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La cadena francesa de calzado André entra por tercera vez en concurso

La histórica compañía ha sido declarada en concurso de acreedores en Francia por tercera vez desde 2020. El proceso busca dar continuidad al plan de reestructuración iniciado hace meses bajo el control del grupo belga Optakare.

La cadena francesa de calzado André entra por tercera vez en concurso
La cadena francesa de calzado André entra por tercera vez en concurso
La entrada en procedimiento concursal de André se suma al reciente anuncio de liquidación de la también francesa Jennyfer

T. Alonso

André sigue sin levantar cabeza. Por tercera vez en cinco años, el histórico especialista francés de la distribución de calzado de gama media se ha acogido a un procedimiento judicial de insolvencia en Francia. El 30 de abril, el Tribunal de Comercio de París decretó la apertura del llamado redressement judiciaire, equivalente al concurso de acreedores en el marco jurídico español. El proceso permite que la empresa continúe su actividad mientras implementa un plan de viabilidad supervisado por la justicia.

 

La decisión, adelantada por el medio galo Fashion Network, tiene como objetivo “acelerar la reestructuración iniciada hace varios meses”, según explicó la propia empresa en un comunicado emitido a través de LinkedIn. En él, la sociedad operativa actual New André detalla que se mantiene activa la operativa comercial tanto en su tienda en Galeries Lafayette Haussmann de París como en su red de puntos de venta y su canal online.

 

En la actualidad, André genera una facturación de algo más de once millones de euros y emplea a 99 personas, según recoge el documento judicial. “Esta decisión, tomada en concertación con nuestro accionista, nuestros equipos y nuestros socios, tiene como objetivo reforzar nuestra capacidad de adaptación en un sector en plena transformación -ha informado la empresa a través del comunicado-; nos permite seguir replanteando nuestra presencia comercial, afinar nuestra oferta de productos y consolidar nuestro modelo económico para responder de forma más eficaz a las expectativas de nuestros clientes”.

 

 

 

 

La trayectoria reciente de André ilustra cómo incluso las marcas más consolidadas del retail francés no han logrado esquivar la reconversión forzada del comercio físico. Fundada hace más de un siglo, André fue uno de los primeros operadores de distribución en Francia que solicitó el procedimiento concursal en el contexto del estallido de la pandemia.

 

Desde entonces, la compañía ha ido perdiendo progresivamente peso y presencia. De los 180 puntos de venta que operaba antes de la pandemia, hoy conserva únicamente 16 establecimientos. El ajuste ha sido progresivo: en 2020, tras el primer concurso, el empresario y exconsejero delegado de la empresa François Feijoo tomó el control a través de su empresa 1Monde9 y recortó la red comercial a 55 tiendas propias y 13 franquicias.

 

Tres años más tarde, en 2023, la compañía entró en un segundo redressement y fue adquirida por el grupo belga Optakare, liderado por el empresario Karim Redjal. A pesar de los esfuerzos de este nuevo accionista, el negocio no ha alcanzado aún la estabilidad financiera necesaria.

 

 

 

 

En el pasado, André formó parte del extinto grupo Vivarte (antiguamente denominado grupo André), uno de los gigantes del textil y el calzado en Francia, que controló también marcas como Minelli o La Halle. Posteriormente, fue propiedad del ecommerce Spartoo, antes de entrar en su etapa actual.

 

La pérdida de relevancia de André no es un caso aislado, sino que responde a un fenómeno más amplio de contracción en el segmento del calzado de gama media en Francia, una crisis que se suma a la de la moda, con la caída de marcas como Jennyfer o Naf Naf. San Marina, Minelli o Bocage son otros ejemplos de operadores que han recurrido en los últimos años al concurso ante la caída de ventas, el aumento de costes operativos y la presión del canal digital.

 

En este contexto, los concursos de acreedores han dejado de ser una excepción en el sector para convertirse en un mecanismo habitual de reestructuración. La ley francesa permite a las empresas continuar con su actividad durante el procedimiento, mientras negocian con acreedores y buscan nuevas condiciones de viabilidad.