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Especial 2022: el año en que el mundo  se hizo más pequeño

2022, el año en que la moda sucumbió a la inflación

2022, el año en que la moda sucumbió a la inflación
2022, el año en que la moda sucumbió a la inflación
En 2022, uno de los mayores quebraderos de cabeza de los consejos de administración tenía la palabra precios.

M. Tamayo / C. Juárez

26 dic 2022 - 05:00

En 2022, uno de los mayores quebraderos de cabeza de los consejos de administración tenía la palabra precios. El sector, tradicionalmente deflacionista, ya se enfrentó en 2012 a una tormenta perfecta con la subida de los costes logísticos y de las materias primas, que ha continuado este año, agravado por la guerra en Ucrania. Con cada vez más leña en el fuego, la mayoría de los operadores sólo han tenido una salida, inviable hasta ahora: subir el precio de sus productos.

 

 

Especial 2022: el año en que el mundo se hizo más pequeño

 

 

La subida llega, además, en el peor momento posible, con los consumidores perdiendo poder adquisitivo por la subida del precio de la energía y los combustibles y con la confianza en descenso, al menos en Europa.

En España, el Índice de Precios de Consumo (IPC) del vestido y del calzado ha registrado subidas históricas. Después de un 2021 registrando incrementos de entorno al 1%, en enero de 2022 los precios del vestido y de la moda en el país sorprendieron con una subida del 3,7%. La inflación se mantuvo en febrero, cuando se situó en el 3,6 y continuó en marzo, con una tasa del 3%.

 

En el tercer trimestre, los precios de la moda en el país se moderaron, con incrementos del 1,3% en abril, del 1,7% en mayo y del 2,4% en junio, pero en verano volvió a coger carrerilla. En julio, el IPC del vestido y del calzado en España se situó en el 5%, mientras que en agosto, la inflación del sector fue del 5,6%, la mayor subida desde 2002. Con el inicio del curso, los precios se fueron moderando, registrando un alza del 3,9% en septiembre, del 1,4% en octubre, y cerraron noviembre dando un respiro, con una evolución plana.

 

En Estados Unidos, los precios han registrado subidas aún más estratosféricas, oscilando todo el año entre el 3% y el 5%, excepto en marzo, cuando el incremento de los precios de la moda en el país fue del 6,8%.

 

 

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Los operadores toman medidas

 

Ante esta situación, el goteo de compañías que han declarado subidas de precios ha sido constante durante 2022 con el objetivo de proteger un margen que ya venía erosionado desde 2021. El motivo es una tormenta perfecta que se ha desencadenado en el último año con la subida de los precios de las materias primas, de la energía (que afecta a todas las fases de la cadena, desde la hilatura), y del transporte, ya que tras el colapso en las fábricas y los puertos muchas compañías se vieron obligadas a trasladar la mercancía por avión, exponencialmente más caro.

 

La primera empresa en anuncia que la etiqueta de sus productos se incrementaría fue Fast Retailing a principios de enero. El anuncio, inevitable, fue el primero explícito de una compañía de moda. “Hemos llegado a un punto en el que no tenemos otra opción que elevar el precio de algunos productos”, sentenció Takeshi Okazaki, director financiero de Fast Retailing.

 

También Geox fue una de las primeras empresas en anunciar que incrementaría los precios de sus productos, con una subida del 4% con el objetivo de “compensar el incremento de los costes de materias primas y transporte”. Por su parte, la británica Next también contabilizó su subida de precios prevista para 2022, situándola en un máximo del 7%. “Nos estamos enfrentando a un entorno comercial más difícil”, argumentó el grupo.

 

 

 

 

En marzo, coincidiendo con el estallido de la guerra en Ucrania, la situación se tensó aún más, y numerosas compañías tomaron esta medida, ya sin remordimientos. Adidas o Dr. Martens fueron algunas de ellas. Igual que la española Puig, que explicó que incrementaría precios “varios puntos porcentuales”.

 

También Inditex, que en la presentación de los resultados anuales de marzo reconoció que realizaría “los ajustes necesarios para proteger los márgenes”. “En función de estas actuaciones selectivas esperamos que las actuaciones de precios contribuyan a las ventas de la campaña primavera-verano y rocen un incremento de un dígito simple medio, y sin impacto negativo en volumen, tal como muestra la cifra de ventas de inicio del primer trimestre de 2022”, explicó. En concreto, el grupo situó la subida entorno al 2% de media en España.

 

La sorpresa vino de parte de Primark, hasta entonces muy reacio a las subidas. A finales de abril, el grupo explicó que “de cara al futuro, las presiones inflacionarias son tales que no podemos compensarlas todas con ahorro de costes, por lo que Primark implementará aumentos selectivos de precios en algunas de sus prendas de la temporada de otoño/invierno”.

 

 

Inflación desbocada

 

La subida de precios ha seguido sin freno en los últimos doce meses. Para 2023, a pesar de la incertidumbre y los tambores de cambio de era que prometen poner en un brete los fundamentales de la economía mundial, los organismos internacionales y las previsiones de los propios países auguran mejores cifras que las que se dejarán atrás con el fin de 2022. A mediados de 2021, una ola inflacionaria empezó a arrollar al mundo. Los distintos países navegaban aún entre brotes de Covid-19 capaces de paralizar la economía y colapsar los hospitales, las disrupciones constantes de la cadena de suministro que retrasaban la entrega del stock y contraían la oferta y la resaca de los estímulos fiscales aprobados durante los primeros compases de la pandemia.

 

Sin embargo, la llegada de la guerra a Ucrania hizo saltar por los aires las previsiones económicas y convirtió la inflación en una amenaza persistente. A cierre de marzo, la ofensiva rusa ya se hacía notar en la subida de precios, azuzando la deriva inflacionaria de la energía y las materias primas. En Estados Unidos, la subida de precios a cierre del tercer trimestre fue de un 8,5%, mientras que para la zona euro era del 7,4%, acortando distancias con el otro lado del Atlántico.

 

Con el particular rally emprendido por los precios, la Reserva Federal anunció en marzo la primera subida de tipos en tres años. La Fed empezó con una subida de 25 puntos básicos, pero, en mayo, aumento el ritmo de incrementos y anunció otra de cincuenta puntos básicos, para más tarde anunciar alzas de hasta 0,75 puntos. El organismo acabó realizando ocho subidas de tipos a lo largo del año y con perspectivas de seguir aumentando el precio del dinero en 2023.

 

 

 

 

El Banco Central Europeo (BCE) se unió a la subida de tipos más tarde, argumentando que Estados Unidos se encontraba en un punto del ciclo diferente, con una demanda interna mucho más elevada. El órgano dirigido por Christine Lagarde se decidió en julio a aumentar las tasas de interés por primera vez en más de once años debido a la elevada presión inflacionaria. En los siguientes meses, la entidad dio un volantazo a la política usada los últimos años para reducir la inflación. Durante 2022, la entidad cerró el programa de compras de deuda y subió los tipos de interés hasta niveles no vistos desde 2008.

 

Finalmente, a cierre de 2022, el mundo anotó una inflación del 8,8% respecto al año anterior, según el dato proyectado por el Fondo Monetario Internacional, 4,1 puntos básicos más que un año atrás. Una vez más, las economías emergentes lideraron la subida de precios, anotando una subida de precios del 9,9%, mientras que en las economías avanzadas los precios escalaron un 7,2%. De ellas, la eurozona ha registrado una inflación del 8,3%, superando esta vez a Estados Unidos, que anotó en 2022 una variación del Índice de Precios de Consumo (IPC) del 8,1%.

 

De entre los diecinueve, el FMI estima que España anotará una inflación del 8,8% a cierre de 2022, mientras que en Francia será del 5,8%, en Italia del 8,7% y en Alemania de hasta el 8,5%. Por su parte, Reino Unido ha cerrado en 2022 con una inflación del 9,1%, superando tanto a Estados Unidos como a la media de los países del euro. En cuanto a los mercados emergentes, China también se mantiene al margen de la espiral inflacionista y el FMI calcula una inflación del 2,2% en 2022. A los países del este europeo le sigue Latinoamérica, aunque más de diez puntos por debajo. El FMI augura que cerrará el año 2022 con una inflación del 14,1%, mientras que en Oriente Próximo y Asia Central la subida de precios alcanzará el 13,8% y en los países en desarrollo del continente asiático la inflación se limitará al 4,1%.

 

 

España sucumbe ante la crisis del coste de vida

 

La inflación actual ha sumergido gran parte de la población en una crisis del coste de vida.  En España, los productos de primera necesidad han registrado aumentos de hasta el 40%, según datos del INE. En España, los incrementos de precios generalizados han lastrado la renta disponible de los hogares rebajándolos un 3,5% en euros corrientes y un 4,3% descontando la inflación, según la Memoria sobre la situación socioeconómica y laboral de España elaborada por el Consejo Económico y Social (CES).

 

La entidad defiende que todavía no se notan los efectos inflacionarios de segunda ronda en la economía española, pero sí es preocupante el avance de la inflación subyacente, aquella que descarta la subida de precios de la energía y la alimentación, los elementos más volátiles. En noviembre, el último mes de los que hay datos, la inflación subyacente ha aumentado una décima, hasta el 6,3%, siguiendo la tendencia inversa a la inflación general que se ha relajado hasta el 6,8%, cinco décimas. Según apunta un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (Ocde), el poder adquisitivo de los españoles en 2022 se recortará un 4,5%, sólo poder detrás de Grecia de entre los países analizados.

 

 

Previsiones en tiempos de crisis

 

A pesar de todo, las perspectivas para 2023 dejan espacio a la esperanza para la inflación. Las disrupciones de la cadena de suministro ya han finalizado, por lo que la oferta se mantendrá más estable. Además, la base comprable es ya más elevada y las variaciones interanuales no serán tan pronunciadas como la de 2022 o incluso 2021.

 

Según las últimas proyecciones del FMI, las economías avanzadas cerrarán 2023 con una inflación del 4,4%, con la eurozona anotando una subida de precios del 5,7%, mientras que Estados Unidos registrara una subida de precios del 3,5%.

 

En Europa, España anotará una subida de precios del 4,9%, mientras que en Francia la inflación será del 4,6%, en Italia será del 5,2% y en Alemania la cifra alcanzará el 7,2%. Por su parte, Reino Unido continuará con una inflación elevada, de hasta el 9%, y Japón caerá de debajo del objetivo del 2%, hasta el 1,4%.

 

 

 

 

En el conjunto de las economías del mundo, la inflación se situará aún en un 6,5% en 2023 según los datos del FMI, aunque todos ellos son susceptibles a un cambio si se produce algún otro hecho inesperado capaz de darle la vuelta al tablero, tal y como viene sucediendo los últimos años. Aunque todo esto también está sujeto a los movimientos que realicen gobiernos y bancos centrales para frenar la inflación.

 

“La política monetaria debe mantener el rumbo para reestablecer la estabilidad de precios, y la política fiscal debe tratar de aliviar las presiones sobre el coste de la vida manteniendo al mismo tiempo una orientación suficientemente restrictiva alineada con la política monetaria”, apunta la institución con sede en Washington. También animan a los políticos a realizar reformas estructurales más allá de parches para mejorar la productividad y “aliviar las restricciones de oferta”. Otro punto que no olvida el FMI es la cooperación internacional. En una época de recelos geopolíticos, el organismo insiste en que se deben mejorar las conversaciones entre los estados para evitar la fragmentación económica que estreche la economía mundial.