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Consumo cauto y normalidad de la incertidumbre: balance de un primer semestre desigual

La moda cierra el primer semestre debatiéndose entre la alegría y la contención, con un consumidor que mantiene las compras, pero impactado por la climatología. La cadena de suministro se relaja, pero es aún un problema.

Consumo cauto y normalidad de la incertidumbre: balance de un primer semestre desigual
Consumo cauto y normalidad de la incertidumbre: balance de un primer semestre desigual

P. Riaño/M. Niza/C. Oliveras

Una evolución que va por barrios. Así podría describirse el balance que hace la moda en España de los seis primeros meses de 2024. Con la amenaza constante de una crisis en el consumo pese a la positiva evolución macroeconómica de España, la geopolítica poniendo zancadillas y la inflación más relajada, las empresas se mueven entre un consumo cauto y la normalización de la incertidumbre en sus operaciones.

 

En los primeros meses de 2024, el comercio minorista se ha mantenido al alza en España, aunque se ha ralentizado. A la espera del dato de junio, las ventas minoristas finalizaron mayo con un aumento del 0,4% en términos anuales, frente al 2,8% de abril. En marzo se situaron en negativo (con un descenso del 1,6%), cuando rompió con quince meses consecutivos al alza.

 

En moda, según datos de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), las ventas finalizaron junio a la baja, acumulando cuatro de los seis primeros meses del ejercicio en rojo. De enero a junio, el comercio de moda en España ha registrado una caída del 2,1% en sus ventas acumuladas.

 

Vivimos un clima más contenido, con un consumidor más prudente a la hora de comprar moda”, señalan desde Adolfo Domínguez, un diagnóstico con el que coincide Julio de Olives, director general de Mascaró, que califica el consumo como “contenido”, mientras desde Bimba y Lola lo describen como “cauteloso”.

 

A una dirección diferente apuntan desde Mango. “Durante los primeros meses del año hemos notado un ambiente positivo de consumo, tanto en España como a nivel internacional, que nos hace prever un cierre de semestre con un incremento en ventas”, sostiene la compañía catalana. En Tous, con menos euforia, destacan un “crecimiento moderado, pero sólido y sano”.

 

 

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En Europa, la situación se repite, con una descripción del consumo similar a la española por parte de las empresas. A la espera del dato de junio, en el quinto mes del año las ventas minoristas de la eurozona registraron un alza general del 0,3%, tras el crecimiento del 0,6% que vivió el comercio en abril de 2024. El sector encadena así tres meses consecutivos de subidas, aunque se ha ralentizado respecto a los meses anteriores. 

 

“Mientras las economías emergentes exhiben mayor dinamismo, las desarrolladas atraviesan un periodo de mayor incertidumbre -dicen desde ModaEspaña-; en Europa, la tendencia es similar a la de España, caracterizada por una recuperación gradual y sostenida”. ModaEspaña pone como ejemplo el crecimiento interanual de las exportaciones españolas de moda en abril. Las ventas al exterior de productos de moda (incluyendo textil, confección, calzado, accesorios, joyería, perfumería y cosmética) se situaron en el cuarto mes del año en 2.057,9 millones de euros, un 15,1% más que en el mismo mes del año anterior. En el acumulado de enero a abril, las exportaciones subieron un 1,9%, según datos de Icex España Exportación e Iversiones.

 

La incertidumbre y tensión geopolítica han marcado, según el grueso de las empresas, la evolución del consumo. “El clima de consumo en España durante el primer semestre se caracteriza por ser desafiante y marcado por una regresión en concreto en el sector de la moda, en el que todavía no se han alcanzado niveles prepandemia y los indicadores muestran una recuperación, pero con lentitud”, dicen desde la filial española del grupo francés Kiabi.

 

La guerra en Gaza y en Ucrania o el posible cambio de presidencia en Estados Unidos influyen, según Mascaró, en la confianza del consumidor. “Desde el Covid, las prioridades de gasto de los consumidores han cambiado de forma sustancial y la forma de consumir también: un consumo más polarizado y más pendiente de las ofertas, condicionado por la inflación y los tipos de interés”, según Jokin Umerez, de Ternua.

 

 

 

 

Es algo en lo que coincide Roser Ramos, de Cóndor, que señala que “el consumo de moda está muy contraído desde el segundo semestre el año pasado y no mejora”, un fenómeno más acusado en infantil, en su opinión. Aunque la inflación ha aflojado, los costes siguen, según Ramos, “disparados”, un elemento al que se ha sumado en el primer semestre la climatología.

 

A juicio de ModaEspaña, la climatología ha sido un factor determinante en el comportamiento del consumo. “Las temperaturas anómalamente altas en los primeros meses del año han tenido un impacto significativo en la actividad comercial, fundamentalmente en las prendas de abrigo, ralentizando el consumo y afectando a las decisiones de compra -explican desde la entidad-; sin embargo, con la llegada del buen tiempo, se ha observado una tendencia positiva, la activación de las actividades de ocio y un mayor movimiento de personas han estimulado el mercado, especialmente en sectores como la moda y el entretenimiento”.

 

Claramente hemos tenido un trimestre con la climatología adversa, y el adelanto de la Semana Santa a marzo no es positivo, no ha hecho una temperatura adecuada para comprar la temporada de verano -reflexiona Eduardo Zamácola, presidente de Acotex y director general de Bimani-; no parece que tenga sentido que lancemos la colección de verano en febrero, hagamos la temporada de rebajas en enero que es cuando empieza el invierno y las de verano entre el 21 y 28 de junio que es cuando la gente aún no se ha ido de vacaciones”.

 

“El cambio climatológico es uno de los grandes retos del sector, especialmente para las marcas que estamos fuera de la dinámica del fast fashion -dicen desde Adolfo Domínguez-; las diferencias entre las estaciones se diluyen, a la vez que los cambios climatológicos son más fuertes, por lo que obliga a buscar alternativas a la cronología de venta tradicional, que vinculaba las colecciones con la climatología en el momento de compra”.

 

La climatología junto con la inflación han sido los dos factores que más han impactado en nuestras ventas -señalan desde Kiabi-; es uno de los desafíos más importantes que enfrenta la industria de la moda actualmente: la clave está en desarrollar colecciones más atemporales y en ser flexibles para adaptarnos a los imprevistos y a los cambios meteorológicos que puedan surgir”.

 

 

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La normalización de la incertidumbre

La incertidumbre está impactando, según el grueso de las empresas, en el consumo, igual que lo está haciendo en la gestión de la cadena de suministro. “Se ha normalizado una situación en la que existe una disrupción porque las empresas nos hemos adaptado a ella”, dicen desde Bimba y Lola.

 

Desde finales del año pasado, la moda ha debido buscar nuevas rutas para sus mercancías por los ataques de los hutíes yemeníes en el Mar Rojo. A ello se sumó en marzo en derrumbe del puente de Baltimore por el choque de un barco, con el consiguiente impacto en el tráfico mundial de mercancías.

 

Un reciente informe de McKinsey, de hecho, preveía una larga volatilidad de las cadenas de suministro, que desde hace años encadenan shocks disruptivos a causa de conflictos geopolíticos, una competencia feroz entre las marcas y la dificultad para reaccionar rápidamente a los cambios de la demanda. 

 

A medida que el semestre ha avanzado, la supply chain de la moda se ha destensado, pero las empresas siguen sufriendo. “Seguimos con leadtimes superiores a la temporada pasada, lo que ha impactado en los calendarios de compra y decisiones sobre tipo de transporte”, señalan desde Brownie, algo en lo que coincide Pablo López, fundador de Silbon, que agrega que la empresa está comenzando a analizar una producción más cercana para evitar las posibles disrupciones.

 

 

 

“Es la realidad que tenemos: ya no hay normalidad”, señalan desde Selmark. La empresa gallega destaca que, aunque realiza su producción en cercanía, se ve afectada por el retraso en la llegada de la materia prima.

 

El avión ha ganado peso en el transporte de mercancías de la moda en los primeros meses del año, con el consiguiente aumento de los costes. El transporte marítimo continúa siendo el que más peso tiene, pero esta vía se ha contraído de manera constante en los últimos meses, desde 843 millones de euros de mercancía que llegó a transportar en julio de 2023, hasta 580,8 millones de euros que registró en enero de este año.

 

La situación en la cadena de suministro ha mejorado notablemente con el tiempo; la estrategia de diversificación de proveedores que aplicamos en Tous, así como nuestra producción de proximidad, nos han permitido superar los retos de suministro y poder garantizar en todo momento un servicio constante y fiable”, explican desde Tous.

 

“Dos nuevos desafíos pueden afectar la estabilidad a largo plazo”, señalan desde ModaEspaña. La entidad destaca las crecientes guerras comerciales, “que generan incertidumbre y pueden provocar cambios repentinos en aranceles, restricciones de importación y exportación, encareciendo los costos”, pero también la normativa europea relacionada con la due diligence en las cadenas de suministro, “que impone nuevos estándares de responsabilidad y transparencia”. “Estas regulaciones, aunque beneficiosas a largo plazo por promover una mayor responsabilidad corporativa y sostenibilidad, añaden complejidad y costos adicionales a corto plazo”, destacan.

 

 

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Tiendas, tiendas, tiendas

“En el presente ejercicio, el sector ha mostrado un renovado interés por el retail físico, observándose una revitalización en la demanda de locales comerciales -reflexionan desde Tous-; a pesar de que el ecommerce ha revolucionado la distribución de la moda, las tiendas físicas continúan siendo una parte vital del modelo de negocio”.

 

Tres años después de la pandemia del Covid-19, que puso contra las cuerdas a toda actividad que implicase contacto social, el retail ha vuelto al corazón de las estrategias de las empresas. La demanda de locales comerciales ha aumentado en las principales calles españolas y gigantes de segmentos como la moda abren tiendas mientras hasta ahora las cerraban. “El Covid generó un boom del online, seguido por la ilusión de la vuelta a la tienda física; en el último año, el ecommerce se ha estabilizado”, explican desde Adolfo Domínguez.

 

En Madrid y Barcelona, destino principal de las nuevas aperturas, la disponibilidad se encuentra en mínimos. En la calle Serrano de la capital, la disponibilidad es del 0,6%, con su solo local disponible, según datos de un reciente informe de Gesvalt y Aretail. En la Gran Vía la cifra escala un poco más, hasta un 5,2%, con diez locales disponibles. En la capital catalana, Paseo de Gracia cuenta con una disponibilidad del 3%, con sólo cinco locales disponibles, mientras que, en Rambla Catalunya, un 3,9% de los locales están desocupados.

 

Las aperturas se están concentrando en los ejes principales y en las grandes ciudades. “Con la climatología que tenemos tan buena y con luz hasta las diez de la noche, nos gusta salir a la calle y tocar el producto -dice Zamácola-; pero el comercio físico también está sufriendo y ahora en las zonas prime hay bofetadas, pero las calles perpendiculares o que se salen de las zonas prime están teniendo problemas por cierres continuos de locales”.

 

 

 

 

Inditex, que durante los últimos años ha reducido, trimestre tras trimestre, su red global de tiendas, ha finalizado los tres primeros meses de su ejercicio fiscal (comprendido entre febrero y abril) con el primer aumento neto de su red de tiendas desde 2021. Si en el primer trimestre de 2023 la empresa anotó catorce cierres netos, en el primero de 2024 ha registrado seis aperturas netas.

 

Compañías como Mango o Kiabi tienen en marcha planes de expansión con tiendas físicas pese a que su red de tiendas ya es abultada. “Definitivamente, observamos un incremento en el interés por las tiendas físicas -señalan fuentes de Kiabi-; nuestros clientes siempre han valorado la experiencia en tienda física, y por ello continuamos apostando por expandir nuestra presencia en el mercado”.

 

Según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el comercio de moda emplea a un total de 354.000 trabajadores, acumulados en su mayoría en la venta al por menor de prendas de vestir. La Asociación Retail Textil España (Arte), que representa a las grandes compañías del sector, ha avanzado en el primer semestre en la negociación del que será el primer convenio nacional del comercio de moda.

 

A finales de mayo, Arte dio un importante paso en su evolución y en representatividad del sector al presentar en el Congreso de los Diputados las grandes cifras del comercio de moda. Según datos de Arte, la actividad del comercio textil contribuyó a la economía española con 19.800 millones de euros en 2022, lo que representa el 1,62% del PIB del país. La cifra supone, a su vez, el 60% del valor añadido generado por el conjunto de la industria de la moda, que aportó en 2022 el 2,8% del PIB del país.