Bruselas aprueba el borrador definitivo para medir la huella ambiental de la moda
La Comisión Europea ha dado luz verde a la última propuesta del sector de la moda para definir un sistema único y estandarizado para todas las empresas, y que permitirá medir el impacto medioambiental del negocio del sector.


La moda unifica las reglas para medir su impacto ambiental. La Comisión Europea ha dado hoy su aprobación al último borrador propuesto por el sector de la moda sobre un sistema único y estandarizado que mida la huella ambiental de los artículos. El proceso para dar con este esquema ha supuesto cinco años de trabajo en los pasillos de Bruselas.
El texto debe ahora recibir la aprobación de la comisión europea de energía, cambio climático y medioambiente, que se prevé suceda a pocos días de que reciba el borrador. Una vez tenga también el sí del organismo, el texto se publicará oficialmente. El objetivo de este proceso pasa por armonizar todas las metodologías utilizadas actualmente para medir el impacto ambiental de la moda, entre muchos sectores, bajo un único modelo igual para todas las compañías.
La redacción de este ha ido a cargo desde 2019 de una secretaría técnica, formada tanto por empresas del sector (Nike, C&A o Inditex, entre otros), como expertos y organizaciones sin ánimo de lucro. Desde hace cinco años, el grupo de trabajo ha desarrollado unas reglas de cálculo del impacto ambiental para trece subcategorías de producto, siempre con la supervisión de Bruselas.
El texto unificará la manera de medir la huella ambiental para todas las empresas en Europa
“Estamos en el final de un proceso largo, riguroso y de cocreación -ha explicado Baptiste Carriere-Pradal, cofundador de la consultora 2BPolicy, en su perfil de Linkedin-; y un gran paso hacia conseguir claims sostenibles armonizados y basados en hechos científicos”. Una vez que se apruebe este nuevo marco, las empresas del sector deberán ceñirse a este en las evaluaciones de la huella ambiental de sus productos.
El sistema tiene en cuenta todas las fases del ciclo de vida y producción de una prenda, desde la fabricación, cultivo de materias primas, transporte o venta, entre otros, a través de 16 indicadores medioambientales, que miden el uso del agua, las condiciones de trabajo o degradación del suelo.
A partir de que este esquema entre en vigor, las empresas deberán facilitar dos tipos de datos. Por un lado, los primarios, que las compañías deberán recolectar o solicitar a sus proveedores, y afectarán a los procesos que tengan que ver con la cadena de valor de la moda. Por el otro, datos secundarios, o medias de la industria, como estadísticas, que no serán analizados por las empresas en sí, pero que serán utilizados para calcular los impactos en las fases de vida de las prendas con menor impacto.