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Inditex cambia de terreno: el emblema del ‘fast fashion’ quiere ser ahora industria

El mayor grupo de distribución de moda ha sido el primer retailer en firmar un acuerdo con Euratex, la patronal europea del textil y la confección, con la estrategia de la UE para acabar con el fast fashion como telón de fondo.

Inditex cambia de terreno: el emblema del ‘fast fashion’ quiere ser ahora industria
Inditex cambia de terreno: el emblema del ‘fast fashion’ quiere ser ahora industria
Tener actividad industrial ha pasado de ser un lastre del que todos los grupos de moda querían desprenderse a ser una ventaja competitiva.

Iria P. Gestal

20 jun 2022 - 05:00

Si Bruselas quiere acabar con el fast fashion, el fast fashion se acerca a la industria. Inditex, emblema de la transformación del negocio de la moda de un sector industrial a uno basado en la distribución y pionero de la moda rápida, ha firmado un acuerdo inédito con Euratex, la patronal europea del textil y la confección, hasta ahora formada sólo por federaciones de fabricantes. Este discreto movimiento (escondido en la segunda página de un comunicado de la patronal) tiene como telón de fondo la apuesta de la Unión Europea por acabar con el fast fashion.

 

La entrada en la gran patronal textil europea es sólo el último paso del grupo gallego, que en el último año se ha ido acercando progresivamente a la industria. El año pasado, la compañía lanzó una plataforma de innovación abierta cuyo primer piloto fue precisamente un proyecto industrial: Lanzatech, una empresa dedicada a la producción de tejidos procedentes de la captura de emisiones de dióxido de carbono.

 

En mayo, la empresa firmó un acuerdo inédito a tres años con Infinited Fiber Company para comprar el 30% de la producción de su fibra Infinna por cien millones de euros, también en el marco de la plataforma de innovación.

 

Esto supone un golpe de timón al modelo imperante en la moda en los últimos años y del que Inditex es un caso paradigmático: el grupo pasó de ser una compañía integrada verticalmente, con decenas de fábricas en España, a externalizar toda la producción para centrarse en el diseño y la distribución. Ahora que, aupada por la sostenibilidad, la industria vuelve a estar en el centro, Inditex se acerca a ella.

 

 

 

 

La relación con los proveedores ha sido clave en la construcción del modelo de fast fashion de Inditex, pero lo cierto es que el grupo ha sido siempre el actor con más poder en esa relación, en la que el precio, el volumen y la rapidez eran los principales factores de negociación.

 

Con el avance de la sostenibilidad y con la presión de la legislación, la industria vuelve a ser estratégica y los grandes del retail se ven por primera vez en una situación de vulnerabilidad que les obliga a integrarse de nuevo aguas arriba. Tener actividad industrial ha pasado de ser un lastre del que todos los grupos de moda querían desprenderse a ser una ventaja competitiva.

 

Bruselas le ha declarado explícitamente la guerra al fast fashion, mientras en España ya ha sido aprobada la Ley de Residuos, que obligará a desarrollar un sistema de responsabilidad ampliada del productor (Scrap), con la que los retailers serán responsables de la recogida y gestión de los residuos textiles.

 

En este contexto, Inditex ya realizó una primera aproximación a Euratex el año pasado, convirtiéndose en uno de los socios fundadores del consejo empresarial de la iniciativa ReHubs, con la que la patronal quiere crear cinco centros de reciclaje en Europa con el objetivo de recolectar, procesar y recuperar residuos textiles.

 

Inditex necesita a la industria para cumplir con la legislación, pero también con sus propios objetivos de sostenibilidad, que pasan por reducir las emisiones de CO2 en toda la cadena de valor y por aprovisionarse de cada vez más materiales responsables con el medio ambiente.

 

 

 

 

Vuelta a los orígenes

Aunque hoy Inditex es una compañía de distribución, sus orígenes están precisamente en la actividad industrial. La compañía echó a andar en 1963 como Confecciones Goa, un taller en el que se realizaban vestidos y batas de mujer y que en diez años llegó a contar con una plantilla de 500 personas.

 

El salto a la distribución llegó doce años después, en 1975, cuando abrió la primera tienda de Zara en A Coruña. En 1977, el grupo seguía apostando por la actividad fabril y abrió sus primeras fábricas en Arteixo, donde hoy mantiene su sede.

 

En 1998, tres años antes de su salto a bolsa, Inditex contaba con 25 sociedades en España dedicadas a la fabricación textil, incluyendo Confecciones Goa, Samlor, Indipunt, Comdipunt o Todotinte, de tintura.

 

Veintitrés años después, sólo once de esas sociedades permanecen activas, y dos de ellas, Nikole e Indipunt, ya no tienen actividad industrial, sino que se dedican a compras y logística, respectivamente.

 

Una de las que quedó por el camino fue Comdipunt. La compañía tiene sus orígenes en Erari, una empresa fundada por Julián Imaz que llegó en Mataró (Barcelona) que llegó a proveer de cuatro millones de prendas al año en el grupo gallego.

 

Tras fichar a Imaz a principios de los noventa, Inditex absorbió la empresa. Casi una década después, en 2000, Imaz llegó a un acuerdo con Inditex para retomar el cien por cien de la sociedad por un precio simbólico.

 

La reducción de la actividad industrial se aceleró a partir de 2010, con un plan de bajas incentivadas en todas sus fábricas gallegas, ubicadas en Arteixo y Ferrol. También en esta época echó el cierre una de ellas, Jema Creaciones Infantiles, especializada en la producción de ropa de niño.