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De Nike a New Balance: los gigantes del deporte en España

Los grandes del sector entraron en el mercado de la mano de distribuidores pero terminaron tomando el control de su negocio. Ahora, muchos dan pasos atrás y reducen estructura en el país.

I.P. Gestal

24 nov 2020 - 04:47

De Nike a New Balance: los gigantes del deporte en España

 

 

En todas las casas de España ha habido siempre balones, zapatillas deportivas y quizás alguna bici o raqueta. Pero nunca antes se habían colado con esta fuerza los rodillos, la ropa técnica o las bicicletas estáticas. La pandemia ha dejado al mundo sin muchas más opciones de ocio que ver Netflix o hacer ejercicio en casa. Y los operadores del sector lo han aprovechado.


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Socio, crecimiento, toma de control y, ahora, reestructuración. Este es el camino que han seguido muchos gigantes de la moda y el equipamiento deportivo en el mercado español, un territorio menor para el sector a escala global, pero clave para muchos de los operadores en el entorno europeo.

 

Gigantes como Nike, Under Armour, Asics o Columbia se encuentran actualmente reestructurando sus negocios en España en el marco de planes globales de reorganización, unificando divisiones, trasladando filiales o prescindiendo de directivos históricos.

 

Nike, el número uno del sector, entró en España en 1979 de la mano de Comercial de Exclusivas Deportivas (Cidesport), controlada por los Bertrand, una histórica familia de la burguesía catalana. 

 

Tras años de crecimiento juntos, en 1989, tras haberse comprometido a renovar, Nike decidió romper con su socio español y continuar su camino en solitario con la filial American Nike, con la que sigue operando hoy. Entonces, comenzó una batalla entre el socio español y el gigante estadounidense que no terminaría hasta 2008.

 

 

 

 

Hoy en día es difícil precisar el negocio del gigante estadounidense en España. En 2000, American Nike suscribió un contrato en virtud del cual actúa como un agente de la marca, cobrando una comisión por las ventas de las empresas del grupo en España y Portugal.

 

Sin embargo, sí puede saberse la evolución del negocio gracias al progreso de las comisiones que cobra la sociedad American Nike. Las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil muestran una evolución de dientes de sierra, con caídas del 2,7% en 2016, una subida del 6,4% en 2017, una nueva caída del 13% en 2018 y un repunte mínimo, del 0,2%, en 2019.

 

La empresa opera con 36 tiendas en España, la mayoría ellas con el concepto outlet de la marca, Factory Store. Además, la empresa se ha aliado con Percassi como socio franquiciado prioritario para el sur de Europa. El grupo italiano se encargará, entre otras aperturas, del nuevo flagship de Nike en Paseo de Gracia.

 

 

 

 

Barcelona es, precisamente, una de las doce ciudades que el grupo señaló en 2017 como estratégicas para su crecimiento hasta 2020, junto con metrópolis como Nueva York, Londres o Pekín. Sin embargo, España no ha escapado a la reestructuración global de la compañía, que ha supuesto la salida de primeras espadas del grupo.

 

Nike opera también en España con Converse, aunque su negocio se gestiona con una sociedad independiente, American Converse, con domicilio social en El Prat de Llobregat. La empresa cuenta con tres tiendas propias en el país y distribución mutlimarca.

 

Adidas también se enfrentó a la picaresca española en su entrada en España. En los sesenta, el empresario León de Cos Borbolla había registrado las marcas Puma y Adidas en el país sin conocimiento de sus propietarios. Cuando Adidas quiso entrar en España, pactó con De Cos para recuperar su marca a cambio de una licencia de producción.

 

 

 

 

En 1981 el grupo constituyó su filial española en la localidad zaragozana de Caspe, donde llevaba ya una década produciendo balones y donde continúa actualmente. Igual que Adidas, la empresa ha comenzado una reordenación de su estructura en el país, trasladando el negocio de Reebok de Barcelona a Zaragoza y derivando algunos servicios a otras oficinas europeas.

 

Según las últimas cuentas de la sociedad Adidas España (que engloba también Reebok) depositadas en el Registro Mercantil, la compañía facturó 474,6 millones de euros en 2019, un 6,6% más que el año anterior. El resultado neto se disparó un 55%, hasta 13,3 millones de euros.

 

Sin embargo, ya en sus últimas cuentas anuales alertaba del impacto del cierre de tiendas por el coronavirus: durante los tres primeros meses del año, la cifra de negocio se había reducido un 13% en España en comparación con el mismo periodo del año anterior.

 

 

 

 

Puma, por su parte, cerró en 2019 su mejor ejercicio desde que tiene presencia en España, según datos del Registro Mercantil. La sociedad Puma Iberia, que gestiona unas 34 tiendas en el país, facturó 87,3 millones de euros el año pasado, un 30% más que el ejercicio anterior.

 

El beneficio de la empresa se catapultó un 150%, pasando de 1,8 millones de euros en 2018 a 4,7 millones de euros el año pasado. La empresa también ha reducido funciones de su filial española: el 1 de enero de 2019, Puma Iberia traspasó el negocio de retail a su matriz alemana, Puma Europe, por 3,2 millones de euros.

 

La empresa también ha traído a España su apuesta por el fútbol, con alianzas con el Valencia CF, LaLiga y Girona FC, además de acuerdos con varios jugadores.

 

Puma entró en España casi a la par que su rival Adidas aunque, en lugar de pactar para recuperar su nombre, optó primero por operar en el país bajo la marca DasslerPuma. En los noventa, cedió su distribución en España a Estudio 2000, una distribuidora impulsada por De Cos Borbolla. En 2009, la empresa pasó a operar directamente, aunque su ruptura con Estudio 2000 desató también un conflicto judicial que se extendió durante décadas.

 

 

 

 

Asics lleva menos tiempo que sus rivales en el mercado español pero ha crecido a gran velocidad. La empresa pasó de facturar apenas cinco millones de euros en España en 2006, con una distribución centrada en el multimarca, a superar los setenta millones de euros en 2017, al calor del running y de otros deportes como el pádel, según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil.

 

La compañía cuenta con dos tiendas propias, siete corners y diez outlets, está presente en unos mil puntos de venta multimarca y acaba de comenzar su desarrollo con franquicias en el país.

 

Las oficinas de Barcelona son clave en la estructura europea del grupo, aunque han perdido peso en los últimos años. La filial contaba con departamentos de pádel e innovación que gestionaban esas áreas a escala europea y que han sido trasladados a Ámsterdam y Japón, respectivamente. Sí se mantiene en la ciudad el área de atención al cliente, que da servicio a Europa, Oriente Próximo y África (Emea).

 

 

 

 

Más radical ha sido el recorte de Under Armour, que ha echado el cierre a sus oficinas en el mercado español, ubicadas en la localidad barcelonesa de Sant Just Desvern, o el de Columbia, que ha centralizado las operaciones en Ginebra.

 

Under Armour tomó el control de su negocio en España en 2016 tras romper con su histórico distribuidor, Alnisa Sports, que se vio abocado al cierre. Un año después, el grupo estadounidense puso en marcha su propia filial.

 

Según los últimos datos disponibles en el Registro Mercantil, la filial española de Under Armour finalizó el ejercicio 2018 con una cifra de negocio de 8,88 millones de euros, más del doble que el año anterior, cuando el negocio de la sociedad se situó en 3,02 millones de euros. Al mismo tiempo, la filial redujo sus pérdidas de forma notable, pasando de unos números rojos de más de 200.000 euros en 2017 a 99.289 euros en 2018.

 

 

 

 

También New Balance ha tomado el control de su negocio en el país en los últimos años. En 2016, la empresa compró la compañía gallega Alfico, que distribuía New Balance en el mercado español desde 1980.

 

La empresa experimentó un boom en España a mediados de la última década al calor del auge de las zapatillas retro: sólo en 2015, la empresa disparó su facturación un 50%. Desde entonces, ha moderado su crecimiento en el país con alzas del 7,2% en 2016, del 9,6% en 2017 y del 3,6% en 2018, hasta alcanzar 82 millones de euros, con un resultado neto de 3,7 millones.

 

La filial, que emplea a 55 personas, mantiene su sede en Redondela (Pontevedra) y cuenta con una decena de tiendas en España y Portugal, aunque concentra el grueso de su negocio en el canal multimarca.

 

Otro de los fenómenos de las últimas décadas en el deporte, la canadiense Lululemon, no tiene filial en España ni cuenta con un distribuidor, sino que gestiona el negocio en España a través de la sociedad suiza Lululemon Athletica CH.

 

Columbia, por su parte, constituyó su filial en el mercado español en 2018. La sociedad Columbia Sportswear Spain cerró el ejercicio 2018 con una facturación de 17,7 millones de euros, frente a los 8,6 millones de euros del año anterior. El resultado neto se situó en 280.685 euros y las previsiones para este año pasan por cerrarlo también en números negros pese al impacto del coronavirus.

 

 

 

 

También en outdoor operan varias de las marcas de VF Corporation en España, como The North Face o Timberland, aunque cada una cuenta con su propio equipo y no todas consolidan resultados.

 

A lo largo de los últimos años, la empresa ha llevado a cabo un proceso de concentración de su red en España, prescindiendo de distribuidores y apostando por sus propios canales. A esta reestructuración se ha sumado, este mismo año, la reorganización del equipo de algunas de sus marcas, con salidas como la de Joaquim Tomàs, director general de The Nort Face en España.

 

La marca preveía alcanzar una facturación de 50 millones de euros este año en el país, siendo la segunda más importante para el grupo en el mercado español, por detrás de Vans. Por su parte, la filial VF Jeanswear España, que engloba gran parte de las firmas del grupo y está basada en Barcelona, cerró el ejercicio 2019 con una cifra de negocio de 204,9 millones de euros y un resultado neto de 2,5 millones de euros.

 

 

Una de las filiales con más trayectoria en España es la de la finlandesa Amer Sports, que opera con marcas como Salomon, Wilson o Suunto y que es a su vez propietaria de la china Anta. La empresa constituyó su filial en España en 1989, con sede en Barcelona, donde continúa operando.

 

También trabaja directamente en España Hummel. La compañía aterrizó en el país en 2013 de la mano de José Coe García. En 2019, la marca tomó el control de su negocio en el mercado español, aunque García permaneció como accionista de la filial y lidera ahora la empresa en todo el sur de Europa y Latinoamérica.

 

La filial ibérica de Hummel emplea a noventa personas y cerró 2018 con una facturación de 17 millones de euros, un 40% más que el año anterior. La empresa cuenta con 24 puntos de venta en el país pero se ha posicionado como una de la marcas más reconocidas del territorio gracias a sus patrocinios en fútbol y baloncesto.

 

La estadounidense Brooks, especializada en running y controlada por Warren Buffet, tomó el control de su negocio en España en 2016, cuando rompió con su socio histórico Sigma Sports y constituyó filial en el país.

 

Aunque la mayoría son casos de éxito, en la historia del deporte en España también ha habido fracasos. Es el caso del gigante chino Li Ning, que entró en España en 2009 con una filial. Pero el negocio no alcanzó los resultados esperados y en 2012 se acogió al preconcurso de acreedores.  

 

Otras marcas internacionales continúan operando en España de la mano de socios, como es el caso de Fila (Ingesba), Champion y O’Neill (PeperLine), Umbro (Proged), Speedo y Ellesse (Dicaltex), Diadora (Comercial Udra) o Hurley, que opera de la mano de David Meire y Javier Carrera en toda Europa.