Entorno

¿Y después de producir en China, qué?

Silvia Riera

2 abr 2012 - 05:00

Producir en China resulta ya demasiado caro para muchas marcas de moda, que se ven obligadas a reorientar su estrategia de aprovisionamiento. Si se buscan grandes volúmenes de un producto sencillo y barato, la opción es Bangladesh, Vietnam, India o Pakistán. Si se quieren prendas más elaboradas y sofisticadas, en pequeñas producciones, la confección regresa a Europa, el norte de África y Turquía.

 

La moda es un negocio de márgenes y, por tanto, parte del éxito de sus empresas se debe a la optmización de los procesos de la cadena de valor. De ahí que en 2012 se asista a un cambio de tendencia en el aprovisionamiento global. China ha sido la fábrica textil del mundo desde el año 2000, cuando entró a formar parte de la OMC y se benefició del fin del Acuerdo Multifibras en 2005, que supuso la supresión de las cuotas a la importación de artículos textiles.

 

El presidente del China National Textile and Apparel Council (Cntac), Wang Tiankai, explicaba el pasado 27 de marzo en el diario local China Daily, que la marcha de la producción de las marcas occidentales es una tendencia sin vuelta atrás porque el país ya no volverá a ser ningún paraíso de lo barato.

 

Y es que la realidad del país ha cambiado en esta última década. El director del Centro de Información del Textil y la Confección (Cityc), Víctor Fabregat, ha explicado a Modaes.es que en China han aumentado de manera significativa los costes de la mano de obra. "El trabajador chino ha adquirido cierto estatus y pide un salario superior, que no se lo da el textil, pero sí otras industrias como la electrónica", apunta Fabregat.

 

En segundo lugar, según Víctor Fabregat, el consumo en China ha aumentado y parte de la producción se destina al mismo mercado local, como consecuencia también de la débil demanda en Europa y Estados Unidos, sumergidas en una crisis de consumo. Y por último, los envíos, su mayoría por barco, se han encarecido por el incremento del precio del petróleo.

 

De ahí que las marcas necesiten redirigir su estrategia de aprovisionamineto. Fabregat apunta que, si se buscan costes laborales bajos para grandes volúmenes, la producción se deriva hacia Bangladesh, Vietnam, India e incluso Tailanda e Indonesia.

 

El año pasado, la industria española ya se percató de este fenómeno y, en su informe sobre los principales proveedores, el Cityc subrayaba un incremento del 36% de las importaciones textiles procedentes de Bangladesh, que alcanzaron un valor de 913 millones de euros; las de Pakistán, que aumentaron un 18%, hasta los 339 millones de euros; y las de Vietnam, que crecieron también un 12%, hasta los 333 millones de euros.

 

China, si bien sigue siendo el principal proveedor textil de España, con un 23,7% del total de las importaciones textiles, frenó en seco su ritmo de crecimiento y tan sólo las aumentó un 1%.

 

Por otro lado, Fabregat señala también el regreso de cierta producción a Europa, el norte de África y Turquía, en busca de la principal ventaja de la proximidad: rapidez, tanto en la producción de la colección como en el retorno de la inversión. Esta realidad se constata en el aumento de las importaciones de artículos textiles de Turquía, que pasa a ser el segundo proveedor del textil español, y Portugal.

 

Turquía importó en 2011 artículos textiles por valor de 1.365 millones de euros, un 12% más que el año anterior, y Portugal, por valor de 1.100 millones de euros, un 25% más.