Empresa

Miriam Ponsa pone su mirada en Paris y Amberes

19 jul 2010 - 00:00

Custodio Pareja.- Su nueva colección se llama Espantapajaros y es un claro guiño a las trabajadoras rurales de la antigua Cataluña. Quizá por casualidad o por cosas del destino, en la época que están inspiradas sus nuevas piezas, la bisabuela de Miriam Ponsa creó una fábrica textil, concretamente en el siglo XIX, dedicada a la fabricación de cintas. Quizás sea un guiño, quizás sea pura casualidad, pero desde que se creó esa fábrica hasta el día de hoy, Ponsa ha tomado el relevo generacional y ha plasmado allí su sede y su identidad. Ahora, ella y su equipo están planeando abrir dos nuevos establecimiento en Amberes y París.En la actualidad, esa fábrica, que tantos recuerdos trae a la diseñadora, es la sede de Creasilk, denominación social de la empresa de Miriam Ponsa, que hace un guiño a la seda, material con el que crea sus diseños y trabaja con su equipo para llevar su firma a "limites rentables". Ponsa estudió diseño de moda entre Igualada (Barcelona) e Inglaterra, y tras aprender en qué consistía el negocio de la moda decidió montar su propia firma y estampar su visión de la moda, afincando su sede en Manresa. Una vez instalada, Ponsa se dio cuenta de que "necesitaba una segunda mano, por ello contraté a un patronista que me ayudara", explica Ponsa. "Siempre hemos cogido la maleta y nos hemos ido a enseñar nuestras colecciones", de esta manera, su segunda colección empezó con proyección internacional exponiéndola en una feria de París. Así empieza la historia de una de las diseñadoras independientes catalanas con más proyección internacional y nacional. Actualmente, Ponsa posee dos establecimiento propios en Barcelona situados en los barrios del Raval y el Borne, además de otra tienda situada en Manresa, junto al taller.Miriam Ponsa cree en la internacionalización y asegura que su marca funciona bien en el extranjero. Por ello, su firma está presente en numerosos establecimientos multimarca a nivel internacional, contando con puntos de venta en Chipre, Japón, Berlín, Amberes o Milán al igual que en España, con puntos de venta en Valencia y la zona norte. Una prenda de Miriam Ponsa pueden costar unos 120 euros en cualquiera de sus tiendas, aunque su marca también guarda un punto artesano, ya que hace piezas de látex, creadas únicamente para los desfiles, por encargo de manera individual y única. Respecto a la facturación de la empresa, Ponsa, que no quiere facilitar una cifra exacta, asegura que están siendo iguales que el año 2009, pero con una diferencia: "las ventas en tiendas propias han subido, pero en canales multimarca han bajado", explica en una entrevista concedida a Modaes. La empresa se financia con fondos propios y está asumiendo la crisis sin grandes cambios empresariales, ya que no ha prescindido del personal de su equipo y ha intentado "no hacer grandes cambios estratégicos, sino pulir la estructura empresarial y reorganizar los puntos que no terminaban de funcionar". Miriam Ponsa tiene muy clara la esencia de su firma y cree que la mujer que viste sus prendas es "segura de si misma y no quiere lo mismo que las otras; algo excéntrica y extravagante", concluye la diseñadora.