
J. C. Martínez Lázaro (IE): “La desaceleración es culpa de la incertidumbre, no de Trump”
Para Juan Carlos Martínez Lázaro, economista de IE, la gran causa de la desaceleración europea es principalmente la incertidumbre global, pasando por el aumento de tensiones en conflictos y la ruptura de alianzas económicas.


La desaceleración económica acecha. Los años de crecimiento y recuperación tras la pandemia parecen haber llegado a su fin, arrastradas por la nueva guerra comercial mundial. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, se ha convertido en el principal precursor de una epidemia arancelaria que ya se ha extendido en todo el mundo. “A China no le está poniendo aranceles únicamente Estados Unidos, si no que también lo ha hecho la Unión Europea, y eso va a hacer sufrir a su economía”, explica Juan Carlos Martínez Lázaro, profesor de economía de IE University.
Para Martínez Lázaro, este menor crecimiento no es culpa expresa de Trump, sino de la incertidumbre que ha inundado el panorama global. “La incertidumbre afecta negativamente a la economía; los aranceles y los movimientos en las alianzas políticas tradicionales, como puede ser la de Estados Unidos con Europa y México, es lo que está afectando a la inflación y la inversión”, defiende el economista. Si este panorama de inseguridad desapareciera, resuelve, las economías mundiales volverían probablemente a un ritmo de mayor crecimiento.
La fórmula, sin embargo, es menos sencilla de lo que parece, ya que algunas de las principales locomotoras económicas mundiales encadenan ya varios años “negativos” previos a la llegada de Trump a la Casa Blanca. “China lleva ya varios años en un proceso de desaceleración, es cierto que es complicado mantener ese histórico ritmo de crecimiento a doble dígito, pero su último objetivo para 2024 lo alcanzaron por muy poco”, explica Martínez Lázaro.
De cara a este año, la potencia asiática se ha vuelto a marcar un alza del 5% de su economía, algo que, según el experto, va a ser difícil que se repita. La crisis inmobiliaria y la atonía en el consumo han afectado a la dinámica del país, para lo que el Gobierno ha tenido que invertir hasta 1,3 billones de dólares en paquetes monetarios y fiscales. “China tiene la capacidad de conseguir lo que quiere, tiene muchas herramientas para hacerlo, y ahora tiene el foco puesto en incentivar el consumo privado porque ahí es donde está la clave ahora mismo”, añade el profesor. Respecto a Alemania, otra de las grandes economías dentro de Europa que ha mostrado más debilidad los últimos años, Martínez Lázaro se muestra algo más optimista, aunque únicamente bajo la premisa de que “sólo se puede esperar que mejore”. “El país lleva ya dos años de recesión, con un mal momentum que no vivía desde principios de siglo”, relata, aunque auspicia un mejor futuro para la economía germana, especialmente gracias a la eliminación del límite de deuda al que puede acogerse el país, en un umbral tradicionalmente mucho más bajo que el resto de Europa.
El gasto militar funciona como un motor de crecimiento que arrastra al resto de los sectores, defiende el experto
Para el economista, la clave del crecimiento germano, y europeo, pasan ahora por la nueva estrategia, aunque casi forzada, de elevar el gasto militar. Según Martínez Lázaro, la visita del presidente ucraniano Volodímir Zelenksi a la Casa Blanca sacudió no únicamente los cimientos de las relaciones internacionales, sino también la forma en la que la Unión Europea se relaciona con el resto del mundo. En apenas un par de semanas, el conjunto de los Veintisiete han tenido que cambiar su forma de pensar y actuar, al comprender que ya no pueden contar con el apoyo de Estados Unidos. “Ahora la Unión Europea se tiene que defender por sí misma, y esto va a aumentar inevitablemente el gasto en defensa, un sector que siempre aporta crecimiento económico”, defiende el economista.
Los planes de la Unión Europea pasan por un paquete de hasta 800.000 millones de euros, de los cuales, 150.000 millones se movilizarán a través de la deuda pública y el resto se repartirá en los presupuestos nacionales de cada Estado miembro. La inversión en defensa tiene un efecto tractor que, siempre y cuando lleve a cabo de manera interna, genera un desarrollo tecnológico e industrial y potencia el empleo, valora Martínez Lázaro. “La defensa es siempre una punta de lanza a nivel tecnológico -recuerda-; tiene que serlo, y todo ese desarrollo se acabará traduciendo en la industria europea tarde o temprano”.
Respecto a España, sin embargo, el economista lamenta que todavía se plantee el mayor gasto en defensa como una opción. “Aquí vemos muy lejos Rusia, pero el cambio de discurso que ha ocurrido en Finlandia o Suecia es necesario, ese 2% de gasto sobre el PIB ya ha quedado desfasado, especialmente teniendo en cuenta que somos el país que menos fondos destina de toda la Unión Europea”, finaliza el profesor, a la vez que alerta de la posibilidad de que la economía española se quede atrás a la larga si no lo hace.
¿Qué está parando el mundo?
Para Juan Carlos Martínez Lázaro, economista de IE, la gran causa de la desaceleración europea es principalmente a la incertidumbre global. Del aumento de las tensiones en conflictos como el de Rusia y Ucrania o Israel y Gaza, a la ruptura de las alianzas económicas y políticas tradicionales sobre las que se han establecido las relaciones internacionales. Más allá de los aranceles, es la sensación de inestabilidad la que ha hecho que paren los movimientos de dinero, del consumo privado a las inversiones, y han generado, en última instancia, que el mundo se esté parando.
Tractores nacionales
El economista de IE University coincide en el crecimiento previsto para España al menos, en los próximos años, gracias a las inercias positivas del sector turístico y de servicios que impulsan la economía del país, además del elevado gasto público del Gobierno, que ha permitido que grupos poblacionales como los jubilados no pierdan poder adquisitivo.