Rusia: la sombra del gigante energético que una vez fue
Si en 2021 la UE importaba la mitad de su energía de Rusia, esta cifra descendió a un 15% en 2023. La guerra puso en evidencia la dependencia europea de socios tan poco de fiar, iniciando la estrategia de seguridad económica.
13 nov 2024 - 05:00
En un año marcado por procesos electorales en todo el mundo, conflictos geopolíticos y la persistente incertidumbre macroeconómica, ¿a qué retos se enfrentan las principales economías del mundo? La serie Mercados estratégicos hace una radiografía de las principales potencias mundiales y analiza cuál es su relación con España, así como los principales desafíos a los que se enfrentan en los próximos años.
Radiografía de un mundo global
El destino europeo cambió para siempre el 22 de febrero de 2022, el día que Rusia dio inicio oficial a la invasión a territorio ucraniano. A pesar de que la Unión Europea se ha querido concebir siempre como un bastión democrático y una economía moderna, la dependencia de países como Alemania o Italia hacia Rusia, un estado dirigido con mano de hierro desde hace años por Vladimir Putin, se evidenció con el inicio del conflicto.
Sin el gas ruso, la economía europea hace aguas, y el veto comercial de la Unión Europea hacia el país por la invasión de Ucrania parece haber tenido peores efectos para la Europa democrática que ara el gigante exsoviético. Si en 2021 hasta un 45% del gas que importaba la Unión Europea provenía de la antigua potencia soviética, esta cifra había caído a un 15% en 2023, en favor del mercado de gas de Estados Unidos o Noruega, de donde el conjunto de los Veintisiete importa ya hasta el 19% y 30% de este producto. El conflicto entre Rusia y Ucrania, de hecho, dio comienzo a la nueva estrategia de la Unión Europea, que en junio de 2023 firmó la que se conoce como Estrategia Europea de Seguridad Económica, con el objetivo de reducir las dependencias de los estados de potencias como Rusia.
A pesar de haber perdido algunos de sus mayores compradores de gas, la economía rusa todavía no ha sufrido grandes consecuencias. En su última actualización del informe de perspectivas económicas mundiales, el Fondo Monetario Internacional elevó en hasta cuatro décimas las perspectivas de crecimiento para la economía del país, hasta un 3,6%. De cara a 2025, sin embargo, la entidad ha rebajado hasta el 1,3% el alza, a causa principalmente de la desaceleración del consumo privado y la inversión, junto con un lento crecimiento de los salarios.
La economía rusa todavía crecerá un 3,6% en 2024, según el FMI
A cierre de 2024, el FMI prevé un alza de los precios de hasta el 7,9%, por encima de la media de otros territorios de la región como Polonia (3,9%), Rumanía (5,3%) o incluso Ucrania (5,8%). El desempleo estimado en el país a final de año, por su parte, se prevé que alcance un 2,6%, y se incremente ligeramente, hasta el 3%, en 2025.
“La economía rusa está muy desequilibrada, ya que se basa principalmente en las exportaciones de energía, cereales y materias vírgenes, a la vez que depende enormemente de las importaciones para todo lo demás”, asegura el Instituto de Transiciones Económicas de Estocolmo (Site), en un informe encargado por el Gobierno del país. Los expertos alertan, de hecho, de la dificultad de acceder a datos fiables sobre la economía rusa, que aseguran que están sesgados para ser utilizados como propaganda.
A pesar de esto, las últimas cifras relativas de flujo comercial en Rusia demuestran un cambio de un mayor peso de países europeos hacia otros más “amistosos” como China, India o Turquía. En términos de valor, además, las exportaciones rusas se han desplomado un 24% desde febrero de 2022, una caída que no se observa en las importaciones.
Según los datos del Banco Mundial, a cierre de 2023, el país exportó bienes valorados en hasta 232.900 millones de dólares, frente a los 613.900 millones de dólares que importó en el mismo periodo. Mientras la energía (petróleo, gas o carbón) lideran las ventas de Rusia al exterior, las importaciones están encabezadas por artículos como los vehículos, productos médicos o tecnología, productos con un precio más elevado y que explican el desequilibrio de la balanza comercial rusa en términos de valor.
La cada vez mayor independencia de los países europeos hacia el sector de la energía rusa, de hecho, ha disminuido la aportación de este material a los presupuestos del país, que el Site prevé que comience a quedarse corto en un periodo de un año. Según los datos del instituto, si la extracción de energía suponía un 40,2% del presupuesto federal de Rusia, en 2024 se prevé que caiga hasta un 29,8%.
Salida de la moda en Rusia
La guerra abierta contra Ucrania generó un efecto dominó en la opinión pública que obligó a muchas empresas de moda, especialmente europeas, a reorganizar sus negocios con la potencia exsoviética. Sólo en España, el país exportó moda a Rusia por valor de 130,7 millones de euros en 2023, un 23,1% menos que en el conjunto de 2022. Un año antes, coincidiendo con el estallido del conflicto, la moda española exportó bienes por 170,1 millones de euros a Rusia, hasta un 67,3% menos.
La tendencia, sin embargo, parece haberse corregido ligeramente en 2024. Si entre enero y agosto de 2023, España vendió al país moda valorada en 84,31 millones de euros, en 2024 ya ha exportado artículos por hasta 106,2 millones de euros, un 26% más.
La estrategia de la moda en el país se ha basado principalmente en la salida de las empresas del territorio, aunque estas lo han hecho de formas muy diferentes. Inditex, por ejemplo, optó por vender su negocio al grupo Daher. Esta venta, sin embargo, contempla una cláusula que le da al gigante gallego la posibilidad de volver a comprar el negocio si lo desea. Antes de su salida del país, el gigante exsoviético era el mayor mercado internacional de Inditex, con un 6% de la facturación.
El resto de grandes grupos, sin embargo, optaron por traspasar sus negocios a los propios socios con los que trabajaban en el país en ese momento. Tendam, por ejemplo, cedió su negocio en el país al grupo bielorruso ALC Belvirineja, la misma estrategia que siguió Mango. Tous, por su parte, cerró hasta siete de las tiendas con las que operaba en el país y traspasó el resto a su socio franquiciado.
España también redujo sus compras de moda rusa en 2023. Si en 2022, el país importó artículos valorados en 21,7 millones de euros, esta cifra se desplomó un 87,4% un año después, hasta 2,7 millones de euros. Igual que ha sucedido con las exportaciones, sin embargo, en los ocho primeros meses de 2024, las importaciones de moda procedentes de Rusia se han recuperado ligeramente, hasta comprar moda por 1,83 millones de euros, un 5% más que en el mismo periodo de 2023.
A nivel global, hasta un millar de empresas internacionales han anunciado su salida del mercado ruso desde el estallido de la guerra. Entre las que no han efectuado esta salida, sin embargo, un estudio de la Universidad de Yale menciona a operadores como Alibaba, propietario de AliExpress, el gigante chino de deporte Anta Sports, las italianas Benetton o Calzedonia, Quicksilver o Capri, entre muchas otras.
Las urnas rusas
Las elecciones en Rusia, que tradicionalmente se convierten en uno de los grandes eventos de ese año, se han visto ligeramente eclipsadas en 2024 por la carrera presidencial paralela que se ha vivido en Estados Unidos. El empeoramiento de las relaciones entre China y el país yankee, además, ha disminuido la percepción de la potencia exsoviética como el único enemigo de Occidente.
En marzo de este año, la población rusa acudió a las urnas a votar a su presidente, un proceso que finalizó sin grandes sorpresas y con la elección por tercera vez consecutiva de Vladimir Putin, más si se contabilizan el total de mandatos desde el año 2000, cuando subió por primera vez al poder.
Los comicios en el país, en los que Putin consiguió presumiblemente un 88% de los votos, estuvieron nuevamente marcados por las acusaciones de corrupción e, incluso, por el fallecimiento de Alekséi Navalni, el principal opositor del presidente y que se encontraba encarcelado en ese momento. Estas elecciones, además, fueron las primeras en las que parte de la población de Ucrania ocupada por Rusia pudo participar, a pesar de no estar completamente bajo control ruso.