Cosmética

Sebastián Marchante: “Debería haber un pacto de Estado para revitalizar la producción”

El director de manufacturing de Beiersdorf en Europa sostiene que España necesita “atraer inversión industrial y condiciones que favorezcan la producción en el país”, apuntando que el territorio nacional, actualmente, “tiene un gran déficit en la contribución al PIB”.

Sebastián Marchante: “Debería haber un pacto de Estado para revitalizar la producción”
Sebastián Marchante: “Debería haber un pacto de Estado para revitalizar la producción”
“El sector de la cosmética en España es una industria muy saludable”, sostiene el directivo.

Ainoa Erdozain

19 jul 2022 - 05:00

La icónica lata azul de Nivea tiene, en parte, sello español. El gigante alemán Beiersdorf, uno de los principales grupos cosméticos por facturación a escala mundial, acaba de ampliar sus dos fábricas en España, ubicadas en Tres Cantos (Madrid) y Argentona (Barcelona). “El sector de la cosmética en España es una industria muy saludable”, señala Sebastián Marchante, director de manufacturing de Beiersdorf en Europa, aclarando que el made in “tiene mucho que ver con los estándares de producción”, pero que la clave está en “actuar con una política de calidad a escala corporativa”. Con la inflación, Marchante destaca que lo que más afecta a la producción de cosmética es el precio de los materiales, el coste de la energía y las disrupciones logísticas relacionadas con el transporte para poder cumplir los plazos de entrega.

 

 

Pregunta: ¿Es un buen momento para invertir en producción en España?

 

Respuesta: La producción tiene un gran déficit en la contribución al Producto Interior Bruto (PIB) en España. A escala nacional, el peso de la industria productiva en el PIB es muy bajo y, para cambiar eso, tendría que haber un pacto de Estado para revitalizar la industria e incrementar el porcentaje en más de cinco puntos, hasta el 20% aproximadamente. Esto permitiría tener empleos más estables y mejor remunerados. España también necesita atraer inversión industrial y condiciones que favorezcan la producción en el país. Para Beiersdof, no es una opción no quedarse en España. No sólo no nos planteamos salir, sino que hemos redoblado nuestra apuesta industrial por el territorio español con las recientes ampliaciones de nuestras dos fábricas en Madrid y Barcelona.

 

 

P.: La producción de cosmética está menos globalizada que la de la moda. ¿Ha cambiado algo tras la pandemia?

 

R.: El sector de la cosmética en España es una industria muy saludable y se invierte mucho en investigación y desarrollo. Beiersdorf forma parte de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) y también, desde hace unos años, comenzamos a formar parte de su agrupación de interés Feeling Innovation. Desde el estallido del Covid-19 no hemos notado que haya habido un abandono de la cosmética. Durante la pandemia cambió el consumo, peor no se dejó de consumir.

 

 

P.: ¿Significa algo el made in en cosmética?

 

R.: Debería. A nosotros nos importa. El made in tiene mucho que ver con los estándares de producción y nosotros siempre fabricamos con los mejores estándares. La clave está en actuar con una política de calidad a escala corporativa y no en diferenciar la calidad de la fabricación dependiendo del lugar de producción. Aun así, hay elementos que, dependiendo del entorno o el ecosistema en el que se fabrica, ayuda, como los partners locales. Los estándares no se definen por el lugar en el que se produce, sino por la política de la empresa.

 

 

 

 

P.: ¿Cómo han afectado las disrupciones en la cadena de suministro?

 

R.: De manera muy profunda y severa. En los últimos años hemos sufrido muchas disrupciones y la primera fue el Covid-19. Luego hemos tenido crisis de materiales, de equipamiento, de desabastecimiento… Para poder distribuir la producción y que esta llegara a los consumidores se han tenido que tomar decisiones importantes, como llevar productos en avión a las fábricas y poder enviar luego el producto final. La crisis de suministro ha afectado a todos los sectores, pero nosotros tomamos todas las decisiones con el cliente en mente.

 

 

P.: ¿Cómo está la sostenibilidad transformando la producción en el sector?

 

R.: La sostenibilidad empezó a través de una demanda por parte del consumidor sobre la trazabilidad de los ingredientes, sobre la reducción de la huella medioambiental y sobre las materias que se consumen para producir. Esto está cambiando la manera en la que trabajamos. Incluso de cara a la ampliación de una fábrica, ahora se introducen fuentes de energía verde, certificaciones y compromisos de reducción de consumos. Para 2025 nuestro objetivo pasa por reducir el consumo de energía hasta un 30% y también el consumo de agua.

 

 

P.: ¿Falta transparencia en el sector de la cosmética?

 

R.: No. Es un sector que está muy bien regulado. Hay pocos sectores que tengan una regulación tan amplia como este. Estamos hablando de un gran consumo que depende de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Esto hace que esté muy bien regulado y favorece a la confianza.

 

 

P.: El consumidor es hoy más exigente que antes. ¿Cómo se está adaptando su producción?

 

R.: Siempre hemos producido con mucha transparencia y nunca hemos desarrollado productos que implicasen experimentación animal. A la gente hay que enseñarle cómo trabaja la empresa de manera abierta y hacer hincapié en la investigación que se lleva a cabo para fabricar los productos. Nosotros trabajamos con centros de investigación y profesionales médicos para desarrollar las fórmulas y también contamos con equipos de desarrollo de inteligencia artificial para hacer moléculas a través de nuevas técnicas. Hay que dar mucha más visibilidad a lo que se hace en cosmética.

 

 

 

 

P.: Los productos de Nivea están menos vinculados a los ritmos de las tendencias. ¿Por qué es importante entonces la producción en proximidad?

 

R.: Nuestra producción tiene una alta vocación exportadora y, si se mira desde un punto de vista logístico, hay que encontrar la mejor manera de hacerlo. Buscamos siempre una costelación de productores locales que nos permitan minimizar esos desplazamientos, pero también es importante integrar la producción y enviarla al extranjero con envíos centralizados.

 

 

P.: ¿Qué puede aprender la moda de la cosmética?

 

R.: La retroalimentación es bidireccional. La cosmética tiene mucha conexión con las personas y eso es un nexo en común con la moda. La diferencia está en que, en moda, te vistes de determinada manera y te sientes bien contigo mismo, pero en cosmética el cliente espera una transformación física vinculada a la salud y la higiene y esto lo hace especial. La cosmética tiene una vocación de responsabilidad social y medioambiental que no tiene la moda, y aquí, el sector podría aprender algo porque esto marca la diferencia.

 

 

P.: En un entorno tan volátil, ¿cómo ha afectado la inflación a la producción de cosmética?

 

R.: Fundamentalmente ha afectado en dos aspectos: el precio de los materiales y el coste de la energía. La combinación de ambos está elevando mucho el coste de la producción, lo que afecta de manera de directa a la industria. El tercer elemento que entra en juego es la crisis del transporte. El no poder asegurar que se pueden cumplir los plazos está influyendo mucho también, pero todo lo demás funciona. Aun así, seguimos desarrollando productos, investigando nuevos procesos e invirtiendo en infraestructura.