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Prada sella la compra de Versace por 1.250 millones de euros

El grupo estadounidense Capri, propietario de Michael Kors y Jimmy Choo se deshace del activo italiano de moda, en plena reorganización de su cartera. En 2018, la compañía había adquirido la firma por 2.100 millones de dólares.

Prada sella la compra de Versace por 1.250 millones de euros
Prada sella la compra de Versace por 1.250 millones de euros

T. Alonso

Fin de las negociaciones en un día histórico para la industria de la moda. La firma italiana Versace, hasta ahora en manos del grupo estadounidense Capri Holdings, vuelve a casa tras ser adquirida por Prada. La transacción, que en las últimas horas se ha visto afectada por el anuncio de pausa de 90 días en la guerra arancelaria de Donald Trump, se ha elevado a 1.250 millones de euros. El grupo planea una inversión adicional de 250 millones de euros para relanzar Versace. 

 

Tras meses de negociaciones y rumores sobre la mesa, el grupo estadounidense liquida uno de sus activos más icónicos en plena reestructuración estratégica, apostando por el crecimiento de la firma de moda y accesorios Michael Kors y la rentabilidad de la marca de calzado Jimmy Choo. En los últimos días, diferentes fuentes del sector apuntaron a la posibilidad de que la icónica firma de zapatos entrase en el acuerdo de venta al grupo Prada, pero la operación conjunta no ha llegado a concluirse. 

 

Capri Holdings suelta, al fin, lastre para concentrase en su reconfiguración estratégica. El conglomerado de lujo con sede en Nueva York ha anunciado, a través de un comunicado, la firma del acuerdo con el grupo Prada, en una operación que se cerrará en la segunda mitad del ejercicio, sujeta a las habituales autorizaciones regulatorias.

 

Este movimiento supone para la compañía estadounidense el desenlace de su aventura en la moda europea y de su sueño de convertirse en el grupo por excelencia del lujo estadounidense para hacer frente a las francesas Kering y LVMH. Su idilio con Versace ha estado lejos de dar los resultados esperados por la compañía liderada por John D. Idol.

 

 

 

 

El contexto macroeconómico, la presión en márgenes y la ralentización de la demanda de lujo accesible han llevado al grupo a priorizar la rentabilidad operativa sobre la diversificación de marcas.

 

En 2018, Capri Holdings se hizo con Versace por unos 2.100 millones de dólares y, a pesar de que los analistas apuntaban a una posible venta por valor de 1.500 millones de dólares, el conglomerado se ha deshecho de la marca italiana por únicamente 1.250 millones de euros. En el camino, Capri ha perdido fuerza, diversificado en exceso sus energías y los no anecdóticos 725 millones de euros que Versace ha perdido en valoración en tan solo siete años. La Casa de la Medusa ya no es lo que era y lejos quedan los tiempos dorados de Gianni Versace. 

 

“Versace es una casa de moda icónica que ha sido reposicionada con éxito durante los últimos seis años”, ha declarado John D. Idol, presidente y consejero delegado de Capri Holdings. “Creemos que el Grupo Prada es la empresa adecuada para liderar la próxima etapa de crecimiento de la marca”, ha añadido el directivo, quien subrayó que la transacción permitirá reforzar el balance de la compañía y centrar los recursos en acelerar el desarrollo de Michael Kors y Jimmy Choo. La operación se inscribe así en una estrategia de simplificación del catálogo para destinar los fondos obtenidos en inversiones estratégicas para sus otras dos marcas, así como para reducir su deuda.

 

Por su parte, Prada da un golpe de mando sobre la mesa. La compañía italiana encarnada por la emblemática diseñadora Miuccia Prada reforzará así su presencia en la categoría femenina con una firma de un segmento inexplorado, más orientado al evento y las alfombras rojas que la oferta de sus sofisticadas firmas Prada y Miu Miu. Para liderar la nueva etapa creativa de la casa, Dario Vitale (ex Miu Miu) ha sido recientemente anunciado como sucesor de Donatella Versace, quien lideró la imagen de la marca tras la muerte de su hermano Gianni durante tres décadas.

 

 

 

 

“Nuestro objetivo es continuar con el legado de Versace, celebrando y reinterpretando su estética audaz y atemporal; al mismo tiempo, le proporcionaremos una plataforma sólida, respaldada por años de inversiones continuas y cimentada en relaciones duraderas”, ha asegurado Patrizio Bertelli, presidente del grupo Prada, a través del comunicado emitido por la compañía italiana. “Nuestra organización está preparada y bien posicionada para escribir una nueva página en la historia de Versace”, ha añadido.

 

Por su parte, el consejero delegado de la empresa, Andrea Guerra, ha indicado que la adquisición “marca un nuevo paso en el camino evolutivo” del grupo, que cuenta con una “infraestructura sólida” en la que se ha “verticalizado la organización de las marcas y reforzado nuestras rutinas y procesos”.

 

Fundada en 1978, Versace completará el catálogo del grupo italiano, que se refuerza en un ecosistema dominado por conglomerados como Kering y LVMH o las independientes Chanel y Hermès. Prada se protege así de posibles amenazas de adquisiciones, afianza su papel ante la competencia, gana cuota de mercado y construye su identidad alrededor del legado italiano de moda. Más allá del simbolismo, es también es una de las grandes fuerzas de sus competidores directos franceses, la defensa acérrima del capital de moda patrio y su impulso internacional.