Empresa

Le Coq Sportif se salva tras un concurso marcado por la polémica

El tribunal de París ha adjudicado Le Coq Sportif al consorcio de Dan Mamane, este viernes. Esta propuesta promete asegurar el empleo de 300 trabajadores y el futuro industrial de la marca tras meses de pugnas judiciales.

Le Coq Sportif se salva tras un concurso marcado por la polémica
Le Coq Sportif se salva tras un concurso marcado por la polémica
Le Coq Sportif se salva tras un concurso marcado por la polémica

Triana Alonso

El gallo francés renace y abre un nuevo capítulo en su historia, tras meses de incertidumbre y tensiones. El tribunal de comercio de París ha validado este viernes la adjudicación de Le Coq Sportif al consorcio liderado por el empresario franco-suizo Dan Mamane.

 

La resolución pone fin a un concurso que se había convertido en símbolo de la pugna entre dos visiones del rescate: la preservación de la actividad industrial en Romilly-sur-Seine y la búsqueda de nuevos horizontes comerciales para la compañía, en dificultades desde hace años.

 

Fundada en 1882 y reconocida como proveedor oficial de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París del año pasado, Le Coq Sportif había entrado en proceso concursal de redressement judiciaire (equivalente a un concurso de acreedores en España) en noviembre, arrastrando pérdidas pese a un crecimiento puntual de las ventas. 

 

En el primer semestre de 2024, la enseña elevó su facturación un 30%, hasta 82 millones de euros, pero siguió en números rojos con pérdidas de 18 millones. El ejercicio completo de 2023 cerró con 121 millones de euros de facturación y un resultado negativo de 28 millones, reflejo de márgenes deteriorados y de una cuota de mercado limitada fuera de Francia, pese a su alto reconocimiento de marca.

 

 

 

 

La oferta vencedora de Mamane se ha impuesto a la presentada por el consorcio formado por Neopar, el grupo estadounidense Iconix, el empresario Xavier Niel, el judoka Teddy Riner y la familia Camuset (fundadora histórica de Le Coq Sportif) junto al actual presidente de Airesis, Marc-Henri Beausire. Este segundo bloque había prometido inyectar 60 millones de euros de forma inmediata, pero denunció haber sido excluido del proceso por los administradores judiciales. Según recogió la agencia AFP, sus abogados solicitaron reabrir el concurso al considerar la tramitación “viciada” y favorable a Mamane desde el inicio, lo que avivó la tensión en las últimas semanas.

 

En este contexto, la estabilidad industrial de la región de Troyes y la experiencia de Mamane en rescatar empresas en crisis, tras haber reflotado Conforama Suisse y la marca de esquí Ogier, han jugado a su favor. Su plan contempla mantener la histórica fábrica de Romilly-sur-Seine, así como preservar la mayor parte de los 300 puestos de trabajo actuales, un argumento clave para el tribunal de comercio y para el propio Ministerio de Economía francés, preocupado por el coste social de una eventual liquidación.

 

Para ejecutar la nueva etapa, Mamane se apoyará en Alexandre Fauvet, exdirector general de Lacoste y cofundador de la también francesa Fusalp, que asumirá la dirección general de Le Coq Sportif. Fuentes del entorno apuntan además a la posible incorporación de Cédric Meston, responsable de Tupperware France, con el objetivo de reforzar la gestión operativa y acelerar la transformación del modelo de negocio.

 

La compañía encara ahora el reto de modernizar su red comercial, optimizar su estructura de costes y diversificar su presencia internacional, ante un mercado del deporte dominado por gigantes como Nike, Adidas o Puma. Pese a contar con un potente capital simbólico en Francia potenciado por su asociación olímpica, Le Coq Sportif se juega gran parte de su futuro en la capacidad de reindustrializar su fabricación, fortalecer su imagen global y recuperar competitividad.

 

Aunque la decisión judicial parece cerrar el capítulo concursal, no se descarta que el consorcio rival intente nuevas vías legales para impugnar la adjudicación, lo que podría prolongar la incertidumbre varias semanas más. Por ahora, los 300 empleados de Romilly-sur-Seine y el ecosistema textil del Aube se aferran a la posibilidad de conservar su empleo y ver renacer a uno de los iconos más apreciados del deporte francés.