Entorno

China, a por el próximo salto adelante: tecnología e innovación para la era post-Covid

La única gran economía que siguió creciendo en el año de la pandemia se marca ahora un objetivo del 6% al año y mantiene el plan de duplicar su tamaño antes de 2035.

I. P. G.

17 mar 2021 - 04:40

China, a por el próximo salto adelante: tecnología e innovación para la era post-Covid

 

 

Xi Jinping es ya el presidente de China con más poder desde Mao Zedong, y ahora aspira a acometer una transformación de calado como la que impulsó el líder de la revolución. El nuevo plan quinquenal de Xi es una prolongación del anterior y tiene el mismo objetivo: dejar de ser la fábrica del mundo para ganar en tecnificación y autosuficiencia. Pero en esta etapa también hay nubes negras: el creciente control social sobre su población y la ausencia de una hoja de ruta para mejorar en materia ambiental.

 

Para la moda, el plan supone continuar un proceso que comenzó ya hace años: perder papel como polo de aprovisionamiento y seguir reivindicándose como uno de los mayores mercados de consumo para el sector.

 

Aunque fue el primer foco de la pandemia, China fue la única gran economía del mundo que logró seguir creciendo en 2020. El Producto Interior Bruto (PIB) del país avanzó un 2,3% en 2020 y el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima una subida del 8,3 % en 2021. Las proyecciones del Ejecutivo chino son menos ambiciosas, y pasan por repuntar otro 6% este año.


El plan quinquenal, aprobado la semana pasada, se centra en el desarrollo tecnológico y, sobre todo, en la autosuficiencia, para blindarse ante conflictos geopolíticos o potenciales guerras comerciales.

 

 

 

 

En esta línea, el objetivo es que el valor añadido al PIB de la economía digital pase del 7,8% en 2020 al 10% en 2025, aunque reforzando en paralelo las campañas antimonopolio que en los últimos meses han estrechado el cerco sobre Alibaba.

 

El plan se solapa en parte con el otro gran proyecto de Xi Jinping, denominado Vision 2035, con el que prevé duplicar su economía en los próximos años y que asume que el país superará a Estados Unidos como la mayor potencia mundial en quince años, aunque sin citarlo directamente. Lo que sí se precisa es que el PIB per cápita de China alcanzará el de un “país avanzado” y que el tamaño de su economía “escalará a un nuevo gran nivel”.

 

En un marco más amplio, tanto el plan quinquenal como el Vision 2035 forman parte de la gran estrategia de Xi, escenificada en la expresión que se ha convertido en el lema de su mandato: El Sueño Chino.

 

Este plan cuenta con sus dos propias fechas en el calendario. La primera, este mismo año, coincidiendo con el centenario del Partido Comunista Chino, cuando Xi quería que China fuera “una sociedad moderadamente próspera”.

 

El próximo hito será en 2049, cuando se cumplan cien años de la fundación de la República Popular. Para entonces, el país será ya “una nación completamente desarrollada”.

 

 

 

 

Tareas pendientes

China se ha convertido en la segunda mayor potencia del mundo, pero tiene todavía grandes tareas pendientes. La más imperiosa es la de las libertades sociales. En los últimos años, el país ha estrechado el cerco no sólo sobre el territorio continental sino también sobre Hong Kong, y el modelo Un país, dos sistemas, impuesto desde la devolución de la excolonia británica, pende de un hilo.

 

Tras la ley de seguridad nacional aprobada el año pasado, con la que endurecía los controles sobre educación, periodista y redes sociales, Pekín ha tramitado en 2021 una nueva reforma electoral que deja sin opciones a la oposición en la región autónoma especial.

 

Dentro del continente, el Gobierno tiene cada vez más presión internacional para poner fin a la persecución de la minoría musulmana uigur. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha reclamado en varias ocasiones a China que libere a los uigures de lo que define como campos de concentración, que pueden acoger, según las estimaciones de la entidad, “entre decenas de miles y un millón de personas”.

 

Otra de las nubes negras de esta etapa de desarrollo es la sostenibilidad. El país se ha marcado el objetivo de ser neutro en emisiones de dióxido de carbono en 2026, pero no ha dado ni una indicación de cómo alcanzará el objetivo y el país continúa siendo reticente a forzar una rápida transición hacia las renovables.