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Desigual: de compras con un iPad

C. PAREJA

12 ene 2012 - 15:00

Caminando por la calle Caspe de Barcelona, cerca de Paseo de Gracia, se pueden encontrar restaurantes, súper mercados e incluso alguna pequeña tienda de libros. Desde hace dos semanas, cualquiera que pasee por allí podrá observar que el panorama ha cambiado y se ha llenado de color. La compañía catalana Desigual acaba de poner en marcha su primera tienda-showroom con un concepto totalmente renovado. La ropa está perfectamente colocada, la decoración está cuidada al detalle y sus empleados no doblan ropa, sino que atienden a sus clientes con iPad en mano.

 

La primera impresión que se lleva el cliente al entrar en este nuevo espacio, bautizado como La casa de la vida es chula, no es la que se puede sentir en una tienda Desigual de un centro comercial o a pie de calle. La ambientación no es oscura, sino que los colores de la ropa se mezclan con un mobiliario lleno de estampados, y la ropa no está amontonada en pequeños muebles, sino que está expuesta de manera que el cliente pueda apreciar hasta el más mínimo detalle de las prendas.

 

Un empleado recibe a los clientes en la puerta. “¿Puedo ayudarle en algo?”, exclama el dependiente sonriente. En el caso de que la respuesta sea afirmativa, el cliente puede explicarle qué es lo que busca para que ellos, los personal shoppers de Desigual, le asesoren y guíen por el establecimiento.

 

El sistema que sigue La vida es chula (el nombre que recibe el nuevo concepto) es el siguiente: el interesado escoge una prenda y le comunica la talla al dependiente. El empleado de Desigual, con su iPad y un lector de código de barras, que lleva colgado al cuello y conectado al dispositivo por Bluetooth, comprueba que la talla esté disponible. El stock que maneja Desigual en este espacio es el mismo que el de la página web. De esta manera, todo el producto, se compre desde este espacio o desde la página web, dependerá del centro logístico que posee la compañía catalana en Gavà, Barcelona.

 

Uno de los problemas a los que se enfrentan los empleados es el desconocimiento de tallas. “Ahora, con las rebajas, el problema es que no tenemos un control de tallas detallado, es decir, si el cliente escoge una prenda que está dentro de la promoción de rebajas, no sabemos si está disponible ni qué tallas hay en stock hasta que no lo comprobamos –asegura el empleado-; sin embargo, con la nueva temporada esto no pasa, ya que estamos seguros de que Desigual contará con producto suficiente para poder vendérselo al cliente”.

 

Una vez escogido el producto que el cliente desea comprar, el empleado guía al comprador hacia un mostrador. De camino a él, se pueden observar como los sofás, los cojines y una decoración hogareña hacen que el visitante se sienta a gusto. Según los empleados, “esa es la gracia de la tienda, sentirse como en casa”.

 

El cobro, que también se realiza con un iPad, se puede hacer mediante distintas formas de pago. En efectivo, que según los empleados es lo menos usual, con PayPal, sistema de pago nativo de la Red, o con tarjeta de crédito, que se lleva a cabo de una manera similar a la que el cliente puede realizar desde su casa si hace la compra online.

 

Para finalizar, Desigual invita al cliente a formar parte de su club de fidelidad y a rellenar una serie de datos que servirán para que el comprador reciba su pedido en casa. En estos momentos el envío es gratuito y llega en un margen de dos días en el domicilio del cliente. Una experiencia novedosa en Barcelona que no tardará en llegar a otras ciudades españolas, como Madrid.

 

Desigual, que se caracteriza por sus diseños coloristas, se fundó en 1984 de la mano de Thomas Meyer. La compañía catalana finalizó el pasado año con una presencia en el mundo de 200 tiendas propias. En 2010, la facturación se situó en 440 millones de euros.