Empresa

X. Pladellorens (Deporvillage): “Antes los fundadores tenían intuición, hoy muchos estudios”

El fundador de la empresa de ecommerce de artículos deportivos recordó ayer en Norrsken House las diferentes fases de desarrollo que atravesó Deporvillage antes de su venta, deteniéndose también en cómo le afectaron personalmente.

X. Pladellorens (Deporvillage): “Antes los fundadores tenían intuición, hoy muchos estudios”
X. Pladellorens (Deporvillage): “Antes los fundadores tenían intuición, hoy muchos estudios”
Xavier Pladellorens, ayer, junto a Alexandra Maratchi, fundadora de Homuork, en Norrsken House Barcelona.

P. Riaño

“Fundé Deporvillage y ahora dirijo mi propia empresa de inversión”. Desde hace ya unos años, así es como Xavier Pladellorens se presenta cuando conoce a alguien, aunque reconoce que, tras vender y salir de Deporvillage, le costó encontrar la fórmula para explicar quién es y qué hace. Tras haber protagonizado una de las mayores compraventas relacionadas con la industria de la moda en España en los últimos años, Pladellorens señala que “hace quince años, cuando emprendí yo, los fundadores tenían intuición, hoy tienen muchos estudios, ahora estudian un MBA antes de montar su empresa”.

 

Sin entrar a valorar si el cambio de perfil de los emprendedores es bueno o malo (“muchos antes montaban empresas industriales y también debían ser diferentes”), el fundador de Deporvillage participó ayer en una sesión en Norrsken House Barcelona, el centro que la fundación sueca dedica a impulsar el emprendimiento tiene en la capital catalana. Pladellorens reflexionó sobre las diferentes fases que experimentó Deporvillage y él mismo hasta la venta de la empresa junto a Alexandra Maratchi, fundadora de Homuork, una plataforma que fue adquirida por el grupo canadiense LCI Education en 2021.

 

Formado en Ingeniería Industrial, Pladellorens fue alto directivo del área de márketing de compañías como Caprabo o eDreams antes de fundar Deporvillage. “En 2010, cuando notaba que mi etapa en eDreams estaba terminando, la idea de crear una empresa empezó a hacerse grande -recordó-; siempre había tenido en mente lanzar una compañía, mi objetivo era ser el dueño de mi destino”.

 

 

 

 

“Deporvillage empezó de manera informal a finales de 2009, en conversaciones de todo tipo, el 99% de las cuales no llegó a nada, pero Deporvillage sí”, explicó. Junto a su socio Ángel Corcuera, contrataron a perfiles técnicos en Magento para poder lanzar una plataforma online, entablaron negociaciones con marcas y alquilaron una nave para almacenar el stock.

 

¿Por qué deporte? “Fue una casualidad, podía haber sido cualquier otra cosa, pero el deporte era bonito y no había un competidor claro”, confesó. “Hace quince años, las empresas que se fundaban no eran tan pragmáticas como ahora -reflexionó-; hoy hay todo un racional detrás, antes no era así”.

 

Deporvillage nació en 2010 y comenzó “el fenómeno bola de nieve”, como lo recuerda el fundador. La empresa se presentó a Seed Rocket y ganó la edición de 2011, tras lo cual comenzó a ser el centro de atención de los inversores y captó su primera financiación externa. “Tener inversores tiene hype, pero también conlleva responsabilidad”, señaló.

 

Pladellorens recuerda la fase inicial de Deporvillage como “intensa”. “Eres un hombre orquesta: te conviertes en CEO desde el primer día -dijo ayer-; si eres el CEO nunca hay nadie encima de ti, cualquier problema tienes que solucionarlo, desde lo más básico hasta lo más complicado”. “Tuvimos muchos problemas en los inicios, pero las ventas crecían año tras año, lo que nos dio ese punto de optimismo y resiliencia que era necesario en aquel momento”, afirmó.

 

 

xavier pladellorens deporvillage 2025 2 1200

 

 

Llegó entonces una nueva fase en la historia de Deporvillage. Tal y como relató Pladellorens, el “mercado iba a concentrarse, porque había muchos operadores haciendo lo mismo y sin una diferencia entre ellos”. Por eso, empezó a buscar el cierre de una ronda de financiación. “En aquel momento no era tan fácil como ahora: hoy en Barcelona hay más inversores que proyectos interesantes”, afirmó.

 

En 2015, Deporvillage firmó su primera gran ronda de financiación, a la que acudieron Samaipata, Mediaset y P101, así como accionistas ya existentes, como Cabiedes and Partners, Hugo Árevalo y varios mentores de SeedRocket. Entre 2015 y 2017, Deporvillage terminaría captando siete millones de euros en tres rondas con los mismos inversores.

 

Tras la entrada de los nuevos accionistas, Deporvillage despegó todavía más rápido. “Cambió nuestra mentalidad: pasamos de mirar al último gasto a gestionar campañas de publicidad en televisión -rememoró el fundador-; en un año pasamos de 15 a 50 empleados”.

 

Con una facturación de sesenta millones de euros, en 2019 Deporvillage alcanzó al break even. Y, entonces, llegó la crisis del Covid-19, que impulsó los dos elementos básicos de la empresa: el ecommerce y el deporte. “Éramos la empresa de moda: lo teníamos todo, ecommerce y deporte, teníamos el viento de cola y podíamos sacarle partido”, explicó.

 

 

 

 

El consejo de administración decidió que había llegado el momento de vender. Comenzaron sondeando a grupos de inversión, así como a competidores. Contrataron a una empresa boutique de M&A y pusieron Deporvillage en venta. “En aquel momento pensé que había llegado la última fase de la empresa: fundar crecer y vender -relató-; mi idea no era vender, pero estaba de acuerdo en que era el momento”.

 

De los tres competidores con se entablaron conversaciones, finalmente fue la británica JD Sports (propietaria de la española Sprinter) la que se llevó la operación. El 25 de junio de 2021, JD Sports se hizo con el control de Deporvillage (los fundadores mantuvieron posición en el capital) por 175 millones de euros, en una operación que tuvo gran repercusión por su volumen.

 

Los fundadores pactaron inicialmente que se quedarían en la gestión. “Mi idea inicial era quedarme: quería capitalizar parte del valor que había creado y empezar una nueva fase en la que yo sería parte de una corporación más grande”, explicó. Pero llegó el “gran shock: tener otra vez jefes”. “Nos había comprado una compañía de Reino Unido, pero estábamos dirigidos por España -aseguró-; no hablábamos con los decision makers, por lo que todo era muy lento, lo contrario que busca un emprendedor”.

 

Entonces te das cuenta de que puedes haber sido un buen fundador, pero no eres un buen directivo para la fase en que se encuentra la empresa -reflexionó-; los fundadores raramente encajan en una compañía mayor”. A finales de 2022, Pladellorens dejó la gestión diaria de Deporvillage y comenzó de cero: nuevo email (que tuvo que crear, porque todo lo tenía referenciado al corporativo), nuevos horarios y nuevo negocio, Pladecom, la oficina de inversión desde la que gestiona una cartera diversificada de activos que incluye start ups, activos inmobiliarios, fondos de inversión y otros vehículos financieros.