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El ADN de la moda: 60% algodón indio, 10% de mano de obra china y 30% de tinte contaminante

La UE aprobó formalmente la ley de Ecodiseño para Productos Sostenibles en mayo. Hasta su completa implementación faltan todavía meses, pero la moda sabe ya que deberá enfrentarse a uno de sus mayores retos: el pasaporte digital.

El ADN de la moda: 60% algodón indio, 10% de mano de obra china y 30% de tinte contaminante
El ADN de la moda: 60% algodón indio, 10% de mano de obra china y 30% de tinte contaminante
Las previsiones del sector pasan por que los consumidores puedan acceder a los datos a través de un código QR.

Celia Oliveras Castillo

18 sep 2024 - 05:00

Las materias primas son fundamentales en la transformación sostenible de la industria de la moda. Más allá de los materiales next gen, el reciclaje cobra más importancia que nunca. ¿Qué es reciclar? ¿Cómo se puede diseñar la ropa para favorecer su reciclaje? ¿Qué entidades son actores en este nuevo ecosistema? Ante la importancia cada vez mayor de este sector en la industria, la serie de Sourcing Keys, patrocinada por Recover, explora los detalles de esta nueva cadena de valor.

 

Sourcing Keys

La importancia del reciclaje

 

 

¿Dónde está la fábrica que confecciona tus vaqueros? Y el algodón de la tela, ¿dónde se produce? ¿Cuánta agua ha hecho falta para tintarlos? Una de las propuestas que más ha dado que hablar en la industria busca dar respuesta a todas estas preguntas, y poner esta información a un sólo click de los consumidores. El Pasaporte Digital de Producto (PDP) hace años que está en boca del sector, pero es ahora, con la reciente ley de ecodiseño adoptada formalmente a finales de mayo, cuando esta idea ha empezado a tomar forma.

 

Este documento digital, al que los consumidores podrán acceder probablemente a través de un QR, contendrá el ADN de todas las prendas del armario. Desde el tipo de materiales que contienen, el porcentaje de materiales reciclados o la huella ambiental del producto. Esta premisa, aparentemente sencilla para un sector como el de los electrodomésticos, por ejemplo, se complica en el sector de la moda. Con una cadena de valor diseminada por todo el mundo, conseguir esta información de cada prenda que sacan al mercado las grandes marcas supone un reto enorme.

 

Según los últimos datos del informe anual de Fashion Revolution, sólo un 52% de las empresas de moda publican la lista de sus proveedores de tier 1, es decir, las que se ocupan de la confección de las prendas. Este porcentaje se reduce hasta el 34% en el caso de las empresas que comparten las plantas de tier 2 y 3 con las que trabajan, y apenas un 8% lo hace sobre la extracción de materiales vírgenes.

 

La trazabilidad es especialmente compleja en la moda. ¿El material utilizado para unos vaqueros? Puede estar cultivado de la India. ¿La confección final? Llevarse a cabo con mano de obra de China. ¿Y detrás de la distribución? Puede estar perfectamente una empresa alemana. A ello se le añade, además, el gran abanico de productos que incluye la moda.

 

“La Unión Europea ya ha priorizado que las empresas deban comunicar sobre algunas de las características concretas de las prendas, como puede ser el porcentaje de material reciclado o las instrucciones para el fin de vida de la prenda, pero hay mucha más información detrás del proceso de cada prenda”, explica Ana Rodes, directora de sostenibilidad en Recover. “Hay una complejidad enorme en desarrollar una regulación que sirva de la misma forma para garantizar la trazabilidad de unos vaqueros a una gabardina”, continúa la experta.

 

 

 

 

La clave para garantizar la trazabilidad recae, por tanto, en los procesos de recolección de datos, que debe seguir una única forma estandarizada y estructurada en todas las empresas. Las compañías de moda forman parte del que se conocería como tier 4, por lo que no están directamente relacionadas con la producción de las prendas. Como el pasaporte va asociado a la prenda final, sin embargo, son estas las encargadas de solicitar la información a los proveedores, juntarla en una misma base de datos y, posteriormente, hacerla accesible a los consumidores.

 

Se empieza con la recopilación y base de datos…

Los procesos de recopilación y almacenamiento están mayoritariamente externalizados de diferentes maneras. Empresas como The Sourcery, por ejemplo, actúan como una plataforma que conecta a las marcas, manufactureros y plantaciones para asegurar las transacciones de fibras y materiales de la manera más transparente posible. “Hoy en día, todo el algodón es sostenible, pero cada uno de ellos lo es de una manera diferente”, valora Crispin Argento, director general de la plataforma.

 

La compañía se dedica a registrar los datos sobre el cultivo de algodón, por ejemplo, desde el uso del agua hasta la salud del suelo en el que este se ha cultivado. La custodia del material pasa entonces a las plantas de producción, que actualizan la información sobre el trato que recibe el material virgen hasta convertirse en prenda. Finalmente, The Sourcery ofrece la posibilidad a las empresas de moda a que compren la licencia para acceder a todos los datos, así como su utilización para demostrar la trazabilidad.

 

 

 

 

La start up con sede en Ámsterdam, sin embargo, es únicamente una de las múltiples opciones a las que está derivando el sector ante el desafío. Empresas como la compañía catalana emergente Recovo también han dado con una solución propia para ello: la plataforma pone a la venta en su página web una oferta de materiales de los que facilita información detallada sobre su composición, reparabilidad o cantidad de productos químicos utilizados.

 

FibreTrace, que utiliza un pigmento luminiscente que puede ser rastreado, autentificado y auditado en tiempo real a través de un escáner bluetooth, o Eon, que crea identificadores digitales para compañías como Richemont o PVH son otras de las empresas tecnológicas que estarán presentes cada vez más en la moda.

 

…y para acabar se informa al consumidor

Esta herramienta se incluye dentro de las medidas que plantea la Unión Europea dentro de la ley de Ecodiseño para Productos Sostenibles, una actualización de la normativa de 2009 y que establece un marco de requisitos de diseño de los productos para hacerlos más sostenibles.

 

La finalidad última del texto, más allá de hacer que los productos duren más en el mercado, pasa también por que los consumidores puedan tomar las decisiones de la forma más informada posible. El texto, sin embargo, es una directiva marco que todavía debe desarrollar su ejecución a través de actos delegados, por lo que quedan muchas incógnitas sobre la implementación final del futuro pasaporte digital.

 

 

 

 

Las previsiones del sector pasan por que los consumidores puedan acceder a los datos a través de un código QR, donde se incluirán ciertos parámetros establecidos como prioritarios. “El gran reto es que las marcas deben buscar ahora una manera sencilla de informar a sus consumidores, ya que corren el riesgo de pasar de una desinformación total a una sobreinformación”, alerta Rodes.

 

El trabajo de la UE, por lo tanto, aún no ha terminado, pero ya ha clasificado al sector textil como uno de los prioritarios en su agenda, y el acto delegado que concrete los detalles del pasaporte digital se espera, como pronto, para finales de 2025.

 

“Gracias al efecto Bruselas hay cada vez más regulación en el sector, pero parece que la Unión Europea está buscando una herramienta demasiado perfecta -valora la experta en sostenibilidad-; y quizás sería más eficiente adoptar pronto las primeras medidas para, con el tiempo y la experiencia, ir mejorándolas”.