Equipamiento

Fabril Sedera: nuevo futuro para la fábrica de forros, padre del textil burgalés

El grupo industrial es una de las primeras empresas textiles de la localidad de Burgos y una de las únicas que mantiene su actividad tras ser rescatada en 2021 por un grupo textil británico.

Fabril Sedera: nuevo futuro para la fábrica de forros, padre del textil burgalés
Fabril Sedera: nuevo futuro para la fábrica de forros, padre del textil burgalés
En 1947, la empresa levantó unas nuevas instalaciones a las afueras de Burgos.

C. Juárez

23 ene 2023 - 05:00

Sede

Burgos

 

Año de fundación

1944

 

Especialidad

Tejidos de seda para forraje, tintes y acabados

 

Superficie 7.500 metros cuadrados

 

Fábricas

Una

 

Lee la Revista Modaes 45

Cuando el ‘greenwashing’ silenció a la moda

Sólo para suscriptores premium

 

 

La industria textil del norte de España tiene un capítulo dedicado a la histórica compañía de forros Fabril Sedera. En 1944, en plena posguerra, la familia Alameda puso en marcha la historia compañía textil Fabril Sedera, especializada en la fabricación de tejidos de forrería de alta calidad para prendas de moda masculina y femenina. Se trata de una de las primeras empresas textiles de la localidad de Burgos y una de las únicas que mantiene su actividad tras ser rescatada en 2021 por un grupo textil británico.

 

Fabril Sedera dio sus primeros pasos con un pequeño taller formado por doce telares y maquinaria auxiliar en el barrio de El Pilar de Burgos, germen de la industria de la localidad castellana. La puesta en marcha de la empresa se realizó de la mano de la familia Alameda apoyada por inversores catalanes, madrileños y burgaleses. Cuatro años después de su nacimiento, la compañía se convirtió en sociedad anónima y la familia Alameda se hizo con el total del capital.

 

El incremento de la producción durante los años posteriores dio pie a la necesidad de construir una planta de producción más moderna, y cerrar el taller. Entonces, en 1947, la empresa levantó unas nuevas instalaciones a las afueras de Burgos, en las que incorporó otras fases del ciclo de producción, como una sección de tinte y otra de acabados.

 

 

 

 

La fábrica contaba con un grupo doble de naves adosadas en hilera, de los que todavía se conserva la chimenea, y dos edificios frontales. El ayuntamiento de la ciudad concedió entonces a Fabril Sedera la denominación de empresa de Industria de Interés Local, lo que supuso que fuera beneficiaria de ayudas para acometer las obras y aumentar su plantilla hasta cien trabajadores.

 

El fin de la empresa, según las crónicas locales de la época, era “convertirse en un complemento indispensable de la pujante industria textil burgalesa, ya que evitará que muchas fábricas textiles ya existentes en Burgos tengan que enviar sus productos fuera de nuestra ciudad para realizar estas operaciones”.

 

Fabril Sedera fue una de las primeras compañías que se instaló en el Polo de Producción Industrial de Burgos, uno de los hubs creados en el contexto de la planificación indicativa llevada a cabo por el Gobierno durante la época franquista. La compañía fue una de las que formaban el polo industrial de la seda en Burgos, junto a otras empresas como Bakimet o la Sociedad Española de Seda Artificial (Sesa).

 

 

 

 

El continuo incremento de la producción llevó a Fabril Sedera a trasladarse de nuevo. En 1998, la empresa puso en marcha una nueva planta de 7.500 metros cuadrados de superficie en el polígono industrial Villalonquéjar, donde hoy tiene su sede. En sus años de bonanza, el grupo llegó a comercializar hasta 4,5 millones de metros de tela para forrería al año.

 

Actualmente, la empresa fabrica una amplia gama variada de forros de viscosa, mezcla de viscosa y acetato o poliéster. Según Fabril Sedera, la composición de sus productos, de origen celulósico, “ofrecen características de transpirabilidad, estabilidad dimensional, gran cayente de la prenda y facilidad en el cosido”.

 

Fabril Sedera cuenta con una estructura vertical equipada para la producción de forros. En concreto, la empresa abarca desde la fase de tisaje (tejeduría) hasta el tintado y acabado. “Esta estructura proporciona una gran agilidad en el servicio, lo que también permite desarrollar productos personalizados”, sostiene la empresa.

 

La deslocalización de la confección hacia países con menos coste de mano de obra a principios de los 2000 afectó profundamente a Fabril Sedera, que encadenó casi dos décadas de pérdidas y sucesivas reducciones de plantilla. En 2009, el grupo entró por primera vez en su historia en pérdidas, y siguió encadenando números rojos hasta 2021.

 

 

 

 

En marzo de 2021, el grupo británico textil Jessogrove compró la empresa con el objetivo de garantizar la continuidad de la actividad de Fabril Sedera y abastecer a sus clientes en España, Marruecos y Portugal. La operación se gestó en un momento complejo tras el Brexit y apenas un año después del estallido de la pandemia del Covid-19. Las primeras conversaciones sobre el posible camio de manos comenzaron en julio de 2020, y en octubre del mismo año se iniciaron las negociaciones, que culminaron en marzo de 2021 con la creación de una nueva sociedad, Nueva Fabril Sedera.

 

La operación incluyó la compra de toda la maquinaria de tintes y acabados, así como el inventario y el alquiler de las naves de tinte y almacén. El negocio de los telares acabó cerrando, ya que Jessogrove tiene centrada su producción en Lituania.

 

Poco antes del cambio de manos, bajo el liderazgo de los hermanos Javier y María Alameda, miembros de la tercera generación de la familia fundadora de la compañía y hasta entonces propietaria de Fabril Sedera, la empresa presentó un expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción para responder a la pérdida de actividad de los últimos años, impactados por la pandemia. En marzo de 2021, la compañía despidió a los doce últimos trabajadores que quedaban (que llegó a alcanzar doscientos empleados), aunque Jessogrove los rescató después de comprar la empresa.