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Festa sucumbe ocho años después de salir de concurso y echa el cierre

El Juzgado de lo Mercantil ha abierto ya la fase de liquidación de la sociedad, que desde 2016 estaba controlada al cien por cien por su fundador, Ricardo Ferrer.

I. P. G.

6 may 2021 - 04:58

Festa sucumbe ocho años después de salir de concurso y echa el cierre

 

 

 

Festa pone punto y final. La compañía, fundada en 1982 por Ricardo Ferrer, ha echado el cierre ocho años después de salir del concurso de acreedores, según consta en el Boletín Oficial del Registro Mercantil. Ya en sus últimas cuentas anuales, formuladas en agosto de 2020, la empresa alertaba de la posibilidad del cierre tras contraer su facturación casi un 50% por la pandemia.

 

La marca mantuvo actividad en redes sociales y su plataforma de venta online activa hasta principios de este año. El pasado 20 de enero, el Juzgado Mercantil número 10 de Madrid dictó la apertura de la fase de liquidación y ayer el Borme recogía la disolución de la sociedad con la que operaba, Festa Moda.

 

Festa era una de las pocas supervivientes de una generación de empresas de moda en España que sedujeron al capital riesgo, se expandieron rápidamente con tiendas y terminaron echando el cierre.

 

 

 

 

Después de dos décadas de trayectoria, en 2006 la empresa vendió el 80% del capital al fondo de inversión Ibersuizas, participado, entre otros, por la familia García Baquero y el extinto Banco Pastor.

 

Hasta entonces, Festa estaba en manos de varios inversores, entre ellos la familia Hinojosa, expropietaria de Cortefiel. En 2011, cinco de los socios de Ibersuizas fundaron Portobello Capital, que siguió gestionando las quince empresas participadas, entre ellas Festa.

 

Ese mismo año, el fondo llevó a concurso la compañía, que acumulaba un pasivo de doce millones de euros y perdía alrededor de 2,7 millones de euros. No fue la única: Coronel Tapiocca, controlada entonces por Gala Capital; Musgo, en manos de AC Desarrollo y Hazel, controlada por Valanza, también fueron a los juzgados y terminaron echando el cierre.

 

Festa logró llegar a un acuerdo con los acreedores en 2012 y cuatro años después el fundador de la compañía, Ricardo Ferrer, recompró a Portobello el 80% del capital. De aquel acuerdo sólo tenía un pago pendiente

 

 

 

 

La empresa llegó a contar con más de cuarenta tiendas en España y a facturar más de veinte millones de euros. Con sede en el Polígono Industrial San Marcos de Getafe (Madrid) la empresa empleaba a alrededor de 200 personas.

 

Según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil, la sociedad cerró el ejercicio 2019 con una facturación de 15,7 millones de euros, frente a los 17,1 millones del año anterior. Las pérdidas se situaron en 335.699 euros.

 

La empresa tenía un pasivo a largo plazo de 6,68 millones de euros y una deuda a corto de 1,45 millones, esta última con acreedores comerciales. A fecha de formulación de las cuentas, en agosto del año pasado, la empresa acumulaba un descenso de la facturación del 48% por el impacto del Covid-19.

 

“Esto afecta de forma muy significativa los resultados de la compañía y sus recursos financieros, poniendo en grave riesgo el cumplimiento de sus obligaciones a corto plazo”, reconocía la compañía en su informe de gestión.

 

La empresa puso en marcha varias medidas como la presentación de un expediente de regulación temporal de empleo (Erte), la reducción “al mínimo” de la estructura en central y de todos los gastos no imprescindibles.

 

En agosto de 2020, el fondo de maniobra se situaba en negativo, en 242.000 euros, pese a que el socio único realizó una aportación de 300.000 euros. Además, Festa negoció con sus acreedores concursales el pago del último plazo de la deuda concursal, obteniendo un año de carencia adicional a partir del cual se pagaría la deuda en dos períodos anuales.

 

El auditor, Caudisa, alertaba en su informe de la “incertidumbre material sobre la capacidad de la entidad para continuar su actividad”, aunque aplaudía las medidas tomadas desde el estallido de la pandemia.