Entorno

La guerra de divisas sacude los márgenes de la industria de la moda

Uno de los efectos colaterales de la contienda comercial que mantienen Estados Unidos y China es la devaluación histórica del yuan, que no sólo amenaza a su contrincante sino a todo el comercio global.

S. Riera

4 sep 2019 - 04:56

La guerra de divisas sacude los márgenes de la industria de la moda

 

 

La industria de la moda tiene otro frente abierto: la guerra de divisas. Ser un sector globalizado en su cadena de suministro y en su mercado de consumo lo hace en extremadamente sensible a las alteraciones del comercio exterior. Y ahora es la guerra de divisas otro de los elementos que impacta en sus ya de por sí ajustados márgenes.

 

Uno de los efectos colaterales de la contienda comercial que mantienen Estados Unidos y China es la devaluación histórica del yuan, que no sólo amenaza a su contrincante sino a todo el comercio global. Compañías estadounidenses de moda, como PVH, Abercrombie o Tiffany ya se han hecho eco de este escenario en sus últimas cuentas trimestrales, pero el impacto de la fortaleza del dólar va más allá.

 

El pasado lunes, un día después de la entrada en vigor de las nuevas partidas arancelarias, el Banco Popular de China situó en 7,0883 yuanes el precio del dólar, siendo el tipo de cambio más débil desde marzo de 2008. En términos generales, esta fortaleza impostada de la moneda estadounidense debilita a su vez el valor de otras divisas, en particular, las ya de por sí muy frágiles, como las del resto de economías emergentes.

 

 

 

 

Esta devaluación otorga, por un lado, una mayor competitividad a las exportaciones de estos territorios; pero, por otro lado, empobrece su economía interna y encarece sus importaciones. La lira turca, por ejemplo, vivió el pasado agosto un flash crash, es decir, tuvo un desplome efímero de hasta un 12% en menos de 24 horas del que más tarde fue recuperándose.

 

Turquía, popularmente conocida como la fábrica textil de Europa por ser el primer proveedor del sector en proximidad en el continente, acumula desde el año pasado una etapa de turbulencias en su divisa. La incertidumbre política del país hundió su valor un 30% en 2018 y, en lo que va de año, la moneda turca ha perdido otro 10% ante la aversión que genera la guerra comercial entre las divisas emergentes.

 

En el caso concreto de la industria textil, China, igual que Turquía, cuentan con una sólida cadena de valor que abarca desde la producción de materia prima hasta la confección de las prendas y que las hace menos dependientes de las importaciones. Sin embargo, otros hubs productivos muy focalizados en la confección, como Bangladesh, pueden resentirse de este nuevo contexto dependiendo del origen de sus compras.

 

 

 

 

Por otro lado, el textil de cabecera, en general, es uno de los más perjudicados por la fortaleza de la divisa estadounidense porque que el algodón, la segunda materia prima más utilizada en el negocio de la moda, cotiza en esta moneda. Estados Unidos es el principal exportador mundial de esta materia prima y su encarecimiento afecta a hiladores y tejedores de fuera de este país.

 

En medio de esta batalla, el euro continúa debilitándose, en su caso, a la espera de una nueva política de incentivos por parte del Banco Central Europeo (BCE). El pasado domingo, la moneda europea bajó del listón de los 1,10 euros, vigente desde 2017, adentrándose en mínimos de 27 meses. Los temores de que Alemania entre en recesión técnica y la amenaza de un Brexit sin acuerdo presionan a la baja la divisa. La debilidad del euro otorgaría una mayor competitividad a las exportaciones europeas, pero a su vez, encarecería las importaciones.

 

También desestabiliza el comercio exterior la devaluación, también histórica, de la libra esterlina. Inmersa en una espiral bajista provocada por el caos político actual, la caída en picado del valor de la moneda británica penaliza las exportaciones europeas al mercado británico, el segundo mayor de la región.

 

La cotización de la libra, que inició el año por encima de los 1,27 dólares, ha bajado esta semana por debajo de la barrera de los 1,20 dólares, acercándose a mínimos de tres años. De bajar aún más, la cotización alcanzaría niveles que no se veían desde 1985.