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Especial 2020: el negocio de la moda en el año del Covid-19

Hasta que el Covid-19 nos separe: cómo se gestó la boda más cara del lujo

¿Un diamante es para siempre? En el caso de LVMH y Tiffany, estuvo a punto de no serlo. Tras la pedida llegó la pandemia y, con ella, una renegociación que estuvo a punto de llegar a juicio.  Al final, si nada lo impide, habrá boda en 2021.

Iria P. Gestal

22 dic 2020 - 04:53

Hasta que el Covid-19 nos separe: cómo se gestó la boda más cara del lujo

 

 

 

Como cada año, Modaes.es realiza en las últimas semanas de diciembre un repaso a los últimos doce meses en el negocio de la moda, marcados por el impacto de la pandemia del Covid-19. Análisis macroeconómico de España y el mundo, recorrido por los fenómenos sociales que ha provocado el coronavirus y reportajes sobre el impacto en las principales empresas del sector forman el Especial 2020: el negocio de la moda en el año del Covid-19. 

 

 

 

Nuevo rico europeo conoce a vieja fortuna americana. Él le pide la mano, ella acepta y a uno y otro lado del charco hay fuegos artificiales. Pero entonces llega una pandemia que lo arrasa todo, también parte de sus fortunas, y toca renegociar los términos del acuerdo prenupcial. Él se echa para atrás, amenaza con ir al juzgado y dice que ella no es ya la mujer de la que se enamoró. Ella contraataca (“esto ya se lo has hecho a otras”, dice) y lo lleva también a juicio. Al final, las aguas se calman y se fija, por fin, nueva fecha para la boda.

 

Lo que parece una novela de Jane Austen es en realidad la crónica de la mayor compraventa de la historia del lujo. A finales de 2019, LVMH acordó la adquisición de Tiffany por 135 dólares por acción, valorando la empresa en 16.200 millones de dólares. El gigante francés argumentó la compra diciendo que Tiffany era una marca estadounidense “legendaria” e histórica, que cuenta con un heritage cultural “rico y glamuroso”, una cartera diversificada, una distribución controlada y global y una cadena de valor integrada y cada vez más sostenible.

 

Fueron las últimas palabras bonitas que le dedicó. Con la llegada de la pandemia y la caída de las bolsas internacionales, algunos medios estadounidenses comenzaron a especular con que LVMH podría incumplir el acuerdo comprando acciones de Tiffany en el mercado, pero el grupo liderado por Bernard Arnault lo negó, aunque sí comenzó a revisar las condiciones de la compra. La siguiente noticia no llegó hasta el 26 de agosto, dos días después de la fecha fijada para la operación, cuando Tiffany solicitó una prórroga de tres meses.

 

 

 

 

El 9 de septiembre, LVMH soltó la bomba: “el grupo LVMH no podrá completar la adquisición de Tiffany”. En un escueto comunicado, la compañía atribuía la decisión a una carta del Gobierno francés en la que le exigía retrasar la operación. Tras la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer impuestos a la importación de productos franceses, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Europa de Francia ordenó a LVMH posponer la compra hasta más allá del 6 de enero. Tiffany respondió anunciando un litigio y acusando a LVMH de mala fe.

 

“No hay base en la ley francesa para que el ministerio de asuntos exteriores ordene a una compañía que incumpla un acuerdo válido”, defendió el grupo estadounidense. “Este último desarrollo no representa más que un nuevo intento de LVMH para evitar su obligación de completar la transacción en los términos acordados, no muy diferente de los intentos oportunistas e infundados de LVMH de utilizar las protestas por la justicia social en Estados Unidos y la pandemia del Covid-19 para evitar pagar el precio acordado por las acciones de Tiffany”, señaló.

 

El siguiente comunicado de LVMH no hizo sino avivar la batalla. “La demanda de Tiffany es difamatoria y nos defenderemos de manera vigorosa”, señaló, sosteniendo que las acciones legales del grupo estaban “claramente preparadas desde hace mucho tiempo y demuestran la falta de honestidad de Tiffany en sus relaciones con LVMH”. El mayor conglomerado de lujo del mundo no perdió la oportunidad de criticar a la cúpula de la empresa de joyería por su gestión. “Los resultados del primer semestre y sus perspectivas para 2020 son muy decepcionantes y significativamente inferiores a los de marcas comparables del grupo LVMH durante este período”, dijo y, como en la más cruel de las rupturas, añadió: “el negocio que LVMH propuso comprar en noviembre de 2019 ya no existe”.

 

 

 

 

Tiffany cerró el primer semestre (finalizado el 31 de julio) con unas pérdidas de 45,7 millones de dólares y encogió sus ventas un 36,5%, hasta 1.302,6 millones de dólares. LVMH finalizó el periodo, cerrado en junio, con un descenso de la facturación del 27% y una caída del beneficio del 84%, hasta 3.268 millones de dólares. La división de joyería y relojería, que incluye Bulgari, Chaumet, Fred, Hublot, Tag Heuer y Zenith y que copa sólo un 8,2% del negocio total del conglomerado, fue la que más encogió sus ventas, con un desplome del 38%.

 

 

 

 

Tras dos meses de acusaciones cruzadas y con fecha ya fijada para verse la cara en los juzgados, el 29 de octubre hubo por fin fumata blanca en la Quinta Avenida y la Avenue Montaigne: LVMH y Tiffany llegaron a un acuerdo para rebajar el precio de la venta.

El grupo liderado por Bernard Arnault pagará finalmente 131,5 dólares por acción, frente a los 135 dólares pactados en noviembre del año pasado. El nuevo precio valora a Tiffany en 15.800 millones de dólares, con lo que continuará siendo la mayor operación de la historia en el sector del lujo. “Estamos más convencidos que nunca del formidable potencial de la marca Tiffany -dijo Arnault cuando se anunció el nuevo acuerdo-; LVMH se enorgullece de dar la bienvenida pronto a Tiffany y sus empleados a su hogar, con el fin de escribir un nuevo capítulo juntos”.

 

“Continuamos creyendo en el poder y el valor de la marca Tiffany y en los beneficios estratégicos y financieros a largo plazo de esta combinación”, añadió Alessandro Bogliolo, consejero delegado de Tiffany.

 

Las dos empresas retirarán sus demandas presentados en el estado de Delaware, en Estados Unidos, donde estaban citadas en el juzgado el próximo 5 de enero. Los consejos de administración de los dos grupos han aprobado ya el nuevo acuerdo y la operación ha obtenido todas las validaciones por parte de las autoridades de competencia. Los accionistas de Tiffany votarán el acuerdo el 30 de diciembre, en una junta extraordinaria, y si no hay más sorpresas la venta se cerrará a principios de 2021.