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Coleo: cinco plantas, cuatro líneas y diez millones de prendas en cinco años de giro circular

La compañía catalana asienta poco a poco su negocio dentro del reciclaje textil. Tras más de una década desde su nacimiento como un proveedor en Mataró, se alza como un gigante de la gestión del residuo y soluciones circulares.

Coleo: cinco plantas, cuatro líneas y diez millones de prendas en cinco años de giro circular
Coleo: cinco plantas, cuatro líneas y diez millones de prendas en cinco años de giro circular
Desde 2020, la empresa ha producido diez millones de prendas recicladas, una de sus líneas de negocio.

Celia Oliveras Castillo

En Mataró, a unos 30 kilómetros de Barcelona, en la que se alza como una de las cunas tradicionales del textil catalán, se fundó Coleo, entonces bajo el nombre Col&Bri, en 2013. La compañía, que nació precisamente como un proveedor de moda tradicional al calor del peso del textil en la zona, es hoy uno de los grandes players dentro de la industria de la moda más sostenible. Han pasado algo más de cinco años desde su giro hacia el reciclaje textil, y Coleo ya opera con tres plantas de sorting en España (más una recién estrenada instalación en Francia), un volumen de prendas de dos dígitos y una cartera de clientes formada por algunos grandes retailers españoles.  

 

Si en 2013 Coleo trabajaba como un proveedor más de la zona, su viaje cambió por completo en 2019, cuando poco a poco empezó a diversificar su negocio, primero hacia el sorting y el reciclaje textil, y luego a la producción de fibras recicladas y confección de colecciones enteras con este material. Desde entonces, la empresa catalana ha sacado al mercado hasta diez millones de prendas, la mayoría, sin ninguna etiqueta que atribuyera a la compañía su origen, pero que le han permitido hacerse un hueco en los armarios del país.

 

El crecimiento de la compañía desde 2020 ha sido exponencial, relata Marc Puyuelo, director de estrategia y circularidad dentro de la compañía, y únicamente el año pasado la empresa produjo cuatro millones de prendas terminadas, un alza de un dígito respecto a 2023. “Cuando empezamos nadie estaba clasificando, y querer vender material reciclado forzó que nos especializáramos en todo el proceso previo”, relata el directivo.

 

 

 

 

Hoy, la empresa catalana ha diversificado su negocio en hasta cuatro líneas diferentes. La primera, Coleo Reycling, incluye la recepción, sorting y preparación del material para el reciclaje (como es la retirada de botones o cremalleras, por ejemplo, pero también el lavado del tejido). La empresa vende el material a otros recicladores o lo gestiona internamente, a través de Coleo Fibers, la siguiente línea de su negocio.

 

A través de esta compañía, Coleo convierte la fibra reciclada en tejido de diferentes tipos. Pese a que el proceso de reciclaje como tal está externalizado en terceros, la empresa produce después textil con alrededor de un 90% de fibra reciclada, con capacidad para introducir más de un 60% textil a textil. El resultado varía dependiendo de la demanda, e incluye desde mezclas de algodón y poliéster a tejidos monomateriales, con un 100% de composición de cada uno.

 

“No somos una ingridient brand, hay una cantidad infinita de composiciones en el mercado y, por tanto, de necesidades diferentes dentro de la industria”, relata Montse Planas, directora global de ventas en Coleo. Aquí entra en juego la tercera línea de negocio, Coleo Studio, por la que la empresa, con Planas al frente, diseña y confecciona las prendas acabadas para las empresas. Pese a que Coleo prefiere no desvelar su cartera de clientes, esta está compuesta por muchos de los grandes retailers españoles, asegura Puyuelo, e incluso cuenta con “algunos grandes grupos de lujo europeos”.

 

 

 

 

Muchos de los trabajos de Coleo son, de hecho, desconocidos, pero el auge de los requisitos de sostenibilidad para las empresas en los últimos años ha sacado a la luz algunas de las colaboraciones. La última ha ido de la mano de la empresa infantil Bóboli, con quién Coleo ha gestionado las prendas recolectadas en las tiendas de la compañía para o volverlas a poner a la venta o convertirlas en nuevo tejido para futuras colecciones.

 

A principios de año, la empresa también participó en un proyecto conjunto con Mango. Junto a otras empresas industriales, esta iniciativa logró convertir varias toneladas de ropa de segunda mano en tejido reciclado, que más tarde se introdujo en una colección de Mango Kids. Para la confección, Coleo opera una planta propia en Marruecos desde 2020, y otra en Moià (Barcelona) para la tejeduría, que adquirió de un socio tras varios años trabajando con él.

 

Coleo Studio supone en cierta manera la vuelta a las raíces de Col&Bri, como un proveedor, y se hace hoy en día entre el 75% y 80% de su negocio. Pese al mayor peso, Planas admite que el crecimiento de la producción de tejido o del reciclaje ha sido mayor algo mayor en los últimos años. “Tenemos un circuito cerrado, que se da en su totalidad en menos de 200 kilómetros a la redonda, pero también optamos por un modelo flexible por el que ofrecemos cada fase por separado”, explica Planas.

 

Una red en expansión

En 2020, al calor de este giro, Coleo puso en marcha la que se convirtió en la primera planta de clasificación y gestión de residuo de la compañía. Su ubicación, en A Coruña (Galicia), no fue casual, ubicada en otra de las cunas textiles españolas y al calor del gran gigante de la moda española, Inditex.

 

Tras esta primera planta, con una capacidad de 20.000 toneladas y centrada en la clasificación y el tratamiento de residuos, la empresa se expandió el año pasado, cerca de casa, con una instalación en Pineda de Mar (Barcelona), y la más grande de Coleo hasta la fecha.

 

 

 

 

Ahora, la compañía también está inmersa en dos nuevas aperturas, una segunda planta en Galicia, en A Laracha, que está en fase de ser equipada para poder entrar en funcionamiento en breve, y una primera planta internacional, en Francia.

 

“El objetivo es formar una red de plantas con los mismos procesos y tecnología para crear un estándar que aún no existe, ser la pieza que falta para los Coleos del presente”, explica Puyuelo. Su salto internacional, de hecho, no ha sido en solitario, y para sellar su entrada y expansión por el país galo Coleo ha constituido una joint venture con otros actores, con el objetivo de poner en marcha la instalación, ubicada en Toulouse, este mismo año.

 

Con esta planta, además, que gestionará desde el sorting hasta el proceso de preparado, la compañía podrá tener acceso a los esquemas de financiación de Refashion, el scrap francés, y optar a convertirse en uno de los gestores de residuos en el país. En España, por otra parte, la compañía admite que está en conversaciones con Re-viste, pero por el momento el foco de este objetivo está en el país galo, con un sistema de recogida colectiva más avanzado.

 

“Este sector necesita de un sourcing constante -relata Poyuelo en relación a los retos para el futuro desarrollo de la compañía-; el residuo es muy capilar en todo el territorio, pero los clientes, no lo son, ya que no hay una empresa de reciclaje en cada ciudad, por ejemplo”. Por el momento, de hecho, la empresa descarta expandirse más allá de Europa, y pone en valor la ventaja competitiva de gestionar el residuo desde la proximidad.