Beatriz Bayo (Proden Group): “La posición en un ránking de sostenibilidad no siempre es justa”
La exdirectora de sostenibilidad de Mango afirma que la clave está en comunicar todas las acciones realizadas en materia de RSC y sostiene que, a pesar de la frustración, las empresas de la moda están avanzando rápidamente.


“Lo que no se comunica, no existe”, dijo García Márquez. Es una máxima que se traslada también al ámbito de la sostenibilidad, donde los actores que lideran los ránkings no son necesariamente los que mejor lo hacen. Y esto sucede, a menudo, en la industria de la moda. “No siempre es justa la correlación entre la posición que las empresas ocupan en un ránking de sostenibilidad y los esfuerzos, mejoras y dedicación que aportan”, explica Beatriz Bayo, directora de sostenibilidad de Proden Group y exdirectora de RSC y Sostenibilidad en Mango.
Por este motivo, la consultora defiende que los ránkings deberían ser “absolutamente orientativos y no vinculantes”. Así lo ha argumentado en un nuevo webinar de Move! Live, las sesiones informativas de treinta minutos sobre las claves de sostenibilidad para empresas de Move! Moda en movimiento, esta vez celebrado bajo el título And the winner is… Ránkings para medir la sostenibilidad. “A veces esto puede ser frustrante, porque parece que no se avance rápido, pero la moda lo está haciendo muy rápido”, incide.
Además, la experta advierte sobre la importancia de comunicar las acciones: “Puedes tener todo el desempeño, la gestión de impactos, que, si no lo verificas y lo publicas, no vas a poder triunfar”. Para ella, la publicación de todas las estrategias de la compañía en materia de sostenibilidad es “algo fundamental”. Los ránkings exigen “evidencias públicas”. Si no las consiguen, la puntuación puede llegar a ser de cero, a pesar de que la realidad no se corresponda con ello.
Según su experiencia, la información recogida en estos informes no siempre llega al consumidor final. “Su uso es a nivel sectorial, profesional, dentro de las organizaciones”, explica. “En cuanto a reputación, su alcance es relativo”, dice. Y recuerda, en este sentido, que deberían ser usados como herramientas para mejorar, no una finalidad en sí mismos. “Implementar estrategias para aumentar la puntuación no debería ser el propósito de las empresas”, sostiene. Y las insta a implementar “alianzas estratégicas” para evitar el greenwashing.
Beatriz Bayo advierte de que los ránkings exigen la aportación de “evidencias públicas” de cada acción en sostenibilidad. De lo contrario, la puntuación es 0
Beatriz Bayo no cree que los ránkings vayan a perdurar demasiado más en el tiempo. “Con toda la exigencia de las legislaciones, este tipo de reportings van a perder fuelle”, augura. Los ránkings tenían sentido cuando la legislación en temas de sostenibilidad y responsabilidad social corporativa no existía, o cuando era demasiado laxa. Pero, con su endurecimiento, las empresas van a estar obligadas a cumplir con los estándares. “Todos estos datos van a tener que hacerse públicos en las memorias anuales, así que los ránkings pueden quedar suplidos”, concluye.
Durante su presentación, Bayo ha hecho un repaso por los principales ránkings que afectan al sector de la moda, procedentes de ONG y organizaciones. Ha nombrado el Fashion Checker: Filling The Gap de Clean Clothes Campaign, basado en los derechos laborales; el Fossil-Free Fashion Scorecard de Stand.earth, que trata la descarbonización; el Fashion Brand Ratings, de Good on you, sobre ética para consumidores, así como el Dirty Fashion: Crunch Time de Changing Markets Foundation, que puntúa las marcas según su compromiso con la viscosa responsable. Y también ha hablado de Cascale y sus diferentes ránkings sobre marca, instalaciones y materiales.
La consultora reconoce, sin embargo, que su ránking favorito es también “un dolor de muelas” para las empresas, pero, a la vez, les aporta un gran valor. Se trata delFashion Transparency Index, de Fashion Revolution, nacido en 2014 a raíz del colapso del edificio conocido como Rana Plaza un año antes en Daca (Bangladesh).