Entorno

Lilia Villavicencio (Caltu): “Los productores ecuatorianos de calzado que no se especialicen se quedarán en el camino”

La presidenta de la Cámara Nacional del Calzado de Ecuador defiende la necesidad de educación para fortalecer a la industria del sector, que cuenta con unas 5.000 fábricas. 

María Bertero

6 sep 2016 - 00:00

Lilia Villavicencio CALTU

 

 

Lilia Villavicencio es la presidenta de la Cámara Nacional del Calzado de Ecuador (Caltu). El sector, que casi desaparece por la crisis de 2008, enfrenta sus nuevos desafíos con medidas educativas como el nuevo diplomado en Tecnología de Producción de Calzado o el proyecto Ciudad del Calzado, en donde 23 empresas llevarán su producción a la localidad de Ambato para potenciar la industria nacional y fortalecer las exportaciones. En 2015 en Ecuador, se produjeron 34 millones de pares de zapatos, en más de 5.000 fábricas, especialmente calzado industrial, de montaña o para enfermos. La producción ecuatoriana del calzado se concentra en la ciudad de Ambato y generó en el último año alrededor de 100.000 puestos de trabajo en el país.

 

Pregunta: ¿Hacia dónde va la producción de calzado ecuatoriano: a potenciar la producción nacional y sustituir importaciones o convertirse en un país exportador de calzado?

Respuesta: Por un lado nos estamos preparando para atender el mercado interno con proyectos educativos que antes no teníamos y podrán ayudar al desarrollo de la industria. Por otro lado, nuestro objetivo es sustituir importaciones, por lo que invitamos a empresas extranjeras a invertir en Ecuador para que podamos contar con materias primas que aún no tenemos. A su vez, buscamos atender un nicho especial de calzado (como el industrial o el calzado para enfermos) y otorgarle valor agregado. Estos tres caminos conformarán los pilares para hacer crecer nuestra industria.

 

P.: ¿Cómo evolucionó la producción del sector en los últimos años?

R.: En 2008 tuvimos una crisis en el sector: desaparecieron muchas empresas debido al ingreso de producción proveniente de China. Ese año contábamos con 600 productores en el país que fabricaban quince millones de pares de zapatos. Frente a esta situación, en 2009, el Gobierno de Rafael Correa lanzó políticas de apoyo para el sector del calzado con la implementación de un arancel de diez a dólares a todos los productos extranjeros que entraban al país. En 2010 se implantó un arancel mixto hasta el día de hoy que permitió la recuperación del sector.

 

P.: A nivel de consumo, ¿qué momento vive el sector?

R.: En los últimos meses de 2015 y principios de 2016 el consumo de calzado se redujo debido al aumento de las importaciones de zapatos de Perú y Colombia por la devaluación en ambos países, sumado al aumento del precio del petróleo. También hemos sufrido problemas externos como el terremoto del pasado abril en nuestro país y la falta de circulante del dólar a nivel mundial.

 

P.: ¿En qué sector se especializa el calzado ecuatoriano?

R.: La rama artesanal es la más desarrollada, sobre todo en zapatos de seguridad industrial y calzado para enfermos de diabetes, pero también producimos zapatos escolares, ejecutivos, deportivos y femeninos. Las nuevas empresas del sector son principalmente talleres artesanales. Tras la crisis de 2008 las familias se reunieron para fabricar calzado y salvar la industria; lamentablemente, las que no se especialicen en lo artesanal se quedarán en el camino.

 

P.: ¿Las empresas son capaces de crear marcas?

R.: Hay algunas marcas que ya son identificables en el país por los consumidores. Pero nos falta seguir trabajando con los pequeños y medianos productores para potenciar este segmento.

 

P.: ¿Cómo enfrentan el problema de la mano de obra poco calificada?

R.: Hemos tenido una gran dificultad al respecto, pero estamos trabajando en acciones concretas de procesos educativos, seminarios o charlas relacionadas sobre los distintos procesos de producción. Actualmente estamos trabajando en un proyecto conjunto con el Centro de Innovación Aplicada en Tecnologías Competitivas (Ciatec) de México y la Universidad Técnica de Ambato, con quienes lanzamos un Diplomado Superior en Tecnología de Producción de Calzado.  El curso está en su etapa final y se graduarán 40 estudiantes.

 

P.: Al ser un sector dependiente de materias primas extranjeras, ¿lo hace más vulnerable a la hora de tener una cadena de suministro bien estructurada?

R.: Somos conscientes de esa problemática, por lo que estamos tratando de atraer inversores extranjeros que puedan producir en nuestro país. Próximamente contaremos con nuevos productos, dado que una empresa de Brasil está desarrollando la producción de insumos en Ecuador. Sin embargo, todavía tenemos que importar algunos artículos como herrajes, forros inteligentes y puntos ligeros.

 

P.: ¿Cómo se posicionan como productores en Latinoamérica con competidores tan fuertes como Brasil y México?

R.: México y Brasil tienen sus nichos de especialización de calzado, como lo tiene también Ecuador, con la producción de calzado ortopédico o de seguridad. Hemos ganado un buen lugar en el mercado.

 

P.: ¿Cuál es el principal destino de las exportaciones ecuatorianas?

R.: América del Sur, sobre todo países como Colombia y Perú, en cuanto a producto terminado. No obstante, se está trabajando para que en el corto plazo podamos destinar nuestra producción principalmente a Centroamérica.

 

P.: ¿Puede el calzado ecuatoriano competir por precios?

R.: En los últimos meses, Colombia y Perú devaluaron sus monedas, lo que produjo una desventaja a Ecuador en cuanto a precios, debido a que nuestra moneda es el dólar. Nosotros apostamos en aportar valor agregado a nuestra producción, algo que no hacen en China.

 

P.: ¿Cómo puede aumentar el sector la baja exportación?

R.: Queremos aumentar la débil exportación y fortalecer la especialización. Para eso hemos comprado quince hectáreas donde se edificará la Ciudad del Calzado, que contará con la presencia de 23 empresas ecuatorianas que fabricarán y comercializarán sus productos en el norte de Ambato. Queremos que la gente pueda conocer los procesos productivos y aumentar también la capacidad de exportación.