La moda ajusta plantilla: los grandes prescinden de más de 10.000 empleos en 2025
La industria recorta músculo para salvar margen. Del lujo al gran consumo, Burberry, LVMH, Estée Lauder, Coty o Zalando rediseñan sus plantillas para responder a la presión de costes o la integración de la inteligencia artificial.


Optimización de recursos, adaptación a las transformaciones del sector y respuesta a un contexto exigente son el común denominador de los argumentos esgrimidos por las compañías en sus últimos planes de reestructuración. De carácter transversal, la nueva ola de recortes internacional, que apela a la eficiencia operativa y a la necesidad de proteger los márgenes, afecta a un amplio abanico de empresas con independencia de su posicionamiento o modelo de negocio. Los gigantes internacionales superan los 10.000 despidos en 2025, en un momento inestabilidad geopolítica y macroeconómica.
El lujo, la cosmética o el ecommerce son algunos de los primeros sectores en poner en marcha estos ajustes disfrazados en estrategias renovadas o excitantes proyectos de mejora. Aunque cada grupo justifica sus decisiones con dinámicas internas, todas confluyen en un mismo telón de fondo: un entorno global marcado por el menor crecimiento económico, tipos de interés elevados, inflación persistente, tensiones geopolíticas, presión arancelaria y la integración acelerada de la inteligencia artificial en procesos clave, desde la cadena de suministro hasta el diseño o la atención al cliente.
Coincidiendo con la presentación de los resultados financieros anuales de Burberry la semana pasada, la compañía británica de lujo ha anunciado recortes significativos en su plantilla. La reestructuración no es anecdótica: la empresa, que contaba con más de 9.000 empleados a nivel global, prevé suprimir aproximadamente 1.700 puestos de trabajo, lo que representa cerca del 18% de su fuerza laboral.
Según ha informado la empresa, los recortes afectarán principalmente a funciones administrativas en las oficinas centrales de Burberry en todo el mundo, lideradas por su sede en Londres. Además, la compañía tiene previsto reorganizar los turnos del personal en tiendas y eliminará una de las tandas de producción en su fábrica de gabardinas de Castleford, en West Yorkshire (Reino Unido). Esta última medida impactará directamente a unos 170 trabajadores cualificados.
“No hemos planeado cierres significativos de tiendas”, aseguró Joshua Schulman, consejero delegado de la firma de lujo, quien enmarca los ajustes dentro de un plan de transformación más amplio orientado a salvaguardar la competitividad del grupo. “Durante mucho tiempo hemos tenido una sobrecapacidad en esa planta, y eso no es sostenible en este momento”, explicó el ejecutivo.
Schulman anticipó, sin embargo, una “inversión significativa” en la renovación de esta histórica instalación victoriana durante la segunda mitad del ejercicio, con el objetivo de preservar y eventualmente ampliar la capacidad de producción en el Reino Unido. “Tenemos la ambición de aumentar la producción nacional con el tiempo”, afirmó, subrayando el valor que sigue teniendo la fabricación local de sus icónicas gabardinas.
Sin embargo, el anuncio ha generado inquietud en el ámbito local, reflejando el impacto humano de las medidas, según ha recogido The Guardian. Darren Travis, representante del sindicato GMB calificó la decisión como “un golpe muy duro” tanto para los empleados como para el pueblo. “Burberry es el mayor empleador de Castleford”.
La empresa, que encogió su facturación un 17% hasta 2.461 millones de libras (2.874 millones de euros) en 2024, ha puesto en marcha un plan de ahorro de costes que en el ejercicio ha generado 24 millones de libras (28 millones de euros). La política de recortes, enmarcada en el plan estratégico Burberry Forward, debería permitir alcanzar ahorros adicionales de 60 millones de libras (70,3 millones de euros) hasta 2027.
El grupo francés LVMH ha comenzado los ajustes por su división de vinos y alcoholes
Como es habitual en el ámbito del lujo, el multimillonario propietario del grupo francés LVMH ha sido uno de los primeros en tomar la iniciativa. Bernard Arnault, quien podrá mantenerse al frente del conglomerado hasta los 80 años tras la ampliación estatutaria del límite de edad para el cargo de presidente y consejero delegado, ha impulsado un primer paquete de medidas de ajuste que afecta a la división de vinos y licores, Moët Hennessy.
Lejos de tratarse de una simple optimización de costes, los recortes responden a factores estructurales más profundos: el cambio en los hábitos de consumo, especialmente entre las generaciones más jóvenes, la contracción progresiva de las ventas y el impacto potencial de la nueva presión arancelaria derivada de las medidas anunciadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Pese a los intentos por mantener una interlocución fluida entre el máximo ejecutivo francés y el mandatario estadounidense, la amenaza de nuevos aranceles sobre productos europeos podría asestar un duro golpe a uno de los negocios históricos del imperio de Arnault.
Según adelantó Financial Times, LVMH reducirá en un 10% la plantilla de Moët Hennessy, lo que equivale a alrededor de 1.200 empleos. La medida, anunciada internamente mediante un comunicado firmado por el consejero delegado de la división, Jean-Jacques Guiony, no cuenta aún con un calendario público, aunque el objetivo es claro: devolver la estructura de personal a niveles similares a los de 2019.
El ajuste, anunciado a comienzos de mayo, se produce tras un primer trimestre complicado para la unidad, que registró una caída del 8% en sus ventas, convirtiéndose en la división con peor desempeño del grupo. La moda y la marroquinería, por comparación, retrocedieron un 4%, perfumes y cosmética se estancaron, mientras que relojería y joyería avanzaron un tímido 1%. Desde febrero, el área cuenta con la figura de Alexandre Arnault, hijo del presidente del grupo, como coconsejero delegado, en una apuesta por reforzar el control directo de la familia en una de las áreas más expuestas del grupo. A pesar de la desaceleración global de su negocio, por el momento, el gigante francés no ha anunciado recortes en otras divisiones.
El lujo no es, sin embargo, el único segmento en la diana de los recortes. Gigantes de la cosmética como Coty y Estée Lauder también se preparan para aplicar la tijera. Aunque ambas compañías comparten el objetivo de mejorar su rentabilidad en un entorno económico volátil, sus situaciones de partida y la profundidad de las medidas adoptadas difieren sustancialmente.
En el caso de Estée Lauder, la reestructuración responde a un proceso de mayor calado. El grupo estadounidense anunció en febrero una ampliación de su plan de ajuste, que contempla la eliminación de entre 5.800 y 7.000 empleos, es decir, entre el 9% y el 11% de su plantilla global de alrededor de 62.000 trabajadores.
Afectada por la ralentización en Estados Unidos, el débil consumo en China y el impacto de las nuevas tensiones arancelarias, la compañía cerró su tercer trimestre con una caída del 10% en ventas hasta 3.550 millones de dólares y un desplome del 53% en su beneficio neto. El grupo, que revisó entonces sus previsiones anuales, contempla cerrar el ejercicio con una contracción de entre el 8% y el 9% en sus ventas.
Bajo el liderazgo de su nuevo consejero delegado, Stéphane de La Faverie, quien ha esbozado una nueva visión estratégica bajo el plan Beauty Reimagined, el conglomerado pretende impulsar la conexión con el consumidor en mercados de crecimiento o la expansión multicanal. Asimismo, las prioridades de la empresa han evolucionado, lo que justifica su último anuncio de ajustes. El grupo planea aumentar su inversión en publicidad y márketing, al tiempo que recorta los gastos generales y administrativos.
La organización regional o administrativa son algunos de los afectados en el segmento de la belleza
La estrategia también contempla acelerar la innovación de producto, especialmente en el segmento Prestige, y limitar el time-to-market (o lo que es lo mismo: reducir el tiempo de desarrollo hasta lanzamiento de nuevos productos), con el apoyo de tecnologías como la inteligencia artificial para mejorar la previsión de demanda y optimizar la cadena de suministro. En paralelo, la organización se simplificará con una estructura más plana para alcanzar un margen operativo ajustado de doble dígito en los próximos años.
Coty, por su parte, ha optado por un enfoque más estratégico pero menos drástico en cuanto a volumen de recortes. La compañía ha puesto en marcha la segunda fase de su plan All-in to Win, con el que prevé ahorrar 500 millones de dólares mediante una reestructuración global que se desplegará hasta finales de 2027. El ajuste implicará la supresión de unos 700 empleos y afectará principalmente a la organización regional.
“Este siguiente capítulo reforzará nuestro modelo operativo y simplificará nuestra estructura de costes, posicionándonos para superar al mercado y expandir nuestros márgenes de forma sostenida”, señaló Sue Nabi, consejera delegada de Coty, a través del comunicado del anuncio. A diferencia de Estée Lauder, Coty ha mantenido un tono más contenido y ha pospuesto incluso la celebración de su próximo Investor Day, previsto inicialmente para el primer semestre. La compañía ha centrado su discurso en preservar el foco en las categorías clave, al tiempo que prepara su expansión en Asia y Latinoamérica.
Paralelamente, el gran consumo también sufre. En el plano de la higiene y el cuidado personal, el grupo Unilever (propietario de marcas como Dove, Rexona o Trsemmé) ha anunciado, esta primavera, una reorganización de su estructura en cinco divisiones autónomas, que irá acompañada de la supresión de unos 7.500 empleos a escala global, la mayoría de ellos vinculados a funciones de oficina en Europa. El objetivo consiste en simplificar la operativa, acelerar la toma de decisiones y liberar recursos para reinvertir en innovación y márketing.
Unilever suprimirá 7.500 empleos para ahorrar 800 millones de euros anuales
Este nuevo enfoque enmarcado dentro del plan Growth Action Plan e impulsado por su consejero delegado Hein Schumacher, busca dar la vuelta a años de crecimiento débil y pérdida de cuota frente a competidores. Aunque el recorte se aplicará de manera progresiva hasta el cierre de 2025, Unilever ya ha anticipado que esta medida generará unos ahorros estructurales cercanos a los 800 millones de euros anuales.
La automatización de procesos, la digitalización de la cadena de suministro y la aplicación de inteligencia artificial en previsión de demanda y fijación de precios son algunas de las palancas clave para ejecutar la transformación.
Justamente la integración de la inteligencia artificial para acelerar determinados procesos es la causa que amenaza con suprimir 450 puestos en la alemana Zalando. La compañía de ecommerce ha puesto en marcha una reorganización de su servicio de atención al cliente que conllevará la creación de una única unidad centralizada. El proceso amenaza con suprimir varios centenares de empleos en Berlín, aunque la compañía contempla abrir alrededor de 200 vacantes de nueva generación a las que podrán optar los afectados.
La reestructuración se produce en paralelo a la integración masiva de inteligencia artificial generativa en los procesos de márketing y contenido. Según publicó Reuters, el 70% de las imágenes editoriales publicadas por la plataforma alemana en el último trimestre ya fueron creadas por inteligencia artificial, lo que ha reducido los tiempos de producción de ocho semanas a tres o cuatro días y ha recortado los costes de campaña en un 90%.
La optimización también afecta a los grandes almacenes estadounidenses
Con más de 15.000 empleados al cierre del pasado ejercicio, la nueva ronda de ajustes supondría potencialmente recortar un 3% adicional de la plantilla global, que ya había sido recortada tras la primera eliminación de puestos anunciada en 2023.
La ola de recortes también ha alcanzado de lleno al formato de grandes almacenes en Estados Unidos estadounidense, donde la adaptación estructural y la migración al online se enfrentan ahora a las fuertes presiones macroeconómicas vinculadas a las políticas de Donald Trump.
El caso más ilustrativo es el de Saks Global. En el país, el grupo ha suprimido 550 puestos corporativos, lo que supone alrededor del el 11 % de sus trabajadores administrativos en el mercado, dentro del proceso de integración de Neiman Marcus.
En paralelo, la compañía ha anunciado el cierre de su centro logístico de La Vergne (Tennessee), que dejará sin empleo a 446. Por su parte, el formato Saks Fifth Avenue bajará definitivamente la persiana de su flagship de Union Square en San Francisco, sumando varias decenas de empleos a sus ajustes.
Con casi 1.000 bajas acumuladas este año, la problemática a la que se enfrenta el grupo de grandes almacenes refleja la magnitud del ajuste que exige hoy el lujo masivo para preservar márgenes. Sin ir más lejos, su reorganización se produce mientras la también estadounidense Macy’s despliega Bold New Chapter, un plan que contempla cerrar 150 establecimientos hasta 2026. Por su parte, Nordstrom también adelgaza su red de centros comerciales, lo que conllevará alrededor de 300 despidos este año.
El ajuste laboral global en curso confirma que el tamaño, por sí solo, ha dejado de ser una garantía. El mapa resultante es un sector polarizado, en el que las ventajas competitivas son sinónimo de velocidad de ejecución. Cadenas ágiles, estructuras ligeras e inteligencia artificial para simplificar y acelerar procesos son claves en la construcción de la productividad de las empresas en el futuro, una evolución estructural que, no obstante, también requiere una transformación de las tareas ejecutadas y de la fuerza de trabajo.