Equipamiento

Cuando el reciclaje no basta: ¿cómo pueden las ciudades prepararse para la recogida de ropa?

A pesar de los esfuerzos para incrementar la recogida separada y el reciclaje del residuo textil, el incremento del consumo supone un reto para que las ciudades puedan gestionar los volúmenes previstos en la próxima década.  

Cuando el reciclaje no basta: ¿cómo pueden las ciudades prepararse para la recogida de ropa?
Cuando el reciclaje no basta: ¿cómo pueden las ciudades prepararse para la recogida de ropa?

Celia Oliveras Castillo

5 dic 2024 - 05:00

La velocidad a la que aumenta la recogida y reciclaje de residuos textiles no es suficiente para responder al aumento de los volúmenes de producción y consumo dentro de la Unión Europea. La llegada de la responsabilidad ampliada del productor (RAP) en 2025, que obligará a las empresas a recoger y desechar la ropa por separado, implica el despliegue de sistemas de recogida separada de textiles por toda Europa. El incremento previsto de la producción textil en los próximos años, sin embargo, hacen que esto no sea suficiente para abordar todo el residuo que se generará, alertan desde Europa.

 

Según Zero Waste Europe, una red europea de municipios y una serie de entidades sin ánimo de lucro, únicamente en 2020, el conjunto de los Veintisiete generó alrededor de siete millones de toneladas de residuo textil, lo que supone casi 16 kilogramos de ropa por cada ciudadano europeo. De este total, apenas 4,4 kilogramos se separaron correctamente del grueso de los residuos y fueron reciclados o puestos nuevamente a la venta, alerta la entidad.

 

“Incluso con el incremento previsto de la capacidad de reutilización y reciclaje en los próximos años, la cantidad de textiles que se prevé que puedan llegar a manejarse para 2035 crecerá sólo marginalmente”, ha alertado Zero Waste Europe. Según los cálculos de la entidad, de hecho, para esa fecha la incineración se mantendrá como el fin mayoritario para el residuo posconsumo, con hasta 11,9 millones de toneladas, un 77,2% del total.

 

 

 

 

Las exportaciones de este residuo, además, todavía se mantendrán como la segunda mayor opción. La “saturación de los mercados de reutilización europeos”, alerta la entidad, hará que vender el residuo posconsumo al exterior sea la única opción rentable económicamente. En 2035, de hecho, las exportaciones supondrán hasta el 15,6% del total del final de vida de la moda, con hasta 2,41 millones de toneladas en ese año.

 

El reciclaje y la reutilización de ropa, por su parte, aumentará ligeramente en proporción al incremento de la producción. De todo el textil que se deseche en 2025, un 1,7% irá destinado de nuevo a la venta, mientras que otro 5,4% se reciclará dentro de los estados miembro. Esto supone hasta 0,27 millones de toneladas y 0,83 millones de toneladas, respectivamente.

 

“La mejora de la eficiencia ha permitido incrementar la extracción de materias primas, lo que a su vez ha impulsado aún más la producción y el consumo, generando así una mayor cantidad de residuos”, ha avisado Zero Waste Europe. La circularidad, entendida como el impacto del consumo en el medio ambiente, ha caído en los últimos años, pasando de un 9,1% en 2018 (entendido como uso de materiales de segunda vida en el proceso productivo) a un 7,2% en 2023, mayoritariamente por la mayor demanda de materiales.

 

 

 

 

En lugar de promover la eficiencia, la entidad insta a utilizar una serie de medidas que impulsen la suficiencia, es decir, reducir directamente la demanda de energía, materias primas y agua. “Si el incremento de la eficiencia de las materias primas, a través de la reutilización o reciclaje de ropa, no conlleva la reducción del consumo, la economía circular pierde su razón de ser”, señala la entidad.

 

Impulsar la reparación de ropa, tal y como ha hecho Francia a través del Bono de Reparación, o promover la reducción del consumo entre los ciudadanos, asegura la entidad, son algunas de las medidas que harán posible la gestión de todo el residuo posconsumo a largo plazo. Zero Waste Europe propone, además, limitar los anuncios que promuevan el consumo excesivo de ropa y calzado de una manera similar a cómo se hace ya en sectores como el tabaco o el alcohol.

 

Regular los horarios de los establecimientos comerciales o rediseñar las zonas comerciales para separar los espacios destinados al ocio y al consumo, asegura la entidad, también puede reducir la exposición a estímulos de compra. Zero Waste Europa ha instado, por último, a realizar campañas de sensibilización en la población que aumenten el valor de la ropa y reduzcan la necesidad de consumir más en el largo plazo.