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Logística tras el coronavirus: eficiencia, proximidad y menos intermediarios para mover la moda del futuro

La pandemia ha roto por completo las redes logísticas mundiales y acelerará algunas transformaciones pendientes del sector, especialmente en materia de digitalización.

Iria P. Gestal

15 abr 2020 - 05:00

La logística tras el coronavirus: eficiencia, proximidad y menos intermediarios para mover la moda del futuro

 

 

Algodón de Estados Unidos, confección china y consumidor europeo. La moda es uno de los sectores más globalizados del mundo y, por tanto, de los más afectados por la ruptura de las redes globales de logística a causa del coronavirus. Pero más allá del impacto inmediato, esta crisis ha dejado al descubierto las ineficiencias del sistema logístico actual y la escasa flexibilidad de un sector intensivo en mano de obra, con muchos intermediarios y una gran carga de ladrillo.

 

La principal consecuencia será, coinciden los expertos, que los gigantes de la distribución buscarán alternativas para reducir su exposición al riesgo logístico, especialmente en el sector de la moda, que trabaja con ciclos cortos y stock perecedero y en el que una disrupción como la actual pone en riesgo toda una campaña.

 

El impacto de la crisis del coronavirus ha sido dramática: el transporte aéreo, por ejemplo, se encuentra actualmente en torno al 20% de su capacidad habitual, aunque ha mejorado en las últimas semanas gracias al uso de algunos aviones comerciales para el transporte de mercancías.

 

 

 

 

 

“Muchas producciones están paradas porque no llegan algunos de los componentes o materias primas y tampoco se pueden enviar porque gran parte del tráfico aéreo y marítimo está limitado”, apunta Gopal R, vicepresidente global de transporte y logística de la consultora Frost&Sullivan.

 

A esta drástica reducción de la capacidad se suma un corte abrupto en la demanda: se espera que el comercio mundial caiga entre un 13% y un 32% en todo el mundo este año, según la Organización Mundial del Comercio (OMC). Las exportaciones de Norteamérica y Asia son las que más sufrirán y, por sectores, aquellos con cadenas de valor más complejas como la automoción o la electrónica, anticipa la OMC.

 

 

Externalizar riesgos, saltar al intermediario

La primera consecuencia de esta crisis va a ser la búsqueda de sistemas para externalizar el riesgo y ganar flexibilidad para hacer frente a una crisis similar. En este sentido, el futuro de la logística podría ser un modelo a medio camino entre Netflix y Uber.

 

En primer lugar, disponer de una tarifa plana por acceder a un servicio que evite picos de coste durante una crisis como la actual o durante otros momentos que tensionan las redes logísticas como el Black Friday.

 

Por otro lado, implementar sistemas de pay per use, que eviten la inversión en infraestructuras y permitan aumentar o reducir el servicio de forma flexible según la demanda. Es el equivalente en logística a una tendencia que se produce en todos los sectores: del alquiler de ropa a las oficinas flexibles en real estate.

 

La introducción de este tipo de sistemas supondrá también prescindir de algunos intermediarios que hasta ahora gestionan gran parte del tráfico de mercancías. “El 70% del tráfico aéreo se gestiona a través de sólo 200 intermediarios”, dice Gopal.

 

“Si en los viajes comerciales hemos pasado de ir a una agencia a reservar a través de Booking o la propia web de las aerolíneas, ¿por qué no puede hacerse igual en logística?”, sostiene el experto, que añade que esta fórmula es también la preferida por los operadores logísticos porque así ganarían visibilidad.

 

 

 

 

Eficiencia, eficiencia, eficiencia

Otro de los factores clave a futuro será mejorar la eficiencia. “La logística continúa siendo intensiva en mano de obra, y los operadores que ahora están optando por reducir sus plantillas no tendrán capacidad para reactivarse rápidamente una vez se reanude la actividad”, opina Gopal.

 

En este sentido, esta crisis supondrá una aceleración del proceso de digitalización de la logística, especialmente en la gestión de almacenes, donde se concentra la mayor parte de la plantilla y en el transporte.

 

Si en los fulfillment centers grupos como Alibaba o Amazon ya han introducido robots como Kiva, en el transporte se impondrán los drones. Esta tecnología, cuyo uso se concentraba en países emergentes con pobres infraestructuras, sólo la emplean uno de cada veinte proveedores logísticos actualmente. Tras esta crisis, el ratio ascenderá a quince de cada veinte, según previsiones de Frost&Sullivan.

 

Otro de los factores clave será la mejora de la elaboración de previsiones y la eficiencia empleando big datablockchain e Internet de las Cosas (IoT, en sus siglas en inglés). “El just in time es ya algo del pasado, lo que revolucionará ahora la logística es la industria 4.0”, opina Jaume Hugas. “Emplear big data y IoT para poder reaccionar rápido y ajustar las operaciones a la demanda de la forma más flexible posible”, añade Hugas.

 

“Hay que tener una perspectiva holística de cómo evolucionarán los volúmenes de carga empleando no sólo big data que analice el pasado, sino planteando diversos escenarios a futuro”, coincide Gopal.

 

 

 

 

Redes ‘glocales’, menos transporte

La propia presión de los ritmos del sistema de la moda, sumada a la velocidad que exige hoy el consumidor online, ha motivado en los últimos años cambios en las operaciones y la logística que ahora se verán aceleradas.

 

Para Jaume Hugas, profesor de Esade, a medio plazo “se reducirá mucho el transporte de mercancías” porque se acercará más la producción a los centros de consumo. “En lugar de enviar tantos productos, enviaremos los diseños digitalmente y se producirán en diferentes unidades del mundo”, apunta Hugas.

 

El profesor pone como ejemplo el caso de Amazon, que ya envía los libros digitalmente en Estados Unidos y los produce en el centro más próximo al lugar de entrega. “Si esto se traslada a otro tipo de artículos, con impresoras 3D, por ejemplo, nos ahorraríamos gran parte del transporte actual”, sostiene Hugas.

 

La implantación de medidas de eficiencia y flexibilidad podría, además, compensar en parte el drástico incremento que han registrado los costes logísticos en los últimos años como consecuencia de la presión de la velocidad. “Hasta ahora la frase más escuchada en logística era ‘lo quiero para ayer’; tras esta crisis priorizaremos más la optimización de las redes y su fiabilidad”, dice Gopal.