en ple- na resaca navideña ya presagiaban la mayor tormenta del siglo, en palabras de Rubén Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), pero población y Ayuntamiento parecían no estar al tanto. El resultado fue una ciu- dad en colapso. A media mañana del 8 de enero, el Consistorio recomendó evi-La borrasca tar desplazamientos innecesarios, peroFilomena provocó la ciudad ya estaba en marcha con au- tobuses, trenes, aviones y coches fun-la mayor nevada cionando con normalidad. La borrascade los últimos Filomena sepultó bajo la nieve la mayor parte del centro peninsular y paralizó lacincuenta años en capital del país, que registró la mayorMadrid, generando nevada de los últimos cincuenta años. La nieve alcanzó en algunos puntos losestanterías vacías cincuenta centímetros de altura, provo-en tiendas y có el cierro de escuelas e hizo imposible el tránsito por carretera y por algunassupermercados y calles de la capital. Los madrileños seque se acabaran quedaron encerrados en casa, esta vez no por un virus, sino por la nieve. Paralas existencias de el comercio, la nieveprovocó una caídapalas y botas de del consumo en tiendas del 58,8% res- pecto al mismo periodo de 2020, según montaña. datos de TrueBroker. El caos invernal se alargó en Madrid más de una semana y tiendas y supermercados tuvieron que sorterar problemas de abastecimien- to, ya que los camiones no podían ac- ceder al centro. Al final, muchos de los vecinos optaron por limpiar ellos mis- mos la calle, acabando con el stock de palas en la ciudad, junto el de otros ar- tículos para hacer frente a la tormenta como botas de montaña o crampones.